CIUDAD DE MÉXICO.- Después de los discursos del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y de Pete Hegseth, el Secretario de Defensa estadounidense, los europeos ya no pueden hacerse ilusiones sobre contar con el respaldo de Estados Unidos. El papel protector de Estados Unidos en territorio europeo ahora parece ser algo del pasado.
Así, el tiempo se ha acelerado y Europa deberá cuestionarse su autonomía. Los informes recientes de E. Letta y Mario Draghi brindaron un cálculo inicial de las rupturas que deberán experimentarse con el fin de retomar dicha autonomía.
Consideraciones
La primera, es la energía. Europa es muy dependente de los combustibles fósiles que importa.
Este es un mecanismo que Trump busca utilizar para incrementar su dependencia de Estados Unidos. Y deberá ser además un incentivo adicional para continuar desarrollando las energías renovables y volver a reconectar con la energía nuclear para tener la capacidad de producir los bienes y servicios que Europa necesita.
La segunda es la defensa. Este tema, urgente ante la forma de negociaciones para Ucrania, es arduamente debatido actualmente en toda Europa, con un incremento en los presupuestos asignados y un estatus especial de este asunto en la gestión presupuestal.
El tercer tema es un financiamiento más autónomo. La Unión de Mercados de Capital permitiría a Europa reservar ahorro adicional para utilizarse en el continente. Esto genera una necesidad de financiar las demandas de energía y defensa. Esto deberá convertirse también en una fuente de atractivo para los inversionistas y un reforzamiento de la credibilidad de la construcción.
El cuarto aspecto tiene que ver con la innovación y dependencia tecnológica en los Estados Unidos. Las necesidades son considerables y esenciales. Y las iniciativas relacionadas con la Inteligencia Artificial no deben quedar solo en las palabras.
Asimismo, Europa también debe reafirmar sus compromisos con el clima. Donald Trump desea acabar con las restricciones relacionadas con este tema, pero a largo plazo, no tiene la razón. Las empresas europeas que también ven esto como una reducción de las regulaciones en sus actividades deberán pensarlo dos veces.
Al abordar y reconsiderar sus batallas, Europa también deberá proveerse de los medios para convertirse de nuevo en un territorio atractivo para los investigadores de todas partes del mundo, con el fin de retener a los talentos que pudieran caer en las tentaciones de Estados Unidos y atraer a otros nuevos, ya que el capital humano es la principal palanca para la transformación que le espera a toda Europa.
Pero el Viejo Continente deberá, además, posicionarse a sí mismo como una voluntad, y un marco de referencia en el cual el destino de los europeos puede florecer. Esto es quizá el escenario más complejo en la actualidad, con el auge del populismo que desafía a la conformación prolongada y paciente del viejo continente. La democracia ha sido la fortaleza más arraigada de Europa y así debería permanecer.
Europa debe transformarse a sí misma velozmente y también, cambiar sus prioridades. Deberá además movilizar los recursos que la llevarán fuera de su zona de confort. Al enfrentarse con China y Estados Unidos, deberá calcular la magnitud de su dominio y la necesidad de no ceder a una dependencia que podría resultar fatal.
AM.MX/fm