martes, marzo 19, 2024

El Cine de la Revolución Mexicana

Francisco Medina 

CIUDAD DE MÉXICO.- La Revolución Mexicana ha sido uno de los grandes temas cinematográficos, no solo de nuestro país sino de otras cinematografías. El cine muestra esta época importante de la historia de México y de su pueblo a partir del año de 1910: de la caída de Porfirio Díaz; la toma del poder de Francisco I. Madero; La crisis constitucional, a la sucesión presidencial de Lázaro Cárdenas en 1940, señala la Cinemateca Mexicana del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Documentos de este período son obra de los camarógrafos mexicanos Salvador Toscano, los hermanos Alba y Jesús H. Abitia, realizadores mexicanos testigos del movimiento revolucionario y que lo dejan en plasmado en imágenes en movimiento. El cinematógrafo Lumière fue el primer dispositivo con el que se filmó y proyectó estas imágenes, el comprador de este fue Salvador Toscano Barragán, el estudiante del colegio de Minería en 1895, quién ve el dispositivo promocionado en la revista francesa “La naturaleza” y lo teléfono . Inicia filmando Vistas (películas cortas). Colección de películas y con tema revolucionario son unidas por su hija, Carmen Toscano, quién forma la película Memorias de un mexicano (1950).

Otros camarógrafos mexicanos importantes son Julio Lamadrid quién filma con un dispositivo de la casa Pathe; otro es Manuel Becerril: Las fiestas del centenario, Desfile histórico y Polavieja en México.

Los hermanos Salvador, Guillermo y Eduardo Alba nos dejan la documentación más importante de la caída de Porfirio Díaz, siguiendo luego al presidente Francisco I. Madero hasta su muerte.

Jesús H. Abitia sigue todo el movimiento revolucionario y realización Epopeyas de la Revolución, único montaje de imágenes aprobadas por la Secretaría de la Defensa Nacional como versión oficial.

De la primera época revolucionaria solo dos nombres se han guardado en la memoria colectiva del cine: Pancho Villa y Emiliano Zapata.

Dos películas importantes difundidas a nivel mundial son: Viva Villa (1935) de Howard Hawks / Jack Conway, con Wallance Berry en el papel de Villa quien interpreta la visión que los norteamericanos tienen del héroe revolucionario: bueno y enamorado; El otro filme es Viva Zapata (1952) de Elia Kazan, con Marlon Brando interpretando a Zapata, siendo también la historia del héroe romántico de la Revolución Mexicana. Otra filmografía importante la encontramos en nuestro propio cine: Vámonos con Pancho Villa (1935) de Fernando de Fuentes; La Adelita (1937) de Guillermo Hernández G .; Con los Dorados de Villa (1939) de Raúl de Anda; Si Adelita se fuera con otro (1948) de Chano Urueta.

Villa es recreada por Ismael Rodríguez en la trilogía de películas: Así era Pancho Villa; Pancho Villa y la Valentina y Cuando viva Villa es la muerte. Pedro Armendáriz es Francisco Villa en estas películas y en cada una de ellas el personaje femenino tiene gran importancia: Jesusita en Chihuahua (María Elena Marqués); La Valentina (Elsa Aguirre) y La Adelita (Alma Rosa Aguirre). En esta trilogía, Ismael Rodríguez cuenta una serie de relatos cortos, anécdotas imaginarias y reales sobre Villa. Es una obra sin personalidad cinematográfica y Pedro Armendáriz está muy ajeno a darle vida propia a Villa.

Estas cintas son presentadas en este ciclo, no por sus cualidades cinematográficas, sino por la importancia que se le da al personaje de Pancho Villa, héroe revolucionario.

Durante la Revolución Mexicana (1910-1917), el cine jugó un papel importante como material propagandístico o noticioso. Reunir un gran número de personas por su valioso contenido. Los cineastas filmaban sin pretensión alguna de apoyo de ninguno de los bandos, porque el resultado se confunde y no querían perder la vida por haber apoyado a algunos de ellos.

Un gran impulsor del cine fue el Centauro del Norte, Pancho Villa. Este personaje histórico, gran héroe de la Revolución, llevó el cine a otro nivel. El documental fue un género iniciado por Doroteo Arango (Pancho Villa), del que su mecánica de filmación y sus contribuciones, siguen hasta nuestros días haciendo del cine mexicano, una gran influencia mundial del séptimo arte.

Otra gran aportación, fueron las “apoteosis” creadas por Francisco I. Madero, las cuales son tomas con final jubiloso al final de la cinta con finas de elogio para el protagonista fílmico. Esto se refiere a que en términos propagandísticos, era y es una forma de buscar aceptación e idolatrización de los políticos ante el público espectador.

La época post-revolucionaria se caracterizó cinematográficamente por los temas rurales y sobre el tema de la misma revolución, donde podemos tener un poco más cerca de lo sucedido durante esta guerra tan importante que sufrió México.

Inclusive el director ruso Sergei Eisenstein rodó la película ¡Que viva México! Nunca terminé, pues los inversionistas, intelectuales de izquierda estadounidenses, fueron perseguidos por lo que tuvieron que cortar los recursos a nuestro director ruso.

La época de Oro Mexicano muchos lo marcan desde 1936 hasta 1957, aunque los puristas del cine dicen que coinciden con la Segunda Guerra Mundia (1939-1945). Durante la época del cine de oro se produce un promedio de 122 películas cada año, cantidad que para la época sobrepasaba los límites soñados.

Ese período de esplendor se caracterizó por abordar las siguientes temáticas: comedias rancheras y musicales, historias policiales y representaciones de la vida de la clase media, logrando retratar un país que vivía un proceso de urbanización, con el que los espectadores se identificaban. Además de esos temas, en 1950 Luis Buñuel realizó su obra maestra mexicana Los olvidados, película sobre los jóvenes marginados de la gran capital que obtuvo el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes, en 1951, cobrando los tintes trágicos que nadie se atrevía a sacar por la pantalla grande.

AMN.MX/fm

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