viernes, enero 17, 2025

ENTRESEMANA/ ¡Vaya casualidad!

“Cómo yo te amé
Por poco o mucho tiempo que me quede por vivir
Es verbo que jamás podré volver a repetir…” Armando Manzanero

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

¿Frente al ascenso de Donald Trump al poder en Estados Unidos, a qué le teme Andrés Manuel López Obrador si presume amistad con el magnate que lo dobló?

¿Es traición a la patria investigar al hijo pródigo de Macuspana por presuntos vínculos con el crimen organizado? Pero, pero…

¿Quién lo ha visto? ¿Vive en La Chingada o puso tierra de por medio por aquello de las moscas?

Vale preguntar porque…

Casualmente, ayer jueves 16 de enero, uno de esos destacados mercenarios al servicio de la mañanera recuperó el tema en el más destacado ánimo oficioso de defender a Su Alteza Serenísima.

Y lo hizo con tal enjundia que hasta la Princesa Caramelo llamó traidores a la patria a quienes han acusado a López Obrador de tener vínculos con el crimen organizado.

Pero, vaya, en la más elemental reacción personal ¿por qué no ha demandado legalmente a quienes, como la colega Anabel Hernández, lo han acusado expresamente de haber recibido dinero del narco para sus campañas de 2006, 2012 y 2028?

Quizá porque, como en todo proceso jurisdiccional, tendría que comparecer ante el juez de la causa y demostrar que son falsas las acusaciones.

¡Ay, Santo Niño Fidencio de la charca del Zócalo!

Ahí tiene usted que, en el ánimo de poner a salvo a Su Alteza Serenísima, en la oficina del poeta Chucho Ramírez, coordinador de asesores de la Presidencia de la República, incurrieron en lo que cita el refrán: “el que con leche se quema, hasta al jocoque le sopla”.

Y es que, cierto es que en el ambiente político y mediático ronronea esa nunca plena y satisfactoriamente desmentida versión de que, Andrés Manuel encontró en la doctora Sheinbaum a la fiel colaboradora comprometida con su causa personal; olvídese de esa entelequia llamada 4T y su dizque segundo piso, lo importante es que, como dueña del poder, lo mantenga a salvo.

Y ello entraña evitar que lo enjuicien o, como se ha referido, se le aplique la muy estadunidense Just Cause y, tal como ocurrió con el dictador panameño Manuel Antonio Noriega Moreno “Cara de piña”, se le detenga donde se encuentre y sea llevado ante la justicia de Estados Unidos para responder por cargos vinculados con el crimen organizado.

Hay evidencias de que, por lo menos, Andrés Manuel tuvo cercanía con la familia de Joaquín El Chapo Guzmán.

La construcción de una carretera que facilitaba el acceso a La Tuna, comunidad serrana próxima a Badiraguato, donde habitaba la madre de El Chapo, a quien López Obrador saludó con deferencia y sostuvo breve intercambio de palabras, que evidenció cercanía entre ambos.

El encuentro ocurrió el domingo 29 de marzo de 2020, luego de que el 17 de octubre de 2019 López Obrador ordenara la liberación de Ovidio “El ratón” Guzmán López, hijo de El Chapo tres horas después de haber sido capturado mediante un operativo realizado por fuerzas militares en el fraccionamiento “Tres Ríos”, en Culiacán, Sinaloa.

¡Vaya justiciero!

Y es que, sólo quienes asumen amnesia selectiva olvidarían que López Obrador admitió en diciembre de 2021 y luego en mayo de 2022 que él ordenó liberar a Ovidio, porque su captura en un operativo que aceptó haberse ejecutado mal, provocó “una reacción muy fuerte de la delincuencia organizada” que ponía en riesgo la vida de unas 200 personas.

“No quisimos que perdieran la vida más personas (…) Si hicimos bien o hicimos mal, ya la historia lo dirá. Yo fui el que tomó la decisión de parar el operativo”, dijo el entonces licenciado presidente aquel 27 de mayo de 2022 en la mañanera ofrecida en Culiacán, Sinaloa.

Además, en el encuentro con la señora María Consuelo Loera López, madre de El Chapo, aquel último domingo de marzo de 2020, fue evidente la confianza con la que José Luis González Meza, abogado del narcotraficante trató a López Obrador, con quien se le vio acompañándolo el sábado 22 de abril de 2023, en Mérida, Yucatán, un día antes de que sufriera lo que llamó “váguido”.

¿Relaciones peligrosas?

¿Y qué del gobernador Rubén Rocha Moya –amigazo de Andrés Manuel– quien aceptó haber negociado con el narco para llegar a la gubernatura?

¿Qué le deben a Rocha Moya que le han perdonado todo?

Será que López Obrador y su equipo enquistado en el de la Princesa Caramelo se curan en salud.

Será que el licenciado expresidente teme que, en la rediviva administración Trump, le aplique la lección que, la noche del 19 de diciembre de 1989 inició en el barrio de El Chorrillo, en el centro de Panamá, para deponer y aprehender al entonces dictador Manuel Antonio Noriega Moreno, conocido como “Cara de Piña”, quien finalmente se entregó a militares Gringos el 3 de enero de 1990.

¿Será?

Bueno, bueno. Ayer, le decía, un destacado integrante de la barra mercenaria de las mañaneras se despachó un largo rollo en el que lo más coherente que dijo fue que por ahí ya andaban acusando nuevamente a López Obrador.

Pero ¿qué opina usted de todo esto que se está diciendo contra el expresidente López Obrador, contra esta…? Quizá hasta como si lo pidieran al nuevo gobierno, algunos incluso dicen: “Sería la tabla de salvación para la oposición”, porque la oposición absolutamente no tiene ningún tipo —eso sí lo digo yo— de inteligencia. ¿Qué opina usted al respecto? —pidió el susodicho a la doctora presidenta con a.

¿Cómo se le dice a aquel o a aquella que pide la intervención de otro país? —preguntó la Princesa Caramelo.

–Traidor a la patria—atendió el muchachón dizque periodista.

Y la doctora Sheinbaum alzó la voz, confundió gimnasia con magnesia y, ofendida, exclamó:

“¡Imagínense el nivel! Están como Miramón en el siglo XIX, yendo a buscar un emperador que venga a gobernar a México. Como no tienen ellos: ni la fuerza, ni la inteligencia, ni los argumentos, ni las pruebas, recurren a pedir que otros intervengan en México. Entonces, eso habla también de su desesperación y de su alejamiento del pueblo y de su alejamiento ya de cualquier sector”.

¡Sopas! Benito Juárez no fue acusado de vínculos con el narco. Andrés Manuel sí, pero la doctora retomó el discurso de su jefe y guía. Acusó:

“Están desesperados. Vean los escritos ahí en las redes del junior, o sea, sin argumentos, llenos de odio, de enojo”.

Vaya, se echó un rollazo con esencia de defensa oficiosa y entró en la contradicción:

“Entonces –sostuvo–, les da todavía más enojo que el próximo secretario de Estado, del Departamento de Estado de Estados Unidos, diga: “Vamos a buscar la cooperación y la colaboración con el Gobierno de México”. Entonces dice: “Pero ¡¿cómo?!”

¿Quién se enoja, quién? ¿A qué le teme Andrés Manuel? ¿Por eso tiene “mínima” seguridad de militares y, a diez minutos de su casa, un cuartel?

¡Ahí viene Trump, alias “El doblador”! ¡Recórcholis, Drakko! Digo.

sanchezlimon@gmail.com   www.entresemana.mx   @sanchezlimon1

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