Detrás de la ilusión de “ser descubierto” se esconde un fraude millonario que opera a plena luz del día. El sábado 25 de octubre de 2025, en el Hotel Emporio Reforma de la Ciudad de México, la empresa estadounidense SPiNLA.TV, dirigida por Joe Lorenzo, realizará otra de sus “audiciones internacionales” para actores, cantantes, bailarines y modelos. Bajo la promesa de acercar talentos a Disney, Netflix o Paramount, esta compañía convoca entre 150 y 200 niños y jóvenes, llevándolos a pagar miles de pesos por cursos, fotos y programas de preparación para supuestas audiciones en Los Ángeles. En realidad, no hay contratos ni productoras detrás, solo un negocio disfrazado de casting que genera ganancias sin registro ni permiso en México.
SPiNLA.TV carece de autorización del Instituto Nacional de Migración para realizar actividades lucrativas, así como de registro ante la Secretaría de Economía o el SAT. La Ley de Migración prohíbe a extranjeros operar con fines de lucro sin visa adecuada, y la Ley Federal de Protección al Consumidor sanciona la publicidad engañosa. Aun así, SPiNLA promociona impunemente sus eventos en redes sociales, vendiendo sueños importados y cobrando ilusiones en dólares.
A este esquema se suma su filial, Prestige Talent Productions, que ha convocado un evento idéntico para el 1º de noviembre, también en la Ciudad de México, encabezado por Day’nah Cooper Evans, quien se presenta como representantes de la industria del entretenimiento estadounidense. Su modus operandi es el mismo. Ninguna de estas empresas está registrada en México ni cuenta con permiso migratorio o comercial para operar, lo que plantea un riesgo evidente para las familias que confían en ellas.
Por ello, es urgente que el Instituto Nacional de Migración, la PROFECO y la Secretaría de Economía actúen de inmediato: verifiquen las condiciones migratorias de los organizadores, revisen los permisos comerciales y, sobre todo, protejan a los menores y sus familias de prácticas potencialmente engañosas.
No se trata de frenar el talento, sino de evitar que la ilusión de nuestros jóvenes se convierta en negocio para quienes operan al margen de la ley. La creatividad mexicana merece oportunidades reales, no castings sin permiso que cruzan nuestras fronteras bajo la sombra del engaño.
