martes, abril 23, 2024

El amor, la muerte y la fe

Luis Alberto García / Moscú, Rusia
* Libros más importantes de la literatura rusa
* No hay manera de escapar de estas obras épicas.
* Son cuatro volúmenes que todos los niños leen.

No hay nada que Lev Tolstói no mencione en su novela Guerra y Paz, cuyos héroes icónicos son el melancólico príncipe Andréi Bolkonski, el impetuoso Pierre Bezújov, la sincera y cariñosa Natasha Rostova (y otros personajes importantes), que representan a la sociedad rusa al máximo, con todos sus vicios y virtudes.
Los hermanos Karamázov, Fiódor Dostoievski (1879).- En su última novela, Dostoievski se sumerge lo más profundamente posible en el alma humana.
Al contar la historia del horrible Fiódor Karamázov, asesinado por uno de sus hijos, el autor habla metafóricamente de Rusia, del cristianismo y de los problemas existenciales a los que se enfrenta todo el mundo.
¿Debemos vivir confiando en nuestras emociones, o en la lógica y la sabiduría? ¿Puede Dios existir en un mundo tan imperfecto? ¿Hay algo cierto en el universo?
Tal vez no se encuentre ninguna respuesta leyendo Los hermanos Karamázov, pero mejorará la forma de acercarse a estos temas.
Eugenio Oneguin, Alexánder Pushkin (1833).- Una novela en verso que cuenta la historia de un inútil dandy del siglo XIX. Suena aburridísimo, pero este es uno de los libros más ingeniosos de todos los tiempos, donde el poeta ruso Alexánder Pushkin demuestra todo lo que es capaz de hacer.
El protagonista Oneguin, despiadado y vacuo, destruye accidentalmente la vida de los demás y acaba encontrándose sin nada. Aunque suene a algo oscuro, sus aventuras no sólo son divertidas sino también esclarecedoras, y el autor lo presenta todo con tanto humor e ironía que no puedes evitar reírte mientras lees.
El jardín de los cerezos, Antón Chéjov (1904).- Chéjov fue uno de los escritores más melancólicos y divertidos (en Rusia, algo no tan contradictorio como parece).
Sus héroes suelen ser mezquinos y a veces patéticos, pero eso es lo que los hace adorables y el autor nunca los desprecia, sino que los llena de simpatía y amabilidad.
En El jardín de los cerezos, su última obra, Chéjov alcanza su apogeo al mostrar la tragedia cotidiana de la vida humana.
Una familia pobre, pero de la aristocracia, no puede llegar a fin de mes, así que tienen que vender su jardín de cerezos o perder toda la propiedad.
Pero los viejos aristócratas titubean, incapaces de despedirse de su hermoso pasado, representado por el dicho jardín.
Metafóricamente, Chéjov nos muestra la debilidad de las viejas generaciones que están son arrastradas por el nuevo siglo.
Sigue siendo un hermoso juego de nostalgia y de “paraíso perdido”, que ha sido escenificado hasta hoy en todo el mundo.
Los bajos fondos, Maxim Gorki (1903).- Otra obra de teatro de principios del siglo XX que trata temas totalmente distintos: Gorki muestra la vida de los sin techo en un albergue. Borrachos, prostitutas y criminales, no pueden caer más bajo.
Pero incluso en tales condiciones, los personajes de Los bajos fondos, como verdaderos rusos, encuentran el momento y el lugar para entablar debates filosóficos como el dilema central de esta obra: ¿qué es más importante, la verdad o la esperanza?
El libro es sombrío, pero vale la pena leerlo para comprender la génesis de la revolución rusa, en la que Gorki está destinado a convertirse en el escritor más destacado de los bolcheviques.

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