Roberto Fuentes Vivar
- Los 100 días que polarizaron a México
- Es más activa la oposición en redes sociales
- Anzures, Bancos, Alcano, Marchas, Donar, GM
La polarización de la sociedad en México tiene ya varios años, pero se incrementó en el sexenio pasado, se hizo más patente durante las campañas electorales de 2018, y se ha exacerbado en los primeros 100 días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
De hecho en estos primeros 100 días de gobierno ha hecho su aparición con mayor intensidad en las redes sociales una nueva especie de clase política: los catastrofistas, que a todas horas invaden las redes sociales para pregonar (en mucho con el apoyo de los medios tradicionales de comunicación) la catástrofe desatada por cada una de las palabras y acciones del presidente. Por otra parte, los aplaudidores de AMLO (que todo lo ven positivo) han reducido su nivel de participación, mientras que una parte minoritaria (en la cual confieso que me encuentro) considera que 100 días son muy pocos para poder juzgar al mandatario.
Como ejemplo expongo que hace unos días un antiguo compañero periodista, Jesús Matus, publicó en su muro de Facebook una especie de pregunta o reto: “La neta no sé de cuál estén fumando, no he visto que nos movamos ni hacia el bienestar o a la catástrofe”. Inmediatamente le cayeron decenas de comentarios, principalmente de catastrofistas que casi le recriminaban no ver la realidad. Personalmente estuve de acuerdo con él y también me llovieron comentarios en contra.
Lamentablemente una de las consecuencias de la polarización que vive la sociedad en las redes sociales es que en esa especie de ágora recreada en las computadoras los participantes consideran que todos comparten su opinión. Es aquí en donde radica uno de las debilidades de los catastrofistas: no se han dado cuenta aún de que son una minoría.
Así lo expresaron los resultados en las elecciones y así lo confirman casi todas las encuestas que se han dado a conocer en las cuales el promedio es que ocho de cada 10 mexicanos es favorable a las medidas adoptadas por el presidente López Obrador.
En este sentido me atrevo a publicar algunos párrafos del estudio que hizo Integralia con motivo de los 100 días de gobierno de AMLO: “La popularidad del presidente de la República oscila entre 67% y 85% y muestra una tendencia estable o al alza, algo inusual para un mandatario durante sus primeros 100 días de gobierno. Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto vieron caer su popularidad durante los primeros tres meses de sus gobiernos”.
Y añade: “Cinco factores explican la alta aprobación de AMLO: i) un estilo cercano de gobernar; ii) la expectativa de mejora que sigue al hartazgo de los gobiernos anteriores; iii) un gobierno de “acciones rápidas” (aunque con poca planeación y problemas en su implementación); iv) una estrategia de comunicación que utiliza un lenguaje común y cercano; y v) el planteamiento constante de una lucha del bien contra el mal (donde el mal es el neoliberalismo y el bien es la Cuarta Transformación). Respecto a lo primero, el presidente ha tomado decisiones políticamente rentables – como eliminar la pensión de los expresidentes, abrir Los Pinos a la ciudadanía, deshacerse del avión presidencial, etc.– así como encontrarse con los mexicanos cara a cara. Asimismo, su agenda 24/7 es percibida como un fuerte compromiso con sus gobernados. Segundo, el nuevo gobierno ha despertado grandes expectativas de mejora entre la población. A pesar de datos económicos desalentadores, las encuestas muestran que los mexicanos se sienten más seguros y consideran que la economía está mejorando. La esperanza parece más poderosa que las cifras. Por otra parte, el presidente ha buscado cumplir algunas promesas de campaña con la mayor rapidez posible y ha tomado acciones controvertidas que han abonado a su popularidad, como el combate al robo de combustibles. Este tipo de decisiones crean la imagen de un presidente de acción que busca cumplir sus compromisos y combatir la corrupción”.
Hay muchos elementos que abonan la polarización en la sociedad: desde el primer día de gobierno ha mantenido la idea de crear un nuevo modelo económico que sustituya al neoliberalismo, lo que ha generado el descontento de una parte de la sociedad que aunque minoritaria ha concentrado el poder económico en el país en los más recientes 36 años.
Otro elemento interesante de Integralia es el siguiente: “contrario a lo que frecuentemente señalan sus críticos, el principal apoyo del presidente no se encuentra entre los jóvenes de bajos ingresos del sur del país, sino en mujeres de nivel socioeconómico medio y alto del centro y norte de México. Se trata de un grupo poblacional que tradicionalmente había sido poco afín a AMLO y que podría explicar en buena medida por qué su popularidad ha crecido”.
Dos sexenios contra 100 días
Hasta aquí Integralia y retomo el análisis propio (luego de revisar más de 15 datos duros de indicadores) que demuestra que en 100 días no hay cambios que abonen una catástrofe, pero tampoco, hasta el momento, un mayor bienestar para la sociedad.
Antes de comenzar, me atrevo a mencionar algunos eventos históricos que deben tomarse en cuenta para cualquier análisis: el anterior cambio de modelo económico (de supuesto izquierdismo –ahora llamado populismo- a neoliberalismo) tardó por lo menos dos sexenios y medio en consolidarse. El de Miguel de la Madrid, el de Carlos Salinas de Gortari y parte del de Ernesto Zedillo. En ese periodo hubo varios años con decrecimiento económico o con los peores indicadores económicos de la historia como 1987 y 1994-1995. ¿Por qué ahora que se intenta un nuevo modelo se considera una tragedia que haya bajo crecimiento económico en un solo año de gobierno?
Los catastrofistas ven la tragedia económica sobre todo en cuatro acciones: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, la construcción del tren maya, la repartición de dinero de manera personal a los beneficiarios –el caso más criticado es el de las estancias infantiles- y el apoyo a Petróleos Mexicanos (incluyendo en este punto la lucha contra el huachicoleo –en donde culpan a AMLO del accidente en Hidalgo-, la construcción de la Refinería en Tabasco y la degradación de las calificadoras).
Aunado a estos anuncios hay otros elementos que han sido criticado incluso por seguidores del presidente, como son la mala elección de algunos funcionarios y representantes populares (hay más de 10 casos, pero el más reciente es el de la senadora Lily Téllez), las diferencias con la iniciativa privada (incluyendo el anuncio de una posible ley para regular las comisiones y tarifas bancarias y a las calificadoras), las creación de la Guardia Nacional (con la que muchos de sus simpatizantes no están de acuerdo), el enfrentamiento con los organismos autónomos y la descalificación a los organismos de la sociedad civil, entre otros.
Es cierto que estas acciones (aunadas a otras como la inseguridad, que aún no muestra señales de disminución) han ocasionado que se reduzcan las perspectivas de crecimiento para este año por parte de analistas, calificadoras y el Banco de México.
Sin embargo, prácticamente todos los indicadores que se han dado en los 100 días de Andrés Manuel López Obrador, se han mantenido estables, con ligeras alzas o bajas, de acuerdo con las tendencias que se habían manifestado desde hace varios años.
La inflación en febrero fue de 0.03 por ciento, los índices de confianza (empresarial y del consumidor) han subido, el tipo de cambio está estable del peso frente al dólar, la creación de empleos formales mantiene su dinamismo respecto a otros inicios de año y hubo crecimiento de la inversión pública en enero. Por el contrario, La inversión fija bruta, la producción industrial, la producción de autos y las ventas al menudeo han mostrado debilidad, lo mismo que el mercado interno, pero no se contraponen en mucho con los números de meses anteriores. Incluso las turbulencias externas se mantienen afectando la economía como lo hicieron en el sexenio pasado.
En términos generales 100 días son muy pocos para evaluar a un gobierno. En ellos ha habido claroscuros, pero nada para anunciar un México color de rosa, pero tampoco para hablar de un color negro como el que pregonan los catastrofistas.
A nivel de bienestar social falta mucho para que pueda hacerse un análisis real de cómo los 179 mil 800 millones de pesos que supuestamente beneficiarán a 16 millones de mexicanos impactarán en la sociedad y en la economía.
Lamentablemente para dos partes de la sociedad, enfrentadas entre sí, la realidad es blanca o negra. Dice el filósofo del metro: en 100 días no se desdibuja ni se colorea un país.
Tianguis
Interesante que, en una entrevista con la Jornada, el alcalde Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, dijo que de los 48 polígonos de actuación que son auditados por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), por las irregularidades detectadas en los permisos emitidos, nueve se ubican en la alcaldía Miguel Hidalgo, entre ellos el complejo Puerta Reforma, donde se pretendía construir una torre de 80 pisos en la colonia Anzures, sobre las avenidas Mariano Escobedo y Melchor Ocampo. Explicó que en esa alcaldía hay mega proyectos de alto impacto que se encuentran detenidos al detectarse que se autorizaron con un mayor número de niveles a los permitidos y con un mayor potencial de construcción a lo que originalmente estaba pactado. La nota señala que “desde mediados del año pasado los vecinos de la colonia Anzures alertaron sobre la creación del polígono de actuación por parte de la Seduvi para construir el desarrollo Puerta Reforma, un rascacielos de uso mixto que incluiría una plaza comercial, obra que afectaría la movilidad y los servicios urbanos en la zona” (ver https://almomento.mx/diario-