.- “Preferimos viajar en los vagones de los hombres, porque entre mujeres, no nos soportamos ni nosotras mismas.
Por Edmundo Cázarez C
La idea de construir el Sistema de Transporte Colectivo –Metro-, en el entonces Distrito Federal –hoy Ciudad de México-, comenzó en 1950, cuando la capital del país contaba con poco más de 4 millones de habitantes. Uff, aquellos tiempos cuando los viejos tranvías entrecruzaban la ciudad y el tráfico de automotores comenzaba a incrementarse notablemente, lo que había encendido los focos rojos en cuanto a la movilización de los habitantes del creciente Distrito Federal, se refiere. Además, el sistema de camiones existente ya no era suficiente para cubrir las demandas de miles de personas que vivían fuera de la ciudad, a lo que, curiosamente, consideraban como “provincia”, es decir, provenían de Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Tlalnepantla y Los Reyes/La Paz, por tan solo citar algunos de los puntos considerados, en ese entonces, como colindantes a la gran ciudad.
Justamente, un año antes de que se llevaran a cabo los XIX Juegos Olímpicos en México, sin demoras, el entonces Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, autorizó la rápida iniciación de los trabajos de construcción de la primera línea del Metro. Así fue, así como aquella mañana del 17 de junio de 1967, en compañía del entonces Regente de la Ciudad, Alfonso Corona del Rosal, Gustavo Díaz Ordaz colocó la primera piedra de la construcción del novedoso Sistema de Transporte Colectivo –Metro-, con lo cual y sin lugar a dudas, nuestro país ingresaba a la modernidad, en cuanto a transporte colectivo se refiere, a nivel mundial.
La primera etapa del “tren naranja” capitalino, comprendía la construcción de tres líneas con direcciones de oeste a este, norte-sur y del noroeste al centro para luego girar hacia el sur.
Después de dos años de intensos trabajos ininterrumpidos, La Línea 1, color rosa, era la primera que entraba en servicio, aquel memorable 4 de septiembre de 1969, con una ruta inicial solamente de Insurgentes a Zaragoza.
Indudablemente que la gente estaba totalmente fascinada con esta nueva forma de un transporte: rápido, limpio y seguro. México, por fin, contaba con un Sistema de Transporte Colectivo Subterráneo –Metro-. Los habitantes del entonces Distrito Federal, presumían a propios y extraños, un gran logro que colocaba a México a la par de las grandes urbes.
También es necesario resaltar que, a la par de la construcción del Metro –en sus 12 líneas-, se lograron muchos descubrimientos de vestigios de nuestros antepasados, por ejemplo, cuando se construyó la estación Pino Suárez, fue descubierta una pequeña pirámide dedicada al dios azteca del viento, Ehécatl, la cual, se determinó fuera el símbolo de dicha estación, tanto de las líneas 1 y 2, respectivamente.
Durante el sexenio de José López Portillo, en 1977, se pensó hacer un proyecto de 315 kilómetros del Metro, el cual, consideraban que podría ser terminado hacia el año 2015, pero algunas rutas tuvieron que cambiar su alineación debido a las condiciones geológicas de la ciudad. Es sumamente necesario recordar que la Ciudad de México fue construida sobre un lago y el subsuelo lacustre complicaba enormemente la construcción de un tren subterráneo.
Para el 2020, se tenía contemplado construir otras 17 líneas del Metro, así como otras 10 líneas ligeras ferroviarias, con lo que se pretendía unir ciudades en un radio de 100 kilómetros alrededor de la capital. Expertos en la materia, nos aseguran que, de esta manera, el Metro de la Ciudad de México, estaría en condiciones de transportar diariamente a más de 22 millones de habitantes, en un medio de transporte confiable, seguro y limpio, en la ciudad más grande del mundo, claro está, con la muy lamentable y fatídica excepción de los hechos registrados en la línea 12.
¿MUJERES JUNTAS?… ¡¡NI DIFUNTAS!!
De acuerdo a datos existentes en la página oficial del Sistema de Transporte Colectivo –Metro-, las 12 líneas cuentan con 10,584 asientos confinados a las mujeres embarazadas, con niños, personas de la tercera edad o con alguna discapacidad, quienes tienen el derecho de solicitar el asiento en caso de que se encuentren ocupados.
Durante los meses de enero, febrero y marzo del año en curso, realizamos 584 entrevistas de manera aleatoria entre usuarias del Metro en sus 12 líneas, para ÍNDICE POLÍTICO, a quienes les preguntamos ¿Por qué viajan en los vagones de los hombres si tienen 3 vagones reservados de manera exclusiva para ellas? Y vaya que sus respuestas nos sorprendieron muchísimo:
El 94% de las entrevistadas contestaron:
*.- Que ni entre ellas mismas se aguantan
*.- Que una mujer enojada, es muchísimo más agresiva que los hombres
*.- Que prefieren viajar en los vagones de los hombres, aunque vayan incómodas, porque entre ellas no se soportan y son capaces de “agarrarse del chongo y darse en la madre”
*.- Con cierto sarcasmo, admiten que en horas pico, “los arrimones” son más ricos.
Lorena López, estudiante de la carrera de sociología de la UNAM, nos expresa: “A las mujeres nos produce incomodidad o inseguridad abordar los vagones destinados a las mujeres porque no hay educación ni respeto. Lo único que nos sucede es que como mujer si te vas a esos vagones, en lugar de ser aplastada por un hombre, es una mujer la que te aprieta, nos pellizca las “pompis” o las “bubis”, y eso, por supuesto que nos da asco. Además, nos agarramos del chongo hasta desgreñarnos, mientras que los hombres parecen niñas, solamente se mientan la madre, se insultan y se dicen de cosas, pero de ahí no pasa a mayores… parecen “mariquitas”
Doña Amalia “N”, una señora proveniente del estado de Veracruz, quien viajaba a bordo de la Línea 1, en el trayecto de Pantitlán a Observatorio, siendo acompañada por su hija y yerno, nos dijo: “Mire usted, el hostigamiento sexual hacia las mujeres jamás se va acabar. Ya sea en el Metro, en los taxis, en las micros o en el Metrobús, siempre ha existido y existirá. A mí, me parece que esta medida de separar a las mujeres de los hombres no tiene caso… ¡es una absoluta pendejada!!! La mera verdad, ya somos un chingo en la Ciudad de México. La gente ya no cabe, y la neta, los vagones destinados a las mujeres… ¡van vacíos!!! En mi caso, vengo acompañada con mi hija y mi yerno, ni modo que nos separemos, esas, son jaladas de la Jefa de Gobierno, doña Claudia Sheinbaum Pardo.
¿Por qué una línea divisoria entre hombres y mujeres en el Metro?
La medida de implementar una línea divisoria entre hombres y mujeres dentro de las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo- Metro-, de la Ciudad de México nació en 1971, durante la administración del presidente Luis Echeverría, a tan solo tres años de su inauguración y siguiendo las normativas a nivel mundial, se optó por establecer la división entre hombres y mujeres dentro del Metro en las líneas 1 y 3, con un horario de las 06:00 a las 10:00 horas y de las 17:00 a las 22:00 horas, sin embargo, México es el único país a nivel internacional que continúa con esta norma.
Posteriormente, en el año 2000 se estableció oficialmente que los 3 primeros vagones de cada tren de las líneas 1,2,3,4, 5,7,8,9, 12 y “A” serían de uso exclusivo para mujeres y niños menores de 12 años.
Tras una serie de denuncias por “hostigamiento sexual” en el Metro, en 2007, el Gobierno del Distrito Federal implementó el programa “Viajemos Seguras” que consistía en la separación física entre hombres y mujeres en horas “pico”, con la finalidad de garantizar la seguridad de usuarias del Metro, brindándoles protección jurídica, y en los casos necesarios, atención médica y sicológica.
Debido al desorbitado crecimiento de usuarios del Sistema de Transporte Colectivo –Metro-, el 26 de abril de 2016, por acuerdo del entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, se puso en marcha la “Estrategia 30/100 Contra la Violencia Hacia las Mujeres en el Transporte y Espacios Públicos” y se reforzó la separación de mujeres y hombres, ampliando dicha maniobra en todas las estaciones de la Red y los 365 días del año durante las horas de servicio del Metro. Adicionalmente, se instalaron vallas permanentes y se reforzó la seguridad con señalizaciones que delimitan los tres vagones de cada tren para el uso exclusivo de mujeres y niños menores de 12 años.
En horas pico, los “arrimones” son más ricos
Por último, contando con el apoyo y facilidades brindadas por las autoridades del STC -Metro, logramos entrevistar a varias usuarias dentro de los vagones destinados para uso exclusivo de mujeres y niños.
Acompañado y protegido por una mujer policía para evitar cualquier tipo de agresión, por el simple hecho de viajar dentro del vagón destinadas exclusivamente para ellas, solo así, pude preguntarles y no obstante sentir una mirada retadora:
-¿Que sienten viajar solitas en estos vagones?
-Vaya que sus respuestas nos sorprendieron de sobremanera… “Mire usted, las mujeres somos muy cabronas, la neta, nos gusta más viajar en los vagones de los hombres. Como usted lo puede ver, estos vagones van casi vacíos porque entre viejas no nos aguantamos. Nosotras sí que nos agarramos a chingadazos, y no como los “hombres”, se mientan la madre y se dicen una sarta de insultos, pero de ahí, no pasa nada. Parecen “niñas”.
Doña Gloria Zepeda, de 49 años de edad, empleada de una zapatería en el Centro Histórico, nos dice: “Cuando nos subimos a los vagones de los hombres, sabemos perfectamente a lo que nos exponemos. Solamente aquellas “mujercitas” que siempre van amargadas con caras de sargento mal pagado, y que la noche anterior “no les fue nada bien”, es cuando se arma la gresca cuando sienten que alguien les da un pequeño rosón… y hasta jalan la palanca de emergencia, se hacen las ofendidas…¡Que no mamen!!
Además, reitera, que en las horas pico “los arrimones” son más ricos…
Por último, la licenciada Susana Moreno, quien todos los días viaja desde Villa Coapa a Santa Fe, exige a la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, que sería de mayor beneficio que esos vagones se los dejaran para uso exclusivo a las personas de la tercera edad, porque son quienes más sufren en horas de los verdaderos tumultos, y hoy en día, es un verdadero desperdicio porque materialmente van vacíos, y no es justo.
*.- Un 5 por ciento de las entrevistadas, me dijeron, así de claro, que les “valía madre”
*.- Solamente el uno por ciento, de las entrevistadas, señalaron que se suben a los vagones de los hombres porque les da “güeva” caminar hasta los destinados para ellas, lo que quieren, es llegar lo más rápido posible a sus destinos
En fin, ¿quién las entiende….?