martes, abril 23, 2024

EMPAQUE DE PRESIDENTE

Por Norma Meraz

 

Igual que la entrada del huracán a Hawái, en el Pacífico, irrumpió en la República Mexicana uno equivalente,  de nombre Andrés Manuel López Obrador.

El próximo presidente de México entró con fuerza en el escenario político nacional, luego de su triunfo avasallador en la selecciones del uno de julio pasado.

Antes de recibir su constancia de mayoría por parte del TRIFE para convertirse en Presidente Electo, López Obrador empezó a enfundarse el traje de Presidente .

Más allá del cambio de peinado – que copió de Don Benito Juárez- y la vestimenta realizada escrupulosamente por sastres profesionales, impuso un nuevo modo de arribar al poder, de asumirlo y ejercerlo.

Designaciones anticipadas de sus colaboradores  cercanos que lo acompañarán durante su mandato, el anuncio de decisiones relativas a una nueva  estructura del gobierno federal, como es el caso de la Secretaría de Gobernación, SEDESOL y SAGARPA; así como de iniciativas de reformas constitucionales de alto impacto; un nuevo tejido de redes de control -que, con el fin de acotar la corrupción- como la designación de delegados federales que controlarán y hasta sofocarán a los gobernadores -poniendo en entredicho al federalismo- son  personajes que fungirán como filtros entre los gobernadores y el Presidente; a la vez serán la vía de gestión y control con el Poder Legislativo y el gobierno federal amén de ser funcionarios públicos que desde esa ubicación iniciarán su carrera de ascenso político en sus lugares de origen. En otras palabras, los súper poderosos delegados, harán desde ya, su tarea política que los colocará en la primera fila de competencia para ocupar los gobiernos estatales, como es el caso de la maestra Delfina Gómez en el Estado de México, en donde algunos anticipados ya hablan de la solicitud de licencia que, quizá más pronto que tarde, solicite Alfredo del Mazo, quien lleva a cabo un gobierno ausente.

En temas  de enjundia, el Presidente Electo adelanta cómo y entre quienes se elegirá al Fiscal Federal, la designación del Secretario de Seguridad Nacional, la decisión de hacer adquisiciones consolidadas en todo tipo de insumos desde lápices, medicamentos, sistemas de cómputo, mobiliario escolar , etc. Acabar con la corrupción en lo mucho y en lo poquito.

A cerca de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Cuidad de México, asunto que un día si y otro también, nos mandan señales contradictorias; la convocatoria para una consulta nacional para ver si se construye o no y cómo está obra magna se llevará a cabo.

En este apartado, no debieran ser los expertos en la materia quienes opinen y sean las autoridades -en quienes hemos depositado la confianza-, tomen las decisiones?

No podemos dejar de mencionar lo referente a dar marcha atrás o de plano cancelar la llamada pomposamente Reforma Educativa, convertida en el estandarte del sexenio del Presidente Enrique Peña  Nieto, tan chiquita que no llegó ni a reforma laboral.

Hoy se ha roto con el formato tradicional de una transición de gobierno presidencial. Se ha mandado al archivo muerto el respeto a los cánones que siempre se observaron entre la fecha de la elección y la toma de posesión.

Este espacio de cinco meses Andrés Manuel López Obrador lo declaró tiempo muerto de otras épocas y se pronunció por el establecimiento de un cuasi gobierno en funciones, poniendo de inmediato manos a la obra.

Para bien o para mal, López Obrador fue orillando al actual Presidente Peña Nieto, al abandono de la escena política para posicionarse él como el núcleo de la política nacional .

Mientras Peña Nieto pide perdón a quienes pudo haber ofendido -como en otro tiempo lo hiciera  José López Portillo y  pidiera perdón a los mexicanos en su discurso de toma de posición-, accede y se presta a toda iniciativa de su sucesor a publicitar sus encuentros y, el colmo: acepta aparecer en Palacio Nacional con su gabinete junto al gabinete que acompañará a López Obrador .

La foto del Presidente que se va con el Presidente que llega , reflejo en un gran close up los rostros de un sexenio agonizante marcado por la incompetencia, la corrupción, la impunidad,  la violencia el libertinaje político y el derrumbe de un partido  -el PRI-, que habiendo sido el que llevó al poder a

Peña  Nieto, tras las elecciones de julio, se desabarranca y cae a un triste y lamentable tercer lugar en las preferencias de los mexicanos.

Es de dar pena cuando después de 5 años de no dar la cara ni la mano a los ciudadanos, Enrique Peña Nieto aparece en la TV con un rostro de indefinición acerca de lo que hará de su vida personal fuera de la vida política de México.

Mientras tanto López Obrador se enfunda el empaque de Presidente, a la par crece la expectación de lo que será su gobierno cuando tenga a la mano una mayoría legislativa, un Fiscal Federal a modo y la concentración  del poder que marcará el rumbo de México.

Así el panorama político-social de nuestro país que nos obliga a que:

Digamos la Verdad!

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