Por: Mario Ruiz Redondo
La rapiña en el gobierno de Pablo Abner Salazar Mendiguchía, resultaría cínica en el cierre de su sexenio 2000-2006, al convertir en botín los 20 mil millones destinados por el Poder Legislativo Federal, para los damnificados del huracán Stan, en octubre de 2005.
La ambición desmedida del “abogado” que ejerció con cédula de una mujer egresada de la Universidad Autónoma de Puebla, le llevaría a la conclusión de que tendría que imponer un sucesor incondicional en los siguientes seis años, para seguir ejerciendo el poder detrás el trono y evitar cualquier tipo de investigación de sus actos de corrupción e impunidad.
Juan José Sabines Guerrero, entonces alcalde de Tuxtla Gutiérrez, me llamaría el tres de enero de 2006, a mi oficina de la Dirección de Diario del Sur, “El Decano del Periodismo en Chiapas”, para invitarme a reunirnos tres días después, en la casa heredada por su padre el ex gobernador interino Juan Sabines Gutiérrez, en la calle de Ciprés, colonia Residencial Campestre.
A las cinco de la tarde estábamos frente a frente, con la presencia de su esposa Isabel y de su médico de cabecera y asesor, el urgenciólogo tlaxcalteca Nemesio Ponce Sánchez; de mi parte, únicamente Norma, mi cónyuge.
Después de la bienvenida, Juan se dirigió a mí para decirme que decidió convocarme, sabedor de que había sido muy buen amigo de su padre, el ex mandatario chiapaneco Juan Sabines Gutiérrez, y que en mi curriculum profesional, además de la trayectoria como reportero de los periódicos El Universal y Excelsior, estaba el haber dirigido de El Sol de México, y la experiencia de ser consultor de imagen de tres gobernadores (Chiapas, Tabasco y Chihuahua), además de un secretario de Estado.
Con esa confianza, me diría, quiero consultarte y pedirte tu opinión. Soltaría la pregunta: ¿Cómo ves si me lanzo como candidato para ser gobernador de Chiapas? ¿Qué necesito?
Le contestaría de inmediato: Un buen padrino político y recursos económicos adicionales a los que emplearías en la tarea proselitista.
Lo tengo, respondería, para subrayar que su protector era el gobernador Pablo Abner Salazar Mendiguchía, quien para entonces lo había convencido de que aceptará ser su sucesor para el siguiente sexenio, y que él se encargaría de que ganara sin ningún problema.
Pero le quedaba una duda: ¿Oye Mario, y porqué más dinero de lo normal para utilizarse en una campaña?
Juan, le explicaría. Tu carrera es meteórica. Llegaste a Chiapas hace seis años y de inmediato fuiste diputado local por el PRI en la capital del estado y luego alcalde tuxtleco, también por el tricolor.
Le pregunté entonces: ¿Qué tanto conoces los otros 121 municipios? ¿Crees que la gente te identifica, que tienen conocimiento de ti en la vasta geografía estatal?
Ah caray, reconocería, no lo había pensado así. Pero no creo que sea problema, porque a mi padre seguro que si lo acuerdan en su paso como gobernador, porque fue muy popular y eso me será de gran utilidad.
Nuevamente le cuestionaría, al advertirle que si bien era cierto que Don Juan había gobernado casi la segunda mitad del sexenio 1976-1982, la terminación de su breve gestión tenía ya prácticamente 24 años de haber concluido y que por lo tanto, en agosto 20 de 2006, quienes decidirían el resultado de los comicios no habían nacido todavía, por lo que su principal prioridad debería ser la de llevar a cabo una precampaña, para que lo conocieran y a su vez se enterara de la problemática de cada una de las Regiones de la entidad.
Me queda claro, Mario. Creo que no hay vuelta de hoja, por lo que hablaré con Pablo para planear esta estrategia que me recomiendas. Lo que si te puedo asegurar es que pésele a quien le pese, voy a ser gobernador de Chiapas, no necesariamente por el PRI.
Una expresión que tenía mucho que ver con José Antonio Aguilar Bodegas, que ya se proyectaba como el enemigo a vencer dentro de las filas del tricolor, dada la impresionante trayectoria del político costeño, muy difícil de superar por Juan José, pues lo mismo había sido alcalde de Tapachula, delegado federal, diputado local, líder del Congreso, presidente del PRI estatal, diputado federal varias veces y senador de la República.
El 25 de abril de ese año, ante la inminente postulación de Aguilar Bodegas por el PRI, Juan José Sabines Guerrero, el neo político nacido el 20 de agosto de 1968 en Tepetlaoxtoc de Hidalgo, estado de México, que por aquellos días ya seguía al pie de la letra las consignas del gobernador Pablo Abner Salazar Mendiguchía, anuncia su renuncia como militante del Revolucionario Institucional, para optar por el respaldo de los Partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), y Convergencia, “para dar continuidad a la Administración que concluye, porque ha traído una derrama millonaria al desarrollo social”.
El 30 de mayo quedaría oficialmente registrado ante el Instituto Estatal Electoral, como candidato de la “Coalición por el Bien de Todos”, mientras se confirmaba la designación priísta a favor de José Antonio Aguilar Bodegas.
Volvería a ver Juan José Sabines Guerrero, en la ciudad de México, días después de su ungimiento. Ocurriría luego de una llamada telefónica del presidente y director de Organización Editorial Mexicana, Mario Vázquez Raña, del cual era también director adjunto, para indicarme que al día siguiente debería estar en su oficina 15 minutos antes de las 12, ya que me iba a presentar a un candidato a gobernador.
Durante los minutos previos a la reunión, el dueño de la Corporación OEM, me diría de quién se trataba y los lineamientos a seguir para la cobertura publicitaria de la campaña del aspirante a gobernar Chiapas.
En punto del mediodía, el primero en ingresar a la oficina, sería Mariano Herrán Salvatti, fiscal General de Pablo Abner Salazar Mendiguchía, y también ex zar antidrogas del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, seguido de Juan José Sabines Guerrero y detrás de éste el urgenciólogo Nemesio Ponce Sánchez.
Vázquez Raña y Herrán Salvatti, se saludarían con el afecto de la amistad de muchos años, mientras Juan José se mostraba impactado por esa relación y el anexo del despacho que contaba con una barra y un amplio comedor, donde se realizaría la comida programada.
De ahí saldría Sabines Guerrero, convertido en el “candidato de don Mario”, como él lo subrayaría durante la convivencia, destacando el “apoyo incondicional de su amigo Pablo Abner Salazar Mendiguchía, como garantía de su triunfo por anticipado”.
Vendrían los días de campaña, rumbo a los comicios del 20 de agosto, en los que de manera invariable el abanderado de la causa PRD-PT-Convergencia, siempre llegaba con varias horas de retraso, debido fundamentalmente a su acentuado problema de adicciones.
A mediados de la tarea proselitista, realizaría una entrevista a José Antonio Aguilar Bodegas, que publiqué en cuatro partes en la portada de Diario del Sur, lo cual molestaría en extremo a Sabines, quien se comunicaría telefónicamente para reclamarme el porqué le había dado tanto espacio a su rival de contienda, sabiendo que él era el candidato de Mario Vázquez Raña, por lo que me pediría un mejor trato.
Al día siguiente llegaría con cuatro horas de tardanza a mi oficina, y de inmediato iniciamos la conversación, en la que le hice más preguntas que a José Antonio, sobre la problemática que en ese momento enfrentaba Chiapas y los retos por vencer como compromisos de campaña.
Final del diálogo en el que inmediato me preguntaría Juan José: ¿Cómo me viste?
Mi respuesta fue simple: Mal, porque mientras José Antonio contestó con el equivalente de seis párrafos a cada interrogante, tú solamente lo hacía con uno, porque no conoces la realidad de Chiapas.
Ahí reconocería que minimizó la recomendación de una precampaña para empaparse de la problemática y en consecuencia ofrecer alternativas de solución, además de que lo conocieran.
-¿Qué espacio sale?, me dijo.
-No más de una parte, le precisé.
Fue entonces cuando desesperado me pediría: En nombre de la memoria de mi padre y de la gran amistad que tuviste con él, te ruego que completes hasta igualar lo publicado a Aguilar Bodegas, porque tú conoces bien Chiapas.
Esa misma tarde me comuniqué con el presidente y director general de OEM, Mario Vázquez Raña, para explicarle lo ocurrido. Me comentaría que Sabines Guerrero ya le había llamado para quejarse de que yo estaba favoreciendo al abanderado del PRI.
Le informaría con detalle lo que pasaba, argumentando que el mayor espacio que Aguilar Bodegas tenía en Diario del Sur, era resultado del pago de publicidad, mayor que el de Juan José, por lo que me respondería que no había problema, pues para eso estaba Diario del Sur.
-¿Qué hacemos con la entrevista? Está muy deficiente, le dije, porque no conoce Chiapas.
Vendría la instrucción: Ayuda a ese pendejo. Es un ignorante, lo sabemos. Lo único que te puedo adelantar es que va a ganar la elección del 20 de agosto.
Tuve que rehacer el texto y adecuarlo, pero solamente publiqué tres partes, lo cual enardeció a Juan José Sabines Guerrero, que en lugar de agradecer la ayuda me amenazaría de que al llegar a la gubernatura, “compraré tu cabeza” a Mario Vázquez Raña, lo que finalmente cumplió en junio de 2007, en que renuncio como director adjunto de OEM y de Diario del Sur.
Pablo Abner Salazar Mendiguchía, haría sentir su poder en la Administración de Sabines Guerrero, desde el primer día del sexenio iniciado el 8 de diciembre de 2006, hasta el 7 de junio de 2011, en que cae en desgracia, al ordenar el mandatario la aprehensión de su antecesor, la cual ocurre cuando pretendía viajar de Cancún hacia Argentina, acusado de desviar 104 millones de pesos durante su gobierno, a los que se agregaron los cargos de peculado, ejercicio indebido del servicio público, abuso de funciones públicas, abuso de autoridad y asociación delictuosa.
Estaría
hasta el 15 de noviembre de 2012, preso en el centro penitenciario “El Amate”, de donde saldría después de negociar con Sabines Guerrero, su liberación mediante un acuerdo político, no jurídico que determinaría una sentencia absolutoria de todas las acusaciones.
Mariano Herrán Salvatti, el brazo ejecutor de Pablo Abner, sería blanco de las venganzas del gobernador, quien por cierto prolongó su permanencia en la Fiscalía General hasta el 31 de octubre de 2007, en que es designado por Sabines, como secretario de Economía el mismo día, ocupando el cargo al cinco de junio de 2009.
Permanecería privado de su libertad, bajo los cargos de los delitos de ejercicio ilegal de la función pública y abuso de confianza, pero también sería puesto en libertad antes de concluir el sexenio.
Poco se puede hablar de los beneficios que los chiapanecos recibieron del gobierno de Juan José Sabines Guerrero, para sumar dos sexenios perdidos, en los que el perjuicio fue grave, como lo demuestran la adquisición de una deuda histórica de más de 20 mil millones de pesos, cuyo ejercicio sigue siendo ejemplo de impunidad, así como una deuda similar a proveedores de servicios que aún se mantiene sin solución.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.