Lilia Arellano
“Ahí donde el mando es codiciado y
disputado no puede haber buen gobierno
ni reinará la concordia”: Platón
Orfandad gubernamental
Plan “A”, Claudia; plan “B”, Adán Augusto
Reforma electoral, una semana en suspenso
Quintanarroenses no merecen estos gobiernos
Ciudad de México, 30 de noviembre de 2022.- Las parodias se multiplican y sellan al régimen actual. El grito de un exmilitar pidiendo auxilio al primer mandatario al termino de su mañanera fue, definitivamente, un muy mal montaje, pero no el único y mucho menos el peor proyectado, porque las transmisiones de los medios de comunicación radiales y televisivos de los de la 4T, definitivamente no fueron “como los de antes”. A los fotógrafos poco entregados a su tarea se les bulleaba señalando: “se le mueven los muertos”, a los de la tele estatal se les movieron y hasta borraron los manifestantes.Las tarjetas con frases: “se está volcando el amor por el presidente, el amor del pueblo bueno…” fueron mal leídas por los conductores, seguramente apenados por el contenido. Fuera de acarreados, costos de mil 870 millones de pesos, ilegalidades, todo bien.
El domingo se dejó claramente establecido: Andrés Manuel López Obrador no es ya el presidente de todos los mexicanos, ya renunció a ese mandato constitucional y prefiere ser el jefe de campaña del candidato de Morena a la Presidencia de la República. El miedo a perder condiciona sus acciones y es el motor de la marcha del ardor, del acarreo y del ego del domingo pasado. No le importó gastar recursos federales, estatales y municipales en el acarreo de más de un millón de personas provenientes de todo el país, presionadas, chantajeadas y compradas para asistir a la marcha en la CDMX. Se utilizaron todos los recursos para aliviar el maltrecho ego del tabasqueño, quien vio en una movilización ciudadana en defensa del INE, de la democracia y en contra de un régimen autoritario, una afrenta personal. Por ello, desde Palacio Nacional convocó a sus seguidores a marchar; desde ahí organizó la movilización, la presión, el chantaje y la compra de ciudadanos para movilizarlos y mostrar su “músculo político”, el cual cada vez se hace más pequeño conforme avanza la administración y no hay los resultados prometidos en 18 años de una larga campaña presidencial, en ningún rubro.
Todo indica que la elección presidencial de 2024, en donde también estará en juego la conformación del Congreso de la Unión, no será un paseo por el parque para el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, ni para su “corcholata” favorita, Claudia Sheinbaum, si es que el mesiánico mandatario tropical no cambia de caballo a media carrera y promueve a Adán Augusto López. Marcelo Ebrard en realidad nunca fue visto como posible candidato presidencial por el macuspano, y sí el se lo creyó gran desilusión tendrá, pero no llegará al grado de romper con la 4T y buscar una candidatura opositora. Quien si está trabajando para ser un abanderado opositor a la primera magistratura de la Nación es el senador Ricardo Monreal. No se sabe cuando se decidirá a ir finalmente contra el régimen de López Obrador, en donde es evidente ya no tiene cabida.
El domingo arrancó la campaña presidencial de Morena, violando toda la normatividad en la materia. A López Orador no le importó, de hecho, nunca le ha importado el respeto al Estado de Derecho en el país. Si la Constitución no se apega a sus deseos, simplemente la modifica, cuando puede, y si no le da la vuelta con leyes secundarias, no importa sean posteriormente frenadas por su inconstitucionalidad por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la cual también ha doblegado. Como herramienta fundamental de gobierno, el tabasqueño utiliza la mentira, abierta, descarada, con todo cinismo. La polarización es su estrategia fundamental de gobierno, aplicando el principio de “divide y vencerás”. Así ha doblegado a la oposición aprovechando la larga cola de sus dirigentes, para presionar, chantajear, obligarlos a ceder a sus caprichos monárquicos. Olvida: “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Viola los tiempos para iniciar el proselitismo en forma ilegítima. No le importa. Quiere garantizar ganar, a cualquier costo, no interesa cuál sea éste, utiliza el dinero de la Nación, que no es suyo, es de todos los mexicanos. En su oportunidad deberá dar cuenta de ello, aquí o en el extranjero, en sexenios próximos. Es una figura mesiánica, pero no por ello impune ante la ley, aunque hoy tenga el control de todo el aparato de administración y procuración de justicia de la Nación, permitiendo a sus cómplices, incluidos familiares y colaboradores, ser impunes por ahora.
En cuanto a quien dirigirá al país en los próximos dos años, tampoco tiene gran importancia: seguirá en la inercia del estancamiento económico; en la sumisión ante las organizaciones criminales; en la producción de pobres; en el retroceso en todos las mediciones del bienestar de la población; en la corrupción y el saqueo que representa la opacidad “por cuestiones de seguridad nacional”; en la asignación de contratos directos a modo para los amigos y los cómplices. Lo que tanto reclamaron, la profunda corrupción en el régimen de Enrique Peña Nieto, ahora lo practican abiertamente, con cinismo, sin preocuparse por pagar las consecuencias.
De ahí también se considere a la movilización obradorista del domingo pasado como clara muestra de la forma cómo operará López Obrador a partir de esta fecha, desde Palacio Nacional, desde el cual los secretarios de despacho y el resto de los funcionarios federales, junto con los gobernadores de Morena y los alcaldes surgidos de ese instituto político estarán obligados a seguir las órdenes del macuspanense para realizar la movilización electoral, primero en los estados de México y Coahuila, y luego a nivel federal.
LAS CUENTAS DEL MIEDO
El miedo cunde en Palacio Nacional, el miedo a perder el poder, a perder no sólo la Presidencia de la República, sino el Congreso de la Unión; el miedo a rendir cuentas sobre una administración fallida, la cual condenó a la muerte a más de 700 mil mexicanos durante el pésimo manejo de la pandemia; misma acumulando más de 140 mil muertos a la fecha en la fallida estrategia de seguridad de “abrazos no balazos” a los delincuentes apapachados por la administración lopezobradorista. Un gobierno sin cumplir sus promesas de campaña, porque no sólo no se ha regresado a los uniformados a los cuarteles, sino se ha garantizado su presencia en las calles hasta 2028, gracias a la traición del dirigente nacional del PRI, Alejando “Alito” Moreno en la Cámara de Diputados para poder salvar su pellejo ante la aguda persecución por la riqueza acumulada desde el gobierno campechano.
Derrotar a la 4T, a AMLO y a Morena, ya se demostró en la pasada elección federal, es posible. Los partidos opositores recibieron más votos que la alianza oficialista, cuyo caudal de sufragios se sigue reduciendo conforme se va acabando esta administración y los “logros prometidos” no aparecen por ningún lado, al mismo tiempo se incrementan los casos de corrupción y se cierran las investigaciones para hacer prevalecer la impunidad a los lopezobradoristas.
La confianza de AMLO en la continuidad de la 4T se está deteriorando. Sabe no le bastará con el núcleo duro de sus simpatizantes para ganar las urnas en las próximas elecciones federales. La clase media sobreviviente en el país ya la perdió definitivamente, y la población pobre y en pobreza extrema no es de confiar totalmente, ni siquiera aquellos estratos beneficiados con los programas sociales de corte electorero. De perder, perderán todo, dinero y poder, privilegios de ser gobernantes, oportunidades de negocio, impunidad para los cómplices y amigos. La marcha del domingo, costosísima, quedó a deber.
El gobierno de López Obrador está ya en su fase final, aunque todavía le falten dos años. El propio mandatario así lo determinó al adelantar los tiempos de las campañas presidenciales para poder controlarlas. Los resultados son decepcionantes: no hay crecimiento económico ni generación de riqueza para la población, sólo para los allegados a AMLO, incluido el propio mandatario, familiares, amigos empresarios, cómplices y colaboradores, como se exhibe en el libro “El Rey del Cash”; predomina y se amplía la pobreza y la pobreza extrema; la paz social no se alcanzó, siguen las masacres de ciudadanos mexicanos, tal vez con más crueldad y frecuencia que antes; los índices de bienestar de la población, particularmente la salud, registran retrocesos históricos, no hay dinero para medicinas, pero sí para marchas del ego del tabasqueño o para estadios de beisbol administrados por sus parientes; la creación de infraestructura se detuvo, para apoyar los pozos sin fondo en que se han convertido tanto la refinería de Dos Bocas, como el Tren Maya. El AIFA hace mucho se convirtió en un elefante blanco, sin llegar a central avioneta, mucho menos a un aeropuerto de talla internacional.
Tampoco son del todo confiables los planes A y B presidenciales, mismos por ahora en receso durante una semana. El A de la reforma electoral, puede considerarse cómo iniciativa presentada con el fracaso y el plan B, de pronunciarse la SCJ por su validación, daría la certeza de tener que jugar al todo por el todo, pésele a quien le pese y… caiga quien caiga.
DE LOS PASILLOS
Pese al discurso, los arreglos en la era obradorista son más fáciles con los de arriba. Así pasa con la cancelación de obra del Grupo México en el ramo 5 del Tren Maya. Según el Ejecutivo federal no será demandado el gobierno, aceptaron los del Grupo un acuerdo. Lo difícil de acordar se da con los de abajo porque según el presidente son abogados transas quienes convencen a los ejidatarios de exigir más dinero por la expropiación de los terrenos por donde pasará el Tren Maya. Ya encarrerado calificando a los juristas, se siguió con otros grupos a los cuales les atribuyo ser pseudoambientalistas patrocinados por Claudio X Gonález. Lástima no hubiese puesto suficiente atención a lo ocurrido en Holbox, en donde se produjo la noche del lunes el incendio de dos hoteles. El Casa Tortugas y Mawimbi sufrieron graves daños, el primero quedó prácticamente destruido. Si al tabasqueño le importaran los asuntos graves en donde se afecta a ciudadanos, ya se hubiese arrepentido de proponer a Carlos Manuel Joaquín González como embajador, de haberle perdonado desvíos y malas cuentas, de llegar al acuerdo para entregarle la entidad, porque además de la serie de corruptelas denunciadas, nunca se ocupó, en una zona de desastres naturales, por contar con el personal adecuado frente a la dirección de Protección Civil. Quien la encabezó durante casi todo su gobierno fue su exchofer. Por lo tanto no es de extrañarse no tenga Holbox ni muchos otros puntos turísticos importantes instalaciones de bomberos con los equipos requeridos. La gobernadora, también por el macuspanense impuesta, andaba feliz, feliz, feliz, apoyando la marcha, aprovechando para turistear y andar de compras en la capital de la República luciendo vestimenta bordada por mujeres de Carrillo, de un poblado que ni siquiera pudo pronunciar, en lugar de dedicar tiempo para revisar todos los faltantes urgentes en el estado, para estudiar a fondo el currículum de quien debe estar al frente de la dirección de Protección Civil del estado y supervisar los nombramientos en los once municipios, así como determinar cómo deben subsanarse todas sus necesidades prioritarias, inclusive determinar el destino de inversiones federales en inmuebles. Quintana Roo, no es solamente el Tren Maya, ni el aeropuerto en Carrillo Puerto, no de Tulum, ni el puente Nichupté, ni el reencarpetado de la Colosio, es mucho, mucho más. La responsabilidad requiere de un gran trabajo.