miércoles, diciembre 4, 2024

El dilema de Samuel

Federico Berrueto

Dante Delgado se quedó sin candidato creíble. Luis Donaldo Colosio públicamente reiteró su distanciamiento de la tentación de estar en la boleta en 2024. Marcelo Ebrard nunca ha sido opción ya que la idea del dirigente de MC, con o sin acuerdo con AMLO, es dividir la oposición no a Morena. Sus arengas contra el régimen son engaño, las que emprende contra la oposición son reales. ¿Puede ser el gobernador de Nuevo León un candidato creíble? Difícilmente.

Las dificultades del joven Samuel García exceden a las de lograr la licencia del Congreso local para competir. Pueden condescender para que se vaya, más no para designar gobernador sustituto o interino. Tampoco hay certeza de que pueda regresar. MC en Nuevo León es otro accidente histórico, muy diferente al de Jalisco. El gobernador no depende de los regios, sino del favor presidencial. En su campaña se le amedrentó desde la presidencia con un expediente en contra de él y su familia. Dante intercedió y de perder con el PRI o perder con MC, AMLO optó por lo segundo.

La debilidad de Samuel es la misma que la de MC en Nuevo León. Una tríada de jóvenes políticos avizoró bien la oportunidad de incursionar en la política al margen del PRI y del PAN, partidos dominantes de la escena política: Agustín Basave Alanís, Samuel y Luis Donaldo. Se decidieron por MC porque irse por Morena era tanto como declaración de guerra a los intereses económicos que de siempre han dominado la escena política. Jaime Rodríguez, El Bronco, ganó con su apoyo. Natividad González Parás llegó a la gubernatura una vez que los entendió y con ellos pudo llevar al cargo a Rodrigo Medina, quien se distanció y optó por un acuerdo con Francisco González de Multimedios. El error lo pagó con la alternancia a favor de El Bronco. No sólo es dinero, también es poder mediático, el de Alejandro Junco, propietario de El Norte, el medio escrito más relevante e influyente.

MC no existe mayormente en Nuevo León. Casi todo pende de los tres jóvenes. Colosio no tendría problema para la reelección, su gobierno ha sido razonablemente bueno y su imagen es positiva. Samuel vale por el cargo, sin él otra es la historia a pesar de la rimportante presencia digital de Mariana Rodríguez, su esposa a quien se le promueve como posible candidata al Senado; todo queda en familia. La salida de Samuel del gobierno estatal representaría la mayor pérdida para MC, particularmente si Enrique Alfaro y los suyos se escinden del proyecto partidista.

Dante es un político experimentado, malicioso, desconfiado y con conocimiento de los personajes. Su postura no deriva de un mal cálculo, sino de una decisión personal de servir a López Obrador. Pero para que el proyecto de partido transite requiere de un candidato presidencial creíble. Samuel no parece serlo, mucho menos él. El tamaño de su compromiso con López Obrador quedará a la vista si persiste en su postura de presentar un candidato con el efecto de fragmentar a la oposición. Nada explica, excepto un tema inconfesable, el que comprometa todo en el afán de complacer al presidente.

Dante cuenta con Samuel, pero sólo con él. Agustín públicamente marcó distancia y se pronuncia por valorar sumarse al Frente por México y a la candidatura de Xóchitl Gálvez. Colosio anda en las mismas y su descarte es un golpe severo a Dante; sus palabras son claras y un mensaje inequívoco: él no será el artífice de la división de “una oposición que tiene genuinas intenciones de recalibrar el rumbo de México”.

El camino más razonable para Samuel, Dante y MC es declinar en su intento de construir una candidatura alternativa opositora. El acuerdo con el Frente por México abre espacio para la gobernabilidad en Nuevo León en beneficio del mandatario y su grupo, además de dar mejores condiciones para la contienda de 2024 en la renovación de ayuntamientos y elección del Congreso local.

Las condiciones de polarización de la contienda y la previsible escisión de MC Jalisco anticipan un resultado por debajo del obtenido en la elección de 2018 o 2021, cifras que Dante ve con desdén, y avizora un resultado promisorio con una mala lectura de las encuestas. Finalmente, Samuel García tiene la última palabra, no Dante.

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