lunes, diciembre 2, 2024

EN REDONDO: Inicia Guatemala cacería de migrantes ilegales

Por: Mario Ruiz Redondo

La reunión del secretario interino de Seguridad de los Estados Unidos, Kevin McAleena, con el Presidente de Guatemala, James (Jimmy) Ernesto Morales Cabrera, a principios de la semana anterior, derivó a partir del jueves 4 de julio, en una intensa cacería de la Policía Nacional Civil y del Ejército, de miles de migrantes indocumentados, procedentes de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Cuba, Haití, así como de Asia, Medio Oriente y Africa.

Gira relámpago que cierra el círculo de la estrategia de chantaje Regional de Washington, concretada por el enviado del Presidente Donald Trump, que incluyó encuentros con los mandatarios salvadoreño, el ex izquierdista expulsado de las filas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Nayib Bukele, luego de encumbrarlo como alcalde de San Salvador, un musulmán de origen palestino, y el hondureño, Juan Orlando Hernández.

A los tres gobernantes, el emisario McAleena, reiteraría la advertencia del jefe de La Casa Blanca, realizada el pasado 30 de marzo, “de cancelar la ayuda de 500 millones de dólares programada para 2019 a los tres países del Triángulo del Norte de Centroamérica, por no asumir mayor control de las caravanas del hambre hacia la Unión Americana, a partir de mediados de octubre de 2018”.

Un apoyo comprometido, pero no en ese rango por la Administración republicana, al ser magnificado, fiel a su estilo, por el Presidente de los Estados Unidos, que aún tres meses después no ha podido explicar y demostrar su aseveración.

Otra vez la mitomanía del líder de la nación más poderosa del planeta, pues su gobierno jamás ha destinado esa cantidad de recursos a las naciones del “Triángulo Norte” del Istmo Latinoamericano.

Oficialmente, proporcionaría en 2016, para fines eminentemente políticos y de arraigo de sus poblaciones, un total de 131,2 millones de dólares a Guatemala; 98,3 millones a Honduras y 67,9 millones a El Salvador, que harían un total de 297,4 millones de dólares.

Contrario a lo que pudiera pensarse, Trump ordenaría que en 2019, solamente se entreguen a Guatemala, 69,4 millones de dólares; 65,8 millones para Honduras, y 45,7 millones a El Salvador. Presupuesto global de 180,9 millones de dólares, que están sujetos al capricho del estadounidense, que por lo pronto nada tiene que ver con la versión amedrentadora y sobre todo fantasiosa del gobernante.

Un recurso sobredimensionado en el monto, que surte mayor efecto electoral, en los días de la plena efervescencia de la campaña de reelección por otros cuatro años, del mandatario estadounidense.

El mensaje radical del emisario, provoca en principio la reacción urgente e incondicional del gobierno chapín, como demostración plena de vasallaje a la consigna de Trump, para reforzar simultáneamente las acciones del gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, que mantiene en la Frontera con Guatemala, un férreo y espectacular despliegue mediático, de una nueva Corporación militar bajo la denominación  de Guardia Nacional, en la que en teoría participan seis mil efectivos y que se presume aumentó a ocho mil 500.

Suma con extrema prontitud, obedeciendo la orden del perverso mandatario al norte del río Bravo, de dos Ejércitos, el mexicano disfrazado de Guardia Nacional y el guatemalteco con un binomio en el que tiene injerencia la Policía Nacional Civil.

Seguramente que en los siguientes días, sabremos la forma en que responderán a la exigencia manifestada por conducto del secretario interino de Seguridad Nacional norteamericano, los Presidentes de El Salvador y Honduras.

De antemano se sabe que no tienen ninguna alternativa independiente, por lo que tendrán que desplazar a sus militares hacia sus fronteras con Guatemala, para evitar la salida de connacionales de los respectivos países, rumbo a México y de ahí, de acuerdo a la experiencia histórica, atravesar su geografía, y así llegar a la Unión Americana.

La orden está dada y a los tres mandatarios por Donald Trump, por lo que habrán de acatarla, aunque en su cumplimiento se vean obligados a reprimir a los miles que insistirán en huir de la pobreza, inseguridad y violencia actual en los territorios salvadoreño y hondureño.

Hasta ahora, de nada ha servido la amenaza de Trump, de cortar la ayuda financiera, si los gobiernos no frenaban la avalancha de migrantes reactivada de manera inédita desde hace casi nueve meses, esta vez con un financiamiento cuantioso, para los miles de interesados en realizar la travesía de varios miles de kilómetros hacia el “sueño dorado”.

“Mano negra” descubierta desde un principio y divulgada con imágenes precisas en los medios de comunicación internacionales, donde se observaban a personas repartiendo dinero a los migrantes, en el punto de partida ubicado en la ciudad hondureña de San Pedro Sula.

Presunción de la injerencia de la embajada estadounidense en Tegucigalpa, para motivar y manipular el desplazamiento masivo hacia el territorio del “Tío Sam”, el cual daría margen en días de proselitismo electorero, a que Donald Trump aplicara todo el poder de su gobierno para demostrar que ningún inmigrante pondrá el riesgo la seguridad nacional y el empleo en Estados Unidos.

No contaría con que en México, su homólogo se mostraría más que dispuesto a secundar su plan, pero sería tanto su entusiasmo que provocaría que los cálculos quedaran rebasados, al ofrecer éste, una política migratoria de puertas abiertas y empleo para todos los extranjeros, al grado de que en los primeros meses de las caravanas, los servicios de Inmigración de nuestros vecinos, habían detectado la incursión ilegal y aseguramiento de poco más de 500 mil, que han saturado sus centros de reclusión, con el riesgo mayor de un mayor  desbordamiento ante el flujo sin ningún tipo de control en la frontera con América Central.

De ahí, las reacciones extremas de La Casa Blanca, en contra de los intereses mexicanos, por el error de su gobierno que lleva a la militarización del país con la Guardia Nacional para frenar el fenómeno migratorio inducido, mismas que se han extendido a Guatemala, Honduras y El Salvador, consideradas las Regiones más pobres del Continente Americano.

Enésima injerencia de Washington en los asuntos internos de países latinoamericanos, en la que esta vez, México arruina su imagen de nación soberana e independiente, al subordinarse enteramente su gobierno a los intereses de una campaña política.

De los demás, no extraña, puesto que a lo largo de la historia, Estados Unidos ha contribuido a la desestabilización socioeconómica que ha desembocado en un éxodo permanente de los centroamericanos agobiados por la miseria y nulas perspectivas de mejoría.

Bien importante en el análisis es la referencia de las guerras sucedidas en Centroamérica, en las que siempre ha estado detrás La Casa Blanca, enarbolando los poderosos intereses de su industria de la guerra. Habrá que recordar la frase aquella de que mientras Estados Unidos ponen las balas, los centroamericanos aportan los muertos.

Sucesivos gobiernos de corte dictatorial en Centroamérica, que han tenido siempre el apoyo y por lo mismo una fuerte influencia de la nación de la bandera de las barras y las estrellas, para someter por la vía de las armas a sus pueblos.

Financiamientos sin límites para contrarrestar en su momento el avance comunista en la Región. En El Salvador, Estados Unidos gastó más de seis mil millones de dólares para ayudar al gobierno a combatir y derrotar a las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con saldo de 75 mil muertos, aunado a asesinatos innumerables, lo mismo que desapariciones, secuestros, violaciones, torturas y en general violaciones a los derechos humanos cometidos por el Ejército.

Muchas historias que se suman en el recuerdo, como repaso de situaciones que no deberían volver a repetirse.

Hoy, el muro armado del lado mexicano, conformado por soldados y marinos, que no ha logrado inhibir el flujo migratorio procedente de tierras guatemaltecas, debido en mucho a los 654 kilómetros de su línea fronteriza imaginaria, por la que siguen pasando diariamente, las 24 horas, sin ningún tipo de problemas, miles de inmigrantes en tránsito hacia la Unión Americana, con la complicidad de autoridades municipales, estatales y federales.

Intervención efectiva relativa en los pasos fronterizos de Ciudad Hidalgo y Guatemala, por el río Suchiate, que sirve para la toma de fotos y videos de los periodistas nacionales y extranjeros que mantienen cobertura de la actual ofensiva migratoria que no es contenida en su totalidad como se afirma en el discurso.

Nuevas imágenes de la presencia militar hasta no hace mucho indiferente, que asume un papel activo, al subordinar el trabajo de los agentes del Instituto Nacional de Migración, que se mantienen a la expectativa, mientras los elementos de la Guardia Nacional ahora detienen y someten a interrogatorios a los extranjeros indocumentados que se atreven a llegar a la ribera poniente del afluente, con la esperanza de ser asegurados e iniciar el trámite de solicitud de un salvoconducto que por 20 días les permitirá avanzar con toda libertad hacia los estados limítrofes con Estados Unidos.

Nada más apartado de la realidad, puesto que por lo pronto están cancelados estos permisos, hasta no hace mucho vigentes y que ahora la perspectiva se reduce a su hacinamiento en la Estación Migratoria Siglo XXI, en Tapachula, de donde a la brevedad son deportados en cuestión de 24 o 48 horas, si se trata de centroamericanos.

Es la consigna que se aplica con la prontitud que obliga al gobierno mexicano, de cumplir con el compromiso contraído en la primera semana de junio en Washington, con plazo de 45 días para evitar la imposición de aranceles acumulados hasta del 25 por ciento en octubre, a las importaciones de productos

procedentes de México.

Y a diferencia de los días finales de mayo, en que el todopoderoso Trump criticaba a su homólogo Andrés Manuel López Obrador, de no hacer nada para frenar la migración centroamericana y de otros países del planeta a los Estados Unidos, por lo que amenazaba con aplicar sanciones económicas radicales, hoy, se deshace en elogios por la complacencia del mandatario mexicano, de mantener de nuevo en las calles y especialmente en la Frontera Sur, a sus Fuerzas Armadas, bajo la denominación de Guardia Nacional.

Toda una estrategia proselitista para obtener el voto del electorado de la Unión Americana, que le atrae mayores posibilidades de triunfo en su propósito de repetidor como jefe de la Oficina Oval de La Casa Blanca, con el agregado de la incondicionalidad de Guatemala y pronto el anuncio similar de los gobernantes de Honduras y El Salvador, alcanzará aparentemente su meta anti inmigrante.

Esa, es la historia con tintes extremadamente dramáticos, que se vuelve común en la Frontera Sur de México.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.

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