martes, abril 23, 2024

EN REDONDO: La trama de los migrantes; los errores se pagan

Por: Mario Ruiz Redondo

A mediados de octubre de 2018, en la recta final de su sexenio, el Presidente Enrique Peña Nieto no quiso empañar su imagen internacional, reprimiendo la primera “caravana del hambre”, integrada por miles de extranjeros indocumentados, que se internarían violentamente por la frontera chiapaneca-mexicana, en ruta hacia los Estados Unidos.

Por aquellos días, siendo aún Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, adelantaba toma de decisiones a partir del 1 de diciembre, en que asumiría las riendas del país, anunciando que abriría a la migración foránea, las puertas de la Frontera Sur con Centroamérica, a la que daría empleo en todo el país, en caso de que no pudiera ingresar a territorio de la Unión Americana.

Y mientras en Chiapas, los gobernantes federal y estatal, dejaban agravado el problema del desempleo y en ruinas todos los fantasiosos proyectos de creación de nuevas fuentes de trabajo, desde Tuxtla Gutiérrez, en el cierre de su campaña de agradecimiento por haber ganado la elección del primer domingo de julio, López Obrador afirmaría que solamente en esta entidad de cinco millones de habitantes, crearía 80 mil nuevos espacios laborales, para dar certeza económica a todo aquél centroamericano ilegal que deseara quedarse en la Región.

Luego de tomar posesión, el nuevo Primer Mandatario iría más allá de lo caminado por su antecesor priísta, al ampliar la demanda de contratación de los servicios de una empresa privada de autobuses de la capital del país, que para entonces mantenía la Secretaría de Gobernación, para ser utilizados en la deportación de los indocumentados a las fronteras con Guatemala, Honduras y El Salvador.

Pero en la nueva estrategia de la administración federal, definida como de “austeridad republicana”, se contemplaría la dotación de centenas de unidades, para la realización de un cómodo desplazamiento –alimentos, aire acondicionado y baños a bordo-, hasta la Frontera Norte con el territorio estadounidense, a los protagonistas del éxodo sobresaliente de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, en un río revuelto al que se incorporarían cubanos, africanos y haitianos.

Pronto descubrimiento de que desde su salida de Honduras, a los centroamericanos que incluso integraban familias enteras, se les entregaban cantidades de dinero (dólares), para atender sus necesidades más urgentes, coordinado por agentes encubiertos de la embajada estadounidense.

Ocurriría pues, que en lugar de devolverlos a sus lugares de origen, a todos sin excepción, el gobierno mexicano les concedía lo mismo albergue que alimentación y seguridad en su desplazamiento, con costo al erario nacional.

Vendría el malestar del jefe de la Casa Blanca, que si bien necesitaba a los migrantes en cantidades masivas, para dar el golpe mediático de rechazo con fines electorales, una vez que solicitaran asilo en las diferentes garitas fronterizas, que le permitiría seguir demostrando a sus seguidores del Partido Republicano, su repudio a los inmigrantes, la situación se le revertiría al empezar a salirse de control, y produciría reacciones en contra a sus intenciones proselitistas, al descubrirse un trato inhumano por parte de la Patrulla Fronteriza (Border Patrol y otras Agencias), a quienes había logrado cruzar la frontera.

Empezaría una mayor manipulación, mediante una nueva andanada del también todopoderosos magnate inmobiliario, vía su cuenta de Twitter, para acusar al gobierno de México, de no hacer nada para frenar la migración hacia territorio estadounidense, por lo que lanzaría amenazas de represalias inmediatas.

Fue así como reforzaría su esquema de rechazo a las peticiones de asilo, devolviendo al lado mexicano a los solicitantes extranjeros, para que con gastos a cargo del Gobierno de México, tendrían que aguardar el tiempo necesario, fuesen días, semanas, meses o años, para tener una respuesta que no necesariamente sería positiva. La decisión unilateral, en ningún momento sería rechazada por López Obrador y sus críticos consideraron su actitud como un sometimiento absoluto a la consigna de su homólogo de Washington, además de una violación a la soberanía mexicana.

Vendría la reiteración del Jefe del Ejecutivo Federal, de que su Administración otorgaría trabajo a los desplazados, que en su gran mayoría también ratificaría su rechazo y su convicción de internarse, al precio que fuera, aún con sus vidas, en el espacio territorial de la primera potencia del mundo, argumentando que no les interesaba la oferta, por ser los salarios muy bajos y parecidos a los de Centroamérica.

Mientras, en la Frontera Sur, el desbordamiento de las caravanas migrantes sin control, motivaría la continuación de la violencia extremista de delincuentes pandilleriles “maras” infiltrados, manifestado en el irrespeto a las autoridades mexicanas, que al tratar de impedir su ingreso por el puente sobre el río Suchiate, serían apedreadas por las turbas, con saldos negativos para los policías federales, que tenían la consigna de no utilizar ningún instrumento de defensa para no lesionar a los niños y mujeres que eran usados como escudos.

Vandalismo que se trasladaría a la Estación Migratoria Siglo XXI de Tapachula, donde cubanos en alianza con hondureño realizarían acciones delictivas que harían posible la fuga de migrantes, así como el allanamiento arbitrario de las oficinas de trámites de tarjetas humanitarias y salvoconductos otorgados por el Instituto Nacional de Migración.

Recuento de casi ocho meses de una crisis migratoria sin precedente, manipulada por el Presidente Donald Trump, que motivaría el cierre de las oficinas de atención migratoria y su reubicación temporal en la garita de Ciudad Hidalgo.

Visita a estados Unidos de la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para reunirse con su similar en Miami, Florida. Retornaría con la propuesta de Washington, en el sentido de recorrer la frontera migratoria del río Bravo hasta la franja del Istmo de Tehuantepec hasta el Golfo de México, abarcando los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Tabasco, la cual sería aceptada por el Presidente de la República y anunciada en su momento, motivando nuevamente severos enjuiciamientos por lo descabellado de la idea, pues el límite internacional está bien definido con Centroamérica.

Un decisión que haría patente el recrudecimiento de las presiones e  injerencias totalmente intervencionistas de Trump, en las decisiones exclusivas del Gobierno de la República Mexicana, que dejaría de conceder las tarjetas y salvoconductos con vigencia de 20 días, “para salir del país”, y que abiertamente permitían el desplazamiento libre por todo el territorio nacional, con final en los estados del norte, de las decenas de miles de migrantes, que finalmente se han convertido en varios cientos de miles.

Marcha oficial atrás, al cancelarse el apoyo ilimitado de los modernos autobuses utilizados para los traslados  con destino a Tijuana y otras ciudades fronterizas, no así el impedimento del tránsito a pie, por las carreteras, que menguaría los ánimos de los inmigrantes al advertir la Policía Federal a los transportistas que brindaran ayuda, que serían detenidos y acusados de trata de  personas.

Nunca se imaginaría Andrés Manuel, que su frontal reto al Imperio estadounidense de facilitar la migración hacia más allá del río Bravo, tendría un alto costo en el futuro inmediato de México, al ser aprovechada su oferta al máximo por las bandas internacionales de trata de personas, esta vez con el agregado de que serían útiles a la causa electoral reeleccionista del Presidente Donald Trump, que subterráneamente financiaría el éxodo desde la ciudad de San Pedro Sula, en el corazón del “Triángulo del Norte”, encabezado por Honduras, El Salvador y Guatemala.

Permanente manipulación de Trump, que pasaría de las palabras a los hechos para empezar a aplicar severas sanciones de impuestos al tomate mexicano, manteniendo reserva en el caso del aguacate. Golpe a golpe del imperio, mientras se acerca la fecha del anuncio del arranque de su campaña reeleccionista por cuatro años más en la Presidencia, en la tercera semana de junio.

Amenaza mediática extrema que hace temblar a la economía nacional, una vez que el Presidente estadounidense advierte que el lunes 10 de junio dará comienzo la aplicación de un impuesto del cinco por ciento, hasta llegar a un 25 por ciento, a todas las importaciones procedentes de México, pasando por encima de los acuerdos del Tratado de Libre Comercio, que en nueva versión está pendiente de ratificar.

La razón esgrimida, iría en el sentido de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no ha hecho nada por frenar la avalancha migratoria procedente de América Central de otras naciones del planeta, cuyos efectos negativos han empezado a resentirse al superar los 500 mil detenidos dentro de la Unión Americana, desde octubre de 2018.

Otra vez el chantaje en niveles de rango represivo nunca antes registrados en la relación comercial a partir de la entrada en vigencia del TLC, entre Estados Unidos, México y Canadá, desde hace 25 años.

Preocupación que obliga al Presidente López Obrador, a enviar con carácter de emergencia a Washington, a una delegación de funcionarios de primer nivel, encabezados por el secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard Casaubon, con el propósito de negociar la anunciada aplicación de las sanciones arancelarias, que desestabilizarían severamente la economía mexicana, aunque también, aunque con menor impacto, a la estadounidense.

En lo que podría clasificarse como un acto desesperado para evitar la catástrofe, Marcelo Ebrard ofrecería el envío a la Frontera Sur, de seis mil elementos de la Guardia Nacional, para contrarrestar el flujo migratorio, mientras Donald Trump, que en visita oficial, desde Londres seguía paso a paso

las conversaciones, propiciando a cada momento una mayor presión para sacar el mayor provecho de la coyuntura de debilitamiento de sus vecinos al sur del río Bravo.

El perverso gobernante se saldría con la suya, con demasiadas ventajas, logrando de igual forma que México comprará a partir de ahora, más productos agrícolas a la Unión Americana, con lo cual se debilitará la política de mayor producción de alimentos en el campo mexicano.

Chantaje que funciona de manera magnificada a favor de los intereses electorales, de quien ha puesto de rodillas la política exterior mexicana, al advertir que el gobierno de López Obrador estará a prueba y vigilado, para que en caso de que no cumpla la consigna de poner un alto total a la migración indocumentada en su Frontera Sur, tendrá que pagar las consecuencias, al reactivarse la decisión de La Casa Blanca de imponer definitivamente los impuestos a los productos hechos o maquilados en México, que ingresen a Estados Unidos.

Duro golpe a la “austeridad republicana” del Gobierno Federal pautada por el Presidente de la República, al tener que recurrir a un cuantioso gasto no programado para sostener la presencia de la Guardia Nacional integrada por soldados y marinos, que en los siguientes días entrará en operación en la colindancia con el Istmo Latinoamericano, así como financiar los miles albergues solidarios distribuidos en el territorio nacional, además de cumplir con la promesa de empleo a todos los extranjeros.

Desde ahora, se vislumbra un desenlace nada agradable para México, si se considera que la imaginaria Frontera Sur de México con Guatemala, de casi mil kilómetros, seguirá siendo burlada por los migrantes centroamericanos, del Caribe, y en total de 55 nacionalidades del mundo, que tienen la obsesión de ingresar al país donde no serán bien recibidos, frustrando su “sueño americano”.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.

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