martes, abril 23, 2024

EN REDONDO: Días de razonar el futuro de México

Por: Mario Ruiz Redondo

Lo que parecía demasiado distante, hoy se encuentra frente a más de 120 millones de mexicanos, de manera inexorable. No hay vuelta de hoja, más que la del domingo 1 de julio, seis días a partir de este lunes 25 de junio, en que, sin duda, se realizarán los comicios que definirán el nuevo rumbo de México.

Quién gane la elección nacional, tendrá irremediablemente que cumplir los compromisos que giran en torno a un combate frontal y decidido contra la corrupción, impunidad, violencia, inseguridad, empobrecimiento, hambre, narcotráfico y entrega de la riqueza nacional al extranjero, que hoy hacen de México un país con exagerada sed de justicia social.

Hay demasiado hartazgo de una nación cansada del abuso del poder, de la promesa incumplida, de la manipulación, del más de lo mismo, que le lleva a buscar soluciones desesperadas, en medio de una enajenación que desvirtúa con facilidad la realidad y hace de los errores del presente la falsedad del mañana.

Intentos fallidos que se renuevan con nuevas formas que cautivan al conglomerado social, ofreciendo superficialmente todo a cambio del voto para llegar e instaurar con diferente matiz lo que ha resultado ineficaz para la buena marcha de todo un pueblo sumido en la incredulidad, al que se ofrece todo sin un sustento que garantice real su cumplimiento.

La utopía como arma política plena de ficción y mezcla que conlleva a la quimera, la fantasía, el mito, la ilusión, la invención, el desvarío y el capricho de ser, sin importar encontrar el fondo de todos problemas como solución de los mismos.

Surgimiento de partido político otorgado en concesión a la terquedad del tercer intento, como propiedad personal que se asume de inmediato y resurge intolerante, en el que la única voz que cuenta es la del dueño, el que decide, el que apunta a quien debe subir a sus alturas, haciendo de ellos una corte aduladora que lo convierte en omnipotente, en lo mismo que dice no aceptar y combate en su discurso plagado de incongruencias.

Entrega de patentes al mejor postor, sin importar honestidad, a cambio de ciega incondicionalidad.

Oportunidad que aplica y en tres años, a partir de 2014, lo convierte en “la mejor opción”, apuntalada en la ficción de las encuestas que en la recta final revientan el proyecto, al disparar el puntaje hasta 61, engolosinados los autores por el éxito mediático apoyado en la proliferación de las falsas noticias y rumores permanentes, que coinciden con el enojo de la gente, que hace suya la tendencia sin mayor razonamiento.

Bombardeo de mensajes identificados en su origen ruso, con la estrategia que operó a favor de Donald Trump, que allá se negó y con el paso de los meses se ha ido confirmando y es parte de la trama de un gobierno estadounidense débil, sostenido por banderas anti inmigrantes, racistas hoy populistas, que viven sus peores momentos en los días de la separación de hijos de sus padres, que por miles han llegado de México y Centroamérica a la Unión Americana, de manera indocumentada.

Aquí se niega la injerencia extranjera, pero las pruebas repuntan en los días últimos de la tarea proselitista, para demostrar cómo alguien que no tiene la capacidad de cubrir la totalidad de las casillas electorales en el territorio nacional, se auto erige como el receptor de una mayoría electoral, que no tiene más que en el papel.

Repetición del error en el tercer intento por la Presidencia, que en los dos primeros sirvió para esgrimir como afirmación la consumación de un fraude en la votación, sin respaldar con pruebas su decir al carecer de presencia militante global en el momento del sufragio, que ahora se pretende subsanar de última hora con la oferta de mil pesos a quien quiera fungir como representante del Movimiento de Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador.

No ocurre así con el partido más antiguo de México, el PRI, que es el único que cuenta con la estructura que le permite cubrir este requisito básico y elemental, para cumplir con la lógica de una elección.

Sin embargo, el tricolor, que acumula con el sexenio de Enrique Peña Nieto que termina, más de 76 años en el ejercicio del poder, se enfrenta a su mayor crisis existencial, una vez que por primera vez participa con un abanderado sin militancia y por lo mismo sin identidad y amor a la camiseta.

La designación de José Antonio Meade Kuribreña, como abanderado de la causa priísta, ha mantenido desde el 27 de noviembre de 2017 en que fue “destapado”, una abierta inconformidad entre la base del priísmo nacional, toda vez que se interpretaría como parte medular de una estrategia, para “volver a perder” la Presidencia de la República, como ocurriera en el año 2000, con el panista Vicente Fox Quesada, al que el concesionador saliente, Ernesto Zedillo Ponce de León, levantara en Los Pinos la mano triunfadora del guanajuatense, antes de que el Instituto Federal Electoral emitiera su veredicto final.

Concertacesión para La Alternancia, bajo presión de Washington, para imitarlos como sistema bipartidista –Republicano y Demócrata-, que esa misma noche del 2 de julio, denunciara en su casa a un muy reducido grupo de amigos, el candidato “perdedor” priísta, el sinaloense Francisco Labastida Ochoa, que después de mentarle la madre a Zedillo y calificarlo de traidor a México, rompiera en llanto en señal de impotencia y enojo.

Malestar en las bases, porque se cancelaron los requisitos de 10 años de militancia y experiencia con militancia privada en cargos de responsabilidad popular, en una asamblea nacional hecha en lo oscurito en Campeche, para dar paso a la candidatura de José Antonio Meade Kuribreña, cuando se daba como favorito a Miguel Angel Osorio Chong, ex gobernador de Hidalgo, ex diputado federal, ex líder partidista y secretario de Gobernación, entre otros cargos.

El mayor error de José Antonio, es el de no haber conciliado desde un principio llevando a cabo su registro como miembro del PRI y así limar las asperezas de un principio. No lo hizo, prefiriendo caminar en paralelo sustentando su quehacer en una vida profesional en el servicio público federal, honesta y transparente al ocupar cargos de secretario de Estado tanto del tricolor como del blanquiazul, pintando su rayita frente a un Revolucionario Institucional vapuleado como “corrupto”.

Error que nadie le hizo ver en su equipo de estrategas, considerando que el PRI es una institución y los corruptos son aquellos, que han crecido y desarrollado a la sombra del partido, para desencadenar sus apetitos y ambiciones desmedidas en los ámbitos de la corrupción y la impunidad, que se han atribuido incorrectamente al instituto Político.

Uno tras otro, como el de negarse a usar los colores tricolores del priísmo y el logo institucional en su vestimenta, lo cual enfada todavía más a los militantes leales y de cepa.

Carencia de experiencia en el trabajo político, que en el inicio de su campaña no impactaron adecuadamente ni en la militancia, como tampoco en la sociedad en general. Voz de académico, sin contundencia ni emoción, el error principal, que corregiría posteriormente.

Un arranque de campaña en San Cristóbal de las Casas, que se convierte en trampa, al aceptar el consejo del gobernador Manuel Velasco Coello, de que sea en el primer minuto del 14 de diciembre, con una temperatura bajo cero, típica de la Región de Los Altos de Chiapas, predominantemente indígena, que no responde al llamado proselitista.

Continuación de las fallas cuando desvía mucho de su tiempo en responder las provocaciones y caer en el juego simplista de López Obrador, que lo acusa de ser parte de “la mafia en el poder”.

Tiempo de debates el domingo 22 de abril, en la ciudad de México, luego en Tijuana el 20 de mayo y finalmente en Mérida, el martes 12 junio, que sirvieron a José Antonio Meade Kuribreña, para ubicarse mejor en el ánimo ciudadano que estableció record de audiencia en el primero, al demostrar mayor conocimiento de la problemática nacional y con propuestas se solución más concretas en todos los rubros.

Competencia de género en la contienda Presidencial, con la participación de Margarita Zavala Gómez del Campo, quien después de buscar la candidatura por el Partido Acción Nacional, es bloqueada por su contrincante Ricardo Anaya Cortés, lo cual le lleva a renunciar a su militancia y optar por la vía independiente.

Pesaría mucho en su intención, ser esposa del ex Presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, lo cual le haría fácil blanco por los errores cometidos en la Administración de su pareja, sobre todo el saldo de más de 100 mil muertos, resultado de su guerra contra los cárteles del narcotráfico, la mayoría víctimas inocentes en el fuego cruzado oficial y delictivo.

Breve presencia, que ella misma cancelaría después del primer debate, no sin antes plantear sus ideas, en las que destacarían las de un México sin corrupción, la cual aseguraría que no desaparecerá mágicamente por decreto, sino cuando se fortalezcan valores y se fomenta la cultura de la legalidad, se cierren los espacios a estos ilícitos y se sea implacable con los corruptos.

No obstante que Ricardo Anaya Cortés logró su propósito de desplazar a la ex primera dama, su renuncia vendría a ser un mal principio en el quehacer en busca del voto ciudadano de un panismo dividido, que finalmente le perjudicaría, más aún todavía cuando se le involucraría formalmente en tráfico de influencias, aprovechando su condición de secretario particular del gobernador de Querétaro, que le permitió realizar negocios multimillonarios con bienes inmobiliarios.

Utilizaría un esquema de golpeteo, al acusar en reiteradas ocasiones a López Obrador de corrupto, mientras éste lo negaba acusándolo de ser un mentiroso, ante lo cual Anaya lo retaría a renunciar si le comprobaba sus denuncias, las cuales tendrían siempre como respuesta el silencio de

Andrés Manuel, mientras el abanderado panista lo exhibía al mostrar pruebas fehacientes de los actos deshonestos del tabasqueño, como en la ocasión más reciente en que aportó el registro oficial del otorgamiento en sus años de jefe de Gobierno del Distrito Federal, sin licitación, de más de 170 millones de pesos en obras, al constructor José María Riobóo, al que también favorecería en la construcción del segundo piso del Periférico capitalino.

Mientras otro de los ungidos, el gobernador con licencia de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, arribaría a la contienda envuelto en la polémica de su legalidad, en la obtención de la relación de simpatizantes que apoyaron su candidatura independiente, que fiel a su estilo franco de buen norteño, daría a conocer sus propósitos a llevar a cabo, en caso de ganar la carrera por la Presidencia, entre ellos el más significativo de cortarle las manos a los corruptos, que impactaría favorablemente en el ánimo del pueblo, aunque las encuestas, lo hayan minimizado en todo momento.

Momentos culminantes de una recta final, en la que los ciudadanos mexicanos con derecho a votar, decidirán en las urnas el domingo 1 de julio, a quien deberá dirigir el rumbo del país en los próximos seis años.

La experiencia de nuestros vecinos del norte, con el controvertido y cada vez más arbitrario e intolerante Donald Trump en el mando de los Estados Unidos, puede resultar muy útil en el obligado razonamiento para determinar quién de los cuatro aspirantes a la Presidencia de la República, debe ocupar el cargo.

Ya los escuchamos y sabemos quiénes son, y que pretenden. No olvidemos que serán los jóvenes, muchos de ellos que por primera vez participarán en una elección, y que al ser mayoría, deberán asumir con madurez su responsabilidad al ejercer este derecho constitucional, conscientes de que el futuro es de todos.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.

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