jueves, marzo 28, 2024

EN REDONDO: Más sismos; no atiende la SEP, escuelas dañadas

Por: Mario Ruiz Redondo

El terremoto de 7.2 grados Richter, registrado el pasado viernes 16 de febrero, con epicentro en las inmediaciones de Pinotepa Nacional, Oaxaca, volvió a generar miedo e incertidumbre en la zona del Istmo de Tehuantepec y la colindancia con Chiapas y toda su área costera hasta Tapachula y Ciudad Hidalgo, junto con las del Centro, Altiplano y Norte, donde a más de cinco meses de espera para la remodelación y construcción de escuelas, se ha convertido en un viacrucis para miles de niños que carecen de aulas.

La renuncia al cargo, del entonces titular de la Secretaría de Educación Pública Federal, Aurelio Nuño Mayer, para incorporarse como coordinador de la campaña de José Antonio Meade Kuribreña, ha afectado las instrucciones del Presidente Enrique Peña Nieto, de brindar todo el apoyo a los damnificados, tanto de viviendas como de centros educativos, sin que a la fecha se cumpla cabalmente con la orden.

Para Chiapas, solamente en el rubro de escuelas, se dispuso la aplicación de mil 200 millones de pesos, para reparar los daños de los macrosismos del 7 y 19 de septiembre de 2017, los cuales siguen durmiendo el sueño de los justos, provocado por un excesivo burocratismo e improvisación, al interior del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed), mientras los menores de edad chiapanecos reciben clases, lo mismo en espacios improvisados, entre ellos el de un bar, que debajo de árboles de mango.

Un listado oficial del Inifed, una vez levantado el censo de daños en la infraestructura desde finales de septiembre y que de acuerdo con la instrucción Presidencial, tales recursos deberían usarse en dos mil centros educativos afectados, de los cuales solamente se han autorizado una mínima parte, ignorando los maestros y padres de familia de los municipios afectados directamente, el por qué de esa actitud que contradice lo afirmado por el propio Jefe de la Nación, de que los trabajos se encuentran muy avanzados.

Malestar creciente, que ha empezado a manifestarse en diversos rumbos de la entidad, mediante mítines, manifestaciones callejeras, plantones y bloqueos, que hasta ahora no han llegado a crear un conflicto mayor.

Pero ese es el rumbo inmediato, como caldo de cultivo, especialmente para los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ( CNTE) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que están en la cercanía de desbordar los ánimos contenidos de los padres, que esta vez podrían con su enojo, por el retraso del Inifed, reactivar las banderas de lucha sindicales de ambas organizaciones del magisterio chiapaneco, que el pasado reciente llegaron a extralimitarse.

Demasiada lentitud de la SEP federal, y paciencia de los damnificados, cuando se está en la cercanía del cumplimiento de seis meses de los fenómenos telúricos, que a su paso dejaron destrucción y desolación en las Regiones de la entidad caracterizadas por la pobreza.

Preocupación en los diversos sectores de la sociedad chiapaneca, especialmente el del Comercio, por el enojo de ese binomio que empieza a subir de tono en su exigencia de atender con carácter de urgente y no dar más largas a una problemática, que podría no sólo complicarse, sino agravarse, por la continuación de los movimientos telúricos de gran potencial destructivo que se han vuelto comunes.

Una actividad sísmica que resulta ya muy distinta a la observada en años anteriores, en lo concerniente a la periodicidad distante de tiempo, considerando que el terremoto del 19 de septiembre de 1985, que devastó la capital del país, fue de 8.1 grados Richter, con antecedente en el del 28 de julio de 1957, con registro de 7.7 grados. Tuvieron que pasar 28 años para la repetición del fenómeno sismológico.

Diferencia con los 32 años de septiembre de 2017, con el de 8.2 Richter (día 7), con epicentro en el área de influencia del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca y Pijijiapan, en Chiapas. Inmediatez, ya no de años, sino de solo 12 días, para la repetición del mega temblor de 7.1 que afectaría de nueva cuenta la ciudad de México, con daños físicos severos.

Cambio radical en los movimientos de la naturaleza, al dejarse sentir el viernes 16 de febrero, un tercer movimiento de tierra, con magnitud de 7.2 grados Richter, precisamente en Pinotepa Nacional, una de las zonas telúricas de gran historial en la sismología mexicana.

Todo, en un lapso de tiempo de cinco meses, que sigue llamando la atención e incluso preocupando a los hombres de ciencia, por este cambio tan radical en la secuencia cercana de los movimientos telúricos de gran impacto.

Seguimiento histórico del Servicio Sismológico Nacional, que precisa que en los últimos 20 años, hasta febrero de 2018, se han registrado en México, 32 movimientos telúricos con magnitudes superiores a los 6 grados.

Información en la que se establece también, que de ese total, 14 han tenido epicentro en el estado de Chiapas; seis en el Golfo de California; cinco en Oaxaca; tres en Guerrero; dos en Jalisco; uno en Puebla y Colima.

En 2006, en Chiapas se generaron 127 temblores de tierra, los cuales han aumentado gradualmente hasta llegar a tres mil 138 en 2015, significando un aumento de más de dos mil por ciento de la sismicidad en nueve años, en los que la entidad fue clasificada como la que más energía telúrica liberó en toda la república. En 2015, junto con Oaxaca, ocuparían el primer lugar nacional.

Uno de los científicos chiapanecos que más investiga la sismicidad en Chiapas y en general en el país, por donde viaja impartiendo conferencias sobre el tema, es Marco Antonio Segundo Penagos Villar, secretario del Colegio de Ciencias de la Tierra en Chiapas, comenta al columnista que a casi 40 años de haberse establecido los Límites Geométricos, así como la Triple Unión de Placas Tectónicas que inciden en el Sur y Sureste de México, desde una visión de perspectiva geológica, deben de readecuarse acorde al actual comportamiento geofísico, específicamente por el fenómeno sísmico que en los últimos años se ha potencializado y actualmente somete a riesgo diariamente a los habitantes de esta zona geográfica de México.

Enésima petición al Gobierno de la República, para crear en la Región Soconusco, colindante con Centroamérica, el Centro de Investigación Científica del Fenómeno Sísmico, Volcánico y de Clima Espacial, en beneficio de más de 20 millones de habitantes de los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Tabasco, asentados en una de las zonas con mayor liberación de energía sísmica a nivel mundial, como las identifica el Servicio Sismológico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Penagos Villar, geofísico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), coincide con la opinión de científicos de muchas partes del planeta, que consideran que el calentamiento global, está acelerando diversos fenómenos perturbadores de origen geológico, geofísico y climatológico, cada vez con mayor frecuencia y magnitud, que someten a muy alto riesgo a la población, infraestructura y entorno del mundo, en donde México, el Istmo de Tehuantepec y Chiapas, no están exentos.

Los científicos organizados en el Colegio de Ciencias de la Tierra en Chiapas, entre los que hay más de 46 expertos en Geología, Geofísica y Petróleo, coinciden en la existencia de uno o más Límites Geométricos de Placas Tectónicas, que inciden en el Istmo de Tehuantepec y Chiapas, lo cuales fueron expuestos por el terremoto del siete de septiembre y las miles de réplicas, que no han sido estudiadas, delimitadas y cartografiadas, lo que deriva en que los habitantes de las Regiones de influencia, vivan en la incertidumbre permanente.

El grupo de hombres de ciencia, la mayoría chiapanecos, afirma que la energía sísmica generada en la mayoría de los sismos que se registran en Chiapas y en el Istmo de Tehuantepec, sobre todo los de magnitud mayor a cinco grados Richter, se propagan o conducen por el gran sistema de fallas geológicas que recorren la entidad, la Región Sureste y Central del país, sin que ésta decaiga o se amortigüe, mientras se propaga a través de ellas.

Marco Antonio Segundo Penagos Villar, explica que aunque el epicentro del sismo se registre frente a las costas de Chiapas o en el Istmo de Tehuantepec, la propagación de la onda sísmica será conducida con la misma cantidad de energía, con la cual se generó inicialmente, incluso a varios cientos de kilómetros, razón por la cual se percibe muy intensa, independientemente del tipo de suelo.

Referencia a la luminosidad y destello de alta densidad, que en el momento del terremoto del pasado siete de septiembre, se observó en la atmósfera del sur y sureste de México, captada por satélites europeos que miden el clima espacial y que registraron previo al evento telúrico, una gran radiación electromagnética, originada por llamarada o erupción solar, que cubrió una área importante de la geografía mexicana, Océano Pacífico y Centroamérica.

Lo observado esa noche, pudo haber sido generado por los componentes de las cargas eléctricas y magnéticas contenidas en la llamarada solar, al momento de llegar a la superficie terrestre e interactuar con las que contiene el manto superior de la tierra e ionizar la atmósfera, razón por la que se generó la luz inusual. El sol tuvo una participación importante, que deberá ser estudiada a detalle para ofrecer resultados concluyentes.

Versión de los científicos chiapanecos, de que la Placa Tectónica del Caribe, fue la que se activó después de decenas y tal vez cientos de años de no hacerlo, razón por la cual se debe de crear un modelo que se ajuste a la realidad sísmica que a diario viven los mexicanos del Sur-Sureste, en base a un nuevo conocimiento de las Placas Tectónicas, Alineaciones Planetarias y al Clima Espacial.

Los integrantes del Colegio de Ciencias de la

Tierra de Chiapas, recomiendan voltear al universo como un todo, tal y como lo hacían los grandes científicos mayas y no únicamente apegarse al Modelo Tectónico que actualmente rige para toda la Costa del Pacífico mexicano y que centra su atención en la subducción de la Placa de Cocos con la de Norteamérica, que aplica para los estados de Jalisco, Michoacán, Guerrero y Oaxaca, al interactuar ambas placas, pero que no es válida para la parte del Istmo de Tehuantepec y Chiapas, bajo la influencia de las dos anteriores, con el agregado de la del Caribe, que se desconoce hasta ahora su límite meridional y norte respecto a la de Norteamérica.

Mucho de que tratar en este tema de alto riesgo para la seguridad de los chiapanecos, especialmente de la Costa y Soconusco, que en 2014 fueron severamente afectados en sus viviendas por un movimiento telúrico, que hasta el momento no son atendidas por las autoridades estatal y federal.

Los hombres del Presidente Enrique Peña Nieto, le siguen fallando en lo concerniente a la atención de damnificados por terremotos, porque mientras él asegura que todo va bien, la realidad lo contradice y aumenta el enojo de la gente que espera impaciente la atención ofrecida, como los niños afectados en sus escuelas en septiembre de 2017.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.

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