MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN.
Como de cuento surrealista. Érase que se era en domingo de elección de tres mil consejeros de Morena.
–¡Señor!, ¡señor! ¡Se agarraron a madrazos por el poder!– habría alertado el Heraldo de Bucareli, elegido consejero en el Distrito 4 de Tabasco, donde dice se agotaron las 60 mil boletas enviadas a los seis distritos. ¡Sopas!
–No te preocupes. Hay, desde luego, inconformidad. Hay que mejorar cada vez más estos procesos para que no haya violaciones, acarreos, inducción de voto. Y hubo todavía ese tipo de prácticas, pero en muy pocas casillas; no se generalizó, no es como los opositores, los conservadores hubiesen querido—respondió Su Alteza Serenísima en ese discurso que llevó preparado a la mañanera de lunes.
Por si las moscas…
Y el Heraldo de Bucareli, dizque responsable de la política interior del país, habría guardado silencio, aunque presumió, ufano, la participación de 2.5 millones de mexicanos en esta jornada de más de media hora de madrazos en Durango, Michoacán, Nuevo León y etcétera, etcétera. Algo que el gerente Mario Delgado minimizó. Total…
¿A poco no?
Ni para qué replicar ni mostrar las imágenes contundentes del acarreo, inducción al voto, violaciones y madrazos entre morenos, que se denunciaban entre ellos para saber quién es quién entre los ladrones electorales en este proceso interno celebrado el último domingo de Julio para elegir consejeros. El poder es el poder. ¡Recórcholis! ¡Demonios, Batman!
John Ackerman con celular en mano difundía en vivo y en directo lo que ocurría en este proceso que tuvo un responsable en la organización y cuyas iniciales son Mario Delgado Carrillo, gerente del Corporativo Morena, el otro dueño de los otros datos de la democracia vertical morenista. Aquí no pasa nada.
¿Para qué denunciar?
Bueno, bueno, son los demócratas que cazan mapaches entre hermanos, la familia Morena que da pauta para el simplismo: ni en los mejores tiempos del partidazo, del PRI, cuando olvidan que estos morenos vienen de las tribus perredistas y son los cangrejos de la cubeta, dizque izquierdistas que van por el poder por el poder de aquí nomás mis chicharrones truenan.
De todo como en botica para elegir consejeros de Morena en los 300 distritos electorales del país, 10 por distrito. Y como para qué.
¡Ah!, y hasta la bachiller Ana Elizabeth García Vilchis junto con su marido, en la capital poblana hizo trampa y se coló por la salida para no hacer fila en la votación. Ver para creer. ¿La mentirosa de la semana? ¡Harakiri!
Peccata Minuta. Porque, aduce el licenciado presidente en la mañanera, no es como antes.
Y, en ese ánimo de ocultar las travesuras de sus acólitos, de quienes llama solovinos, simpatizantes acarreados que púbicamente declaraban que pos nomás los habían llevado a votar.
–¿A votar por quién?—le preguntan a una sorprendida señora.
–Pues no sé; nomás me dijeron que viniera y que luego me dirían por quién votar—responde la mujer cuya identidad la esconde el cubreboca.
¿Jornada surrealista del Movimiento surrealista de la 4T?
Esto no es nada, no fue nada. Y el licenciado presidente advierte otro desmadre a escenificarse por los de enfrente.
¡Échese este trompo a la uña!, diría la admirada María Luisa La China Mendoza. Porque, desde la óptica surrealista de Andrés Manuel I, Su Alteza Serenísima, lo ocurrido el último domingo de julio fue juego de escolapios.
–No, pero ahora prepárense, prepárense, porque vamos a ver ahora las elecciones en el bloque conservador, ahí vienen. Eso va a ser importantísimo, observarlas. Claro que, si se las encargan al INE, pues ahí no hay problema, ¿no? Ahí son magos, especialistas de altos vuelos en fraude electoral–, puntualizó Andrés Manuel I.
Y es que, sin querer queriendo, una de las preferidas de Chucho Ramírez, Shaila Rosagel, corresponsal de Grupo Healy: El Imparcial, de Sonora; La Crónica, de Mexicali; y Frontera, de Tijuana, se dirige al licenciado presidente que irradia felicidad y le lanza una de “pechita” para que pegue jonrón.
–Preguntarle, presidente, en primer lugar, cuál (es) su opinión de la jornada de elecciones del fin de semana en el partido Morena. Si tiene usted algún reporte sobre lo registrado en esta jornada. Esa sería mi primera pregunta.
—Pues me pasaron un reporte en el mañana –responde el licenciado López Obrador– y considero que fue una buena jornada democrática, porque participaron alrededor de dos millones 500 mil ciudadanos, fue masiva la participación para una elección interna; además, para elegir delegados al Congreso. Dos millones 500 mil, es muchísimo. Porque también muchos que no eran militantes de Morena, me informan, se inscribieron, al mismo tiempo se estaban afiliando a Morena, por eso fueron muchos los que participaron.
En serio, en serio, no se ría.
Si Pitágoras no miente, el cálculo que hicieron quienes saben de esto refiere que, para haber votado e inscribirse en los 553 centros de votación instalados en los 300 distritos electorales del país, debieron haberlo hecho al ritmo de una persona por cada 8 segundos. ¡Órale!
Pero, Su Alteza Serenísima, Santo Patrono de los otros datos presume, blofea:
“Y conducir esta jornada fue muy meritorio de los dirigentes, Mario Delgado, Citlalli, la secretaria, y todos, muchos dirigentes que ayudaron para la celebración de las elecciones”.
¡Ah!, pero canijos conservadores. A ellos, el licenciado presidente les reprocha: “(…) Porque estuve viendo que repetían y repetían y repetían ¿no?, de fraude y de irregularidades, pero no, nada que ver con lo que ellos han hecho, nada, nada que ver”.
Y se va al pasado para conciliar su presente. “No voy a hacer historia, a lo mejor sólo para los jóvenes, ¿no?, pero cuando (Felipe) Calderón es candidato por su partido contiende contra Creel y, aunque no era abierta la elección, hubo acarreos y fraude, y ya, como consta, en el 2006, bueno, nada más se robaron la Presidencia”, refirió.
En este surrealismo aplicado por Andrés Manuel I, en el ánimo de trascender lo real a partir de lo imaginario y lo irracional, con madrizas y desencuentros, sin atavismos tricolores porque son guindas como los moretones que muchos acusaron en su humanidad al retorno de la cruzada en las urnas, el licenciado presidente reparte felicitaciones.
“Entonces, felicidades a todos los que participaron ayer. Ojalá y así se haga en todos los partidos, que en el bloque conservador convoquen a elecciones abiertas para decidir, que no sean nada más los de arriba los que hacen los acuerdos, los enjuagues y deciden en los restaurantes de lujo de la Ciudad de México”, blofea desde el púlpito de la mañanera en el Salón de la Tesorería en Palacio Nacional, su Palacio.
Y cuántas de esos dizque dos millones 500 mil ciudadanos, que Andrés Manuel I califica “es mucho”, fueron consecuencia de las urnas embarazadas.
Y duda del acarreo y pontifica Su Alteza Serenísima, sabelotodo finalmente, y pareciera que pinta presente y futuro de Morena.
“Si no hay ideales, si no hay principios, no dura ningún partido, porque todo es pragmatismo, todo es la lucha del poder por el poder, sin ideales, sin principios, es el quítate tú porque quiero yo, es triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole, es comprar votos, amenazar, condicionar apoyos, falsificar actas, rellenar urnas, porque no hay ideales, no hay principios”.
Cualquier coincidencia con lo ocurrido el domingo último, ¿a poco no?, es la puritita realidad.
Sí, Su Alteza Serenísima andaba rete inspirado, le digo, como muy surrealista cuando ocupó el púlpito de inicio de semana, tanto que de plano ya no supo cómo cerrar su disertación siempre culta, siempre llena de ese interés que invita a la reflexión con ojos cerrados y sin roncar.
Por eso, a la audiencia le explicó:
“Y luego, tengo una forma de medir, que no me gustaría porque es muy esquemática y maniquea, así como de blanco y negro, y en el análisis político hay que matizar siempre, pero como estamos en un tiempo de transformación y los conservadores se han cerrado por completo, se han obnubilado, no entienden razones, todo es malo y andan nada más a la búsqueda de nuestros errores para magnificarlos, resulta que ya cuando quiero saber algo tengo ahí una lista de quienes se manifiestan en las redes, entonces veo a Claudio qué dice y luego veo a Sarmiento, a otro señor… ah, ese, Mauleón, De Mauleón, ése”, acotó despectivo.
¿Y qué cree?
Volvió a victimizarse y aludir, con el caso boliviano, al golpe de estado que fraguarían los canijos conservadores.
¿Seremos igualitos que los bolivianos? ¿Seremos “fachos” (fascistas como llama a sus opositores dizque conservadores)? ¡Caray!
¿Y el desmadre dominical de Morena? No pasa nada pero pasará todo. Y el licenciado presidente, cuereadito en la polaca mexicana sabe que lo del domingo es una llamada de atención, grave, severa.
Dice que no se puede transformar si no es con el apoyo del pueblo y “para eso hay que ser consecuentes y hay que ayudar a la gente que más lo necesita, y no mentir, no robar, no traicionar, y así vamos a seguir”. ¿Mintiendo, robando, traicionando, aunque sean gerundios?
—Hasta batazos hubo, se golpearon con bates—le refirió una reportera acerca de lo ocurrido el domingo. El licenciado López Obrador escurrió la respuesta y aquí no pasó nada. ¿Nada? Digo.
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