Luis A. García * / Círculo Latino de Estudios Internacionales
*Características del grupo con la suma de Sudáfrica
*La nación africana ingresó en la cumbre de 2011.
*Es una agrupación estado-céntrica e intergubernamental.
*Vigorizada por el relato del cambio del poder mundial.
Fue en la cumbre anual de 2011 cuando los líderes del BRIC sumaron a Sudáfrica al grupo y así se añadió las que da vida al acrónimo BRICS y, como saldo de la crisis, después de años con muestras de heterogeneidad entre sus integrantes, parecía que lo único que tenían en común era amortiguar las crisis económicas de manera exitosa.
Gradualmente, se han distinguido otras tres importantes características: la primera, una decidida participación de los respectivos gobiernos en sus economías, con empresas de propiedad estatal y políticas públicas muy activas –hay quienes llaman a este modelo «capitalismo de Estado».
En segundo lugar, el llamado rasgo «neowestfaliano» de esos gobiernos: la centralidad de la soberanía como valor y la no intervención como principio, a fin de evitar la probable intromisión de las potencias establecidas o de «Occidente» en los asuntos internos (derechos humanos, democracia, política económica, etc).
Y, finalmente, se trata de un grupo estado-céntrico, intergubernamental, y no de las sociedades o los pueblos de esos países. Partiendo de esos rasgos, también es posible encontrar un nuevo impulso de colaboración entre potencias emergentes y países en desarrollo: una ola de cooperación Sur-Sur para el desarrollo, aparentemente menos condicionada que la existente desde el Norte hacia el Sur.
Los fenómenos antes mencionados vigorizaron todavía más el relato del cambio de poder mundial, lo que provocó análisis muy populares en su momento, con expresiones igualmente atractivas como «rise of the rest» (el ascenso del resto)14 y «the West and the rest» (Occidente y el resto)15.
Como el tiempo ha demostrado, el BRICS y el resto de los emergentes no parecen ser una amenaza revulsiva para el statu quo, pues estos países no se han coordinado para combatir el orden internacional ni han boicoteado ampliamente sus normas e instituciones16.
Si bien puede argumentarse que la anexión rusa de Crimea en 2014 iba en ese sentido, lo cierto es que no se puede atribuir ese hecho a una operación conjunta de potencias emergentes.
En cambio, para lo que sí ha habido formación de coaliciones de las potencias emergentes –esencialmente el BRICS– fue para sortear (bypass) algunos bastiones de primacía occidental en materia económica.
En materia de crédito, mediante el Nuevo Banco de Desarrollo (llamado coloquialmente «Banco BRICS»); en materia de liquidez en casos adversos, el Acuerdo Contingente de Reserva.
Ambas instituciones facilitarían que los países eviten acudir a dos de los organismos más impugnados del orden vigente, dada la preponderancia occidental en su liderazgo y reglas: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esto podría efectivamente configurar un orden paralelo, aunque muy incipiente y algo frágil por no contar con mayor participación del resto de las potencias emergentes.
Mediante el uso de estos foros y sus derivados, las potencias emergentes están aprovechando los clubes de gobernanza global que fueron exitosamente utilizados anteriormente por las potencias establecidas, como el G-7.17
*Coordinador Ejecutivo del CLEI , Cdmx