jueves, marzo 28, 2024

EN REDONDO: El alto precio de la negligencia oficial

Por: Mario Ruiz Redondo

Hace 42 años publiqué en la primera plana del periódico EXCELSIOR de la ciudad de México, la primera nota que anunciaba la presencia del mosco Aedes Aegypti, en la Frontera Sur de México, y su primer brote epidémico en Tapachula.

La respuesta de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia fue inmediata, argumentando que no había tal y por lo tanto era falsa, creyendo que con su intención discursiva daría carpetazo, a lo que hasta ahora constituye un severo problema nacional de salud. Tan grave se daría el contagio, que para 1994, la epidemia se había extendido a 29 entidades, y que en pleno 2020 está presente en 31 de los 32 estados del país, con un nuevo brote más agresivo que debiera ameritar la declaración de emergencia nacional.

Por aquellos días de principios de 1978, el grupo investigador de la SSA, revelaría al enviado del Periódico de la Vida Nacional, todos los detalles que planteaban en el corto plazo la gravedad de afectación del virus, que hasta ahora ha tenido cuatro mutaciones, una de ellas la del Dengue hemorrágico, causante de decenas de miles de fallecimientos a lo largo y ancho del territorio nacional, sin  que hasta ahora se haya dado una solución radical.

Ultimo cuarto del siglo XX y primero del XXI, en el que se observa la misma actitud de las autoridades, siempre dispuestas a ocultar la realidad, para después reconocerla, como a finales de 1978, en que aceptó la presencia de “46 casos, que para 1980 se transformarían en poco más de 60 mil en la república mexicana, llegando a acumular  hasta 1994, un total de 254 mil 168 enfermos, con edades de 15 a 64 años, incluso echando abajo la versión oficial de que el vector no podría sobrevivir a alturas de mil 200 metros sobre el nivel del mar.

Un problema de salud severo que se mantiene y que la SSA reportaría a finales de 2019 con más de 41 mil 317 casos y 191 muertes, con el aumento drástico de enfermos graves afectados por el mortal Dengue hemorrágico, sin que el Gobierno Federal declarara la obligada alerta para combatirlo urgentemente.

En 2017, se acumularían 14 mil 490 enfermos y en 2018, un total de 12 mil 706. Un  factor determinante en el disparo de la epidemia, fue la indiferencia del Gobierno Federal para combatirla, actitud que continúa, como se demuestra en el hecho de que en 2019, el presupuesto de 192 millones 371 mil pesos para la adquisición de insecticidas para ser utilizado en todo el país, apenas hasta el 6 de agosto la SSA autorizaría la compra directa a empresas que habían sido calificadas de corruptas.

Indiferencia y negligencia oficial frente a la epidemia del Dengue, que al no haber sido atendidas oportunamente, ha colocado en estado de indefensión a la población, sin que tampoco exista una vacuna para proteger a los distintos estratos de la sociedad.

Una Frontera Sur siempre en el olvido por parte de autoridades de la Federación y de la misma entidad, que han encontrado en el desmentido del trabajo periodístico profesional, la mejor forma postergar soluciones a problemas, que al desbordarse, como recientemente ha ocurrido y sigue aconteciendo con la migración extranjera en ruta hacia Estados Unidos, se han visto obligadas a atenderlo, siempre minimizando su importancia en base a la cómoda postura de la negación.

Un alto precio económico en principio, mediante el desvío de recursos presupuestados para los segmentos sociales más pobres de Chiapas y que finalmente se delega a la población de la Región Soconusco, de responsabilidades gubernamentales de atención y convivencia con el grave problema de la migración, que tiende a agravarse con los de la importación de enfermedades erradicadas y otras novedosas.

La migración extranjera hacia nuestro territorio, ha sido determinante desde hace más de cuatro décadas, en la transmisión de enfermedades epidémicas procedentes de naciones tan distintas como las africanas, que han sido traídas a Latinoamérica por personas enfermas, como los más recientes, Chikungunya y Zika (Uganda), transmitidas por el mismo Aedes Aegypti.

Desde este espacio informaríamos antes de que se hiciera oficial, de la aparición del agresivo virus  de Chikungunya (Tanzania),  que no sería reconocido en principio por la SSA, hasta noviembre de 2014, en que se reconocería de manera oficial la primera afectada, una niña de ocho años, en la ciudad de Arriaga. Para diciembre de 2015, el mal había avanzado hasta acumular 11 mil 300 casos en el país.

La epidemia de Zika haría su aparición primero en Brasil, en 2015 y luego ese mismo año llegaría a territorio mexicano por la Frontera Sur de Chiapas y Guatemala, también revelada en este espacio, con una intensidad tal, que para febrero de  2017, la Secretaría de Salud federal había reportado ocho mil 113 casos autóctonos del padecimiento, con mayores registros en Veracruz y Yucatán.

Afortunadamente, ambas enfermedades retrocederían en sus efectos avasalladores iniciales en la población mexicana, al grado que en noviembre de 2019, la SSA tenía solamente en sus controles oficiales 15 casos de Chikungunya y 124 de Zika.

Enfermedades, las dos últimas, que afortunadamente no han llegado a mayores extremos, como ahora ocurre con el repunte del dengue y que en el caso de Chiapas, en plena coyuntura del “Coronavirus”, las autoridades federal y estatal de la SSA, simulan actualmente “el arranque” de una campaña de nebulización con el insecticida Malation, prohibido desde hace varias décadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por producir cáncer, para combatir el vector transmisor Aedes Aegypti, que ha reactivado el problema de salud en el último año por la presencia de migrantes enfermos y portadores del virus, aunado al abandono de los Gobiernos Federal y Estatal.

El mismo escenario de hace más de cuatro décadas, de un Dengue cada vez más complejo al convertirse en mutante, lo mismo que actualmente el denominado COVID-19, que ha empezado a generar casos de contagio en el territorio nacional, que las autoridades médicas del Sector Salud (SSA-IMSS-ISSSTE), minimizan y registran como “casos de Influenza”, pero que al final resultan positivos al ser portadores del “virus chino”, en base a las pruebas que obliga la normatividad internacional, cuyo número se ignora, pues la SSA se niega a revelar la precisión.

Es así, como el primer registro en Tapachula, se ha dado oficialmente de una persona del sexo masculino de 85 años de edad, al que se le diagnosticó “erróneamente” como Influenza, lo cual alegró al paciente, quien fue dado de alta, pero que en cuestión de pocas horas tuvo que ser reingresado al hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde hoy se le tiene clasificado como infectado por “Coronavirus”.

La semana anterior, en este mismo espacio revelamos que en el mismo nosocomio se habían detectados dos casos, de acuerdo con informes confidenciales de médicos altamente especializados de la institución. Pese al hermetismo que guardan las autoridades de la Delegación estatal en Tapachula, se sabe ya del primero, más no del segundo, por el hermetismo total que prevalece, aunque el equipo de expertos consultados, nos asegura que en el breve tiempo, no serán dos, sino muchos los enfermos en los municipios de la Región Soconusco dado el avance vertiginoso e irrefrenable del problema.

En lo concerniente a la tercera paciente tratada por la medicina privada, se ha optado por guardar silencio, en señal de respeto por la enferma.

Tampoco las autoridades de la SSA federal y estatal informan del número de exámenes aplicados a sospechosos de estar afectados por la epidemia, tal vez porque en la segunda ciudad más importante de Chiapas, se carece del personal mínimo capacitado, el suficiente equipo de laboratorio y reactivos para llevar a cabo los obligados estudios, ya no necesariamente por los contagios de quienes hayan viajado a países de Europa, sino de la población de los países que integran el Istmo Latinoamericano, conformado por Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, donde la enfermedad está presente desde hace varias semanas, con el detalle también de que sus gobiernos

El riesgo de mayor número de contagios del COVID-19 en esta Frontera Sur de México, es demasiado alto, si se consideran en principio las medidas extremas de seguridad interna adoptadas por los gobiernos centroamericanos, entre los que destaca Panamá, que lidera la Región hasta este martes 31 de marzo, con 30 muertos y mil 181 infectados, luego de haber realizado seis mil 944 pruebas, de las cuales 362 se efectuaron en las últimas 24 horas, de los cuales 106 dieron positivo.

Medidas extremas y unilaterales, aplicadas por el Presidente guatemalteco Alejandro Giammatei, al impedir por las garitas migratorias de Tecún-Umán-Ciudad; El Carmen-Talismán; Tacaná-Unión Juárez; Niquivil-Mazapa de Madero y La Mesilla-Ciudad Cuauhtémoc, el paso de chiapanecos-mexicanos a territorio chapín, “para evitar el contagio del “Coronavirus”.

En contraste, la actitud irresponsable del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador,  que no solamente permite el paso libre por las garitas, sino a la mayor parte de guatemaltecos y de más de 52 nacionalidades, por áreas fuera de control, sean por el río Suchiate, la zona montañosa o el Altiplano.

Un dato clave que mantiene en zozobra a la población de los municipios fronterizos del lado mexicano, es la inexistencia del “blindaje sanitario de los 654 kilómetros de la frontera con el vecino del sur del Suchiate, comprometida de manera conjunta por los responsables de la Secretaría de Salud de Chiapas y del Gobierno de la República, que los mantiene apanicados por la ausencia del obligado y necesario registro sanitario de visitantes extranjeros, por provenir de países afectados por las epidemias de Coronavirus, que han sido definidas

como Pandemia por la Organización Mundial de la salud.

Un ambiente de zozobra, porque no obstante la recomendación-advertencia del subsecretario de Salud Hugo López Gatell, de que la población debe de quedarse en casa, porque es la última oportunidad para no formar parte de las estadísticas negativas de la epidemia de COVID-19, en Tapachula, persiste la disposición de mantener abiertos “botaneros”, antros y cervecerías, que constituyen focos de riesgo para una mayor infección.

Apego sin duda, a la visión dada hasta hace unos días del ahora habilitado como secretario de Salud y de agregado, de Hacienda, al haber declarado que la prioridad para el país es ante la contingencia, atender la situación económica, antes que el de la salud de la población.

México se encuentra ya en Emergencia Sanitaria por el COVID-19, y por lo mismo, Chiapas debe declararse en este mismo contexto, al registrarse de manera oficial hasta la noche del último día de marzo, 29 decesos, mil 215 contagiados y tres mil 511 sospechosos de portar el virus, en una nación de 130 millones de seres humanos, por lo que se ha ampliado el período de receso para el retorno de los estudiantes, hasta el 30 de abril.

Datos que no convencen a la mayoría de la población, que es aprovechado por gente irresponsable para incurrir en actos delictivos, pero también en no acatar la recomendación de permanecer en sus casas, tal vez porque el mismo Presidente de la República pone el mal ejemplo, sin importar las consecuencias de pérdidas humanas y mayor agravamiento de la crisis económica.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.

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