MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Quise decir: ¡felicidades, licenciado presidente! En hora buena tiene usted a quién echar la culpa de sus yerros.
¡Total!, qué tanto es tantito.
Sí, hace cinco años le partió usted la madre al oficialismo priista.
Sí, ése a cuya militancia usted dimitió en 1989 y ayer cuatro fantásticos y fantásticas, junto con otros 300 prohombres y mujeres, renunciaron sumándose al emblemático primer actor Omar Fayad y una tribu de pobres y menesterosos legisladores y alcaldes hidalguenses que, ¡C’est la vie!, no quieren saber nada pero nada del tricolor, aunque durante décadas se sirvieron de éste.
Unos se aglutinan en lo que llaman plataforma “Congruencia con México” y, otros, en el “Grupo Plural Independiente”.
Se van porque no están de acuerdo con el grupo que encabeza Alito Moreno Cárdenas en la dirigencia nacional del PRI. Acusan que es dictatorial.
Sí, son los que se encumbraron en y con el partidazo que los hizo gobernadores, senadores y senadoras, diputados y diputadas locales y federales y alcaldes y alcaldesas y, ¿a poco no?, miembros de la sofisticada e intelectual familia revolucionaria, la misma a la que pertenece una desvergonzada pléyade dizque lópezobradorista que fue el domingo al Zócalo para corear, sin rubor alguno:
¡Es un honor, estar con Obrador!
Igualitos como antes brazo con brazo, hombro con hombro desfilaban en esa misma peana monumental, frente a catedral, sonrientes y jubilosos con Luis Echeverría y luego don Pepe López Portillo después con el licenciado Miguel de la Madrid y ni que decir de esos días en que se henchían de gusto por saberse salinistas.
Incluso con Ernesto Zedillo…
Aunque, en el fondo, al doctor no lo aceptaban en su círculo porque no era priista y se los demostró cuando invocó a la sana distancia y los abandonó a su suerte.
¡Ah!, pero bien forrados.
Nadie explicó el rumbo real de más de mil millones de pesos que Pemex desvió vía el sindicato petrolero a la campaña de Pancho Labastida, quien se negó a aceptar la derrota frente al impávido Vicente Fox Quesada que nunca entendió cómo se negoció su asunción al máximo cargo de elección popular de México.
¡Ay!, pinche Pemexgate. Multa de mil millones de pesos impuso el IFE al Partido Revolucionario Institucional por aquel desliz de delito electoral.
Y el licenciado Labastida, cuyo desamor hacia Alito Moreno es profundo e irreconciliable, declaró que a él no le ganó Vicente Fox sino Ernesto Zedillo.
Ése es el juego que se disputa en las grandes ligas y quienes renuncian a la militancia, encumbrados y dueños de su presente, son ejemplo de debilidad para defender intereses y posturas dentro del partido.
Pero…
No es aventura ni un paso al vacío. No.
Son inconformes con el reparto del poder, han perdido preeminencia en el círculo dirigente y se resisten a esa realidad y acusan que no les hacen caso, que hay un férreo control o, como citó el licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, no saben dirigir, Alito no sabe dirigir.
¿Por eso se van del PRI 300 preclaras y preclaros políticos? ¿Porque no les dan oportunidad en el primer círculo?
Manuel Añorve Baños, coordinador de los nueve senadores priistas que quedan en la bancada, asume esa realidad y dice a los dimitentes:
“Hay mucho PRI. Mucho PRI en la Ciudad de México y en los estados. Somos los únicos que estamos en todo el país, en todos los municipios. Hay que comprender lo complejo de la situación actual y particularmente en las entidades federativas.
“El PRI vive un momento que requiere de mucho cuidado, serenidad, de motivar la lealtad, de buscar nueva esperanza para el priísmo. Esta alianza que se construye, no sin contratiempos, pero sí con determinación y patriotismo, estamos seguros que es la alternativa.
“Cuando el PRI y su militancia da, el que aspira lo acepta con gusto, pero cuando el PRI y su militancia exige, el que aspira se va a disgusto. Hoy son tiempos distintos, de batallas cuerpo a cuerpo, de defender ideologías, de construir acuerdos, de hacer patria.
“Los que no lo entienden así buscan otro camino, una salida fácil: renunciar a su militancia, intentando hallar en otros espacios lo que hoy aquí no encuentran: puestos, posiciones, candidaturas, sin trabajo con los priistas. Si lo que buscan son posiciones o candidaturas fáciles, hicieron lo correcto, aquí eso no hay, que las busquen en otro lado”.
¡Híjolas!, diría mi amiga cecehachera Ana María Sánchez Lujano, en esa expresión elemental ante lo real e indefendible.
Por cierto, ¿por qué Miguel Ángel Osorio Chong y et al que despachan como legisladores incluso en el Congreso de Hidalgo, no renuncian al cargo en plena “Congruencia por México” y dan paso a sus suplentes?
¡Nooo! Se sacrificarán por la patria, que nadie ose tocarles la dieta; con el “chivo” no se metan, dense cuenta de que viven al día como los pobres que votan por don Andrés Manuel sin preguntar.
Y sí, en su turno, el licenciado presidente demostró que es bien pero bien listo. Dice que hace como un mes o más, se enteró vía sus gargantas profundas, que la candidata de la oposición será Xóchitl Gálvez. ¡Aja!
Casualmente, hasta que Xóchitl hizo pública su decisión de registrarse para contender por el cargo de “Responsable de la Construcción del Frente Amplio por México” que implica ser abanderada de Vamos por México a la Presidencia de la República, dijo que es la elegida por Claudio X González a la nominación presidencial.
Y azuzó a difamarla en esa mecánica que le comenté en este espacio –permítame un dejo de vanidad—por cuanto a cuál era la urgencia oficialista por saber quién sería el candidato, o candidata de la oposición.
Para despedazarla, como es el caso, desbarrancarla de la contienda. Peeero, el licenciado presidente no ayuda a sus corcholatas y se ha convertido en el promotor de Xóchitl.
¡Andrés, Andrés, eres grande!
¡Felicidades! ¡Felicidades!, ¡ra,ra,ra!
Ahora le comento que, a mis malquerientes, aquellos que me insultan y califican chayotero, fifi, vendido, corrupto, conservador, neoliberal, golpista, machuchón y etcétera, etcétera, suelo decir: soy incalumniable porque todo lo que digan de mí es cierto.
¿Será que por eso el licenciado López Obrador y los y las insignes dimitentes a la militancia priista son incalumniables?
¡Ah!, ¿leyó usted “Traición en Palacio El negocio de la justicia en la 4T”, obra de Hernán Gómez Bruera? Con todo respeto –el Duce dixit– tiene tufo de un trabajo sobre pedido para lavar la cara al licenciado presidente dejándolo en el papel de engañado por sus cuates y colaboradores, entre ellos Julio Scherer.
Soberbio, crecidito, don Hernán escurrió respuestas a Ciro Gómez Leyva quien ponderó la calidad del libro y preguntó, en su espacio en Radio Fórmula, justamente aquello que genera suspicacia. ¡Pobre licenciado presidente!, como el marido engañado se enteró al último que cargaba fenomenal cornamenta. ¡Sopas!
Le digo, es incalumniable. Es honesto y no se había enterado de las transas que sus también honestos colaboradores cometían, cometieron y cometen como Nacho Ovalle.
Por eso, por eso señoras y señores, senadores y senadoras, diputadas y diputados, quien esté libre de culpa que aviente la primera renuncia. ¡Recáspita, Drakko! Digo.
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