viernes, abril 19, 2024

ENCANTOS Y DESENCANTOS: La historia que porta mi melena

Mónice Herranz*

Alguna vez escuché una leyenda que contaba que las mujeres que usan el cabello largo son mujeres que saben llevar bien su historia, es decir, mujeres que portan con dignidad en sus largas cabelleras, recuerdos, caricias, gustos, disgustos, peleas, encantos y desencantos, en fin, todo tipo de vivencias y ahí están con ellas, en su larga melena.

El cabello largo, a través de la historia ha tenido muchos significados, ha sido considerado como símbolo de jerarquía, de juventud, de fertilidad, de estatus social, etc; sin embargo esta no es una nota sobre la historia o significados del pelo largo, sino, y es lo que me llamó en realidad la atención de la leyenda, de cómo llevamos nuestra historia.

Vamos acumulando vivencias y experiencias no sólo en el cabello, también en la piel, en las manos, en la nariz, en la boca, etc, pero sobretodo, en la mente.

Pensemos por un momento en la mente como si ésta fuera una melena. La melena crece con el tiempo, así como la mente crece con la experiencia. Cuando somos pequeños nos llevan a la peluquería a que nos corten el pelo y le den forma y ya más grandes tomamos las riendas de ese proceso y somos nosotros quienes por propio pie vamos a la peluquería y llega un momento en el que no sólo vamos a que nos corten el cabello y le den forma, sino que experimentamos. Nos lo pintamos de colores variados, probamos cualquier cantidad de tonos, nos hacemos rayos, luces y un sin fin de cosas más, nos cortamos el fleco y lo volvemos a dejar crecer, y además, como parte del día a día, generalmente lo lavamos, lo acondicionamos y lo peinamos, con mucha variedad, nos hacemos chongos, colas de caballo, trenzas de todo tipo, y otras veces lo dejamos suelto, con bucles, rizos u ondas o simplemente al natural y claro que no falta cuando lo tenemos despeinado y hecho un desastre.

Y bueno, quizá se estén preguntando en este momento, ¿qué tendrá que ver todo esto con la mente o la historia personal?

La respuesta es sencilla. Con la mete y la historia personal pasa un poco lo mismo.

Mientras somos pequeños ambas están más al cuidado de otros que de nosotros mismos, pero más adelante, llega un momento en el que podemos hacernos cargo de ellas y así como con el cabello, podemos darles mantenimiento, despuntarlas, lavarlas, acondicionarlas, ponerles tratamientos, peinarlas, rizarlas o trenzarlas.

A diferencia que con el cabello, para efectos de cuidar o dar mantenimiento a nuestra mente o nuestra historia no vamos a la peluquería, sino que acudimos a familiares, amigos o a un psicólogo. Y es que así como es de importante lucir un cabello saludable a la hora de dejarlo crecer, así de importante es lucir una “mente saludable”; a la hora de crecer.

Retomando la leyenda al inicio mencionada y siguiendo con la metáfora mente – historia – cabello, podríamos pensar que así como cuando el cabello se maltrata lo despuntamos, así podemos despuntarnos de la mente y de la historia personal las vivencias que nos han hecho daño, que así como cambiamos de look, podemos cambiar la mente, variarle la forma o el color, moldearla, dejarla crecer y recortarla cuando sea necesario.

En el fondo, más allá de sí somos hombres o mujeres o si tenemos el cabello corto, mediano o largo lo importante y concediendo veracidad a la leyenda, lo realmente importante es, cómo llevamos nuestra historia, la forma que le hemos dado y cómo la lucimos, para nosotros y para los demás.

En estos días de fin de año, que nos incitan a reflexionar, los invito a que se cuestionen ¿Cómo llevan su historia? ¿Se consideran dignos portadores de ella?

Si la respuesta fuera no, ya tiene un buen propósito para este 2017.

Por cierto, ¿Ustedes se han preguntado alguna vez qué pasaba en su vida cuando el cabello que ahora está en la punta era raíz?

¡Feliz Año Nuevo!

*Mónica Herranz

Psicología Clínica – Psicoanálisis

facebook.com/psiherranz psiherranz@hotmail.com

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