jueves, abril 25, 2024

DIARIO EJECUTIVO: De Bayer a las “Viceras Juanita”

Roberto Fuentes Vivar
Mi calendario: una metáfora del cambio
Diarqco, bancos, minas, maquila, SCJN, Lumen

Durante casi 30 años, todas las mañanas la marca Bayer me ayudó a adormecer los sueños para incorporarme a la vida real. No porque tuviera que tomar un Alka Seltzer para la cruda o una aspirina para el dolor de cabeza o para prevenir males cardiacos.

Miraba el calendario y ahí estaba la marca. Gracias a él lograba saber en qué día estaba. Si era lunes o domingo y si la fecha correcta era el siete ò el 19 de tal mes, de tal año.

En esos más de seis lustros, mi amigo Peter Klees me envío, religiosa y puntualmente, el calendario anual de Bayer.

Era un almanaque para colgar, con grandes fotos de motivos mexicanos. Playas de arena blanca del Caribe, volcanes nevados de las cercanías a la capital, edificios coloniales, complejos urbanísticos modernos, paisajes desérticos del norte de la República, coloridos vestuarios de Chiapas u Oaxaca y hasta imágenes cotidianas de la vida nacional.

La foto de cada mes (de alrededor de 60 por 40 centímetros) dominaba el impreso y abajo venían (en un gran puntaje para que pudiera verlo un cegatón como quien esto escribe) los días de cada mes. Era desprendible y la imagen de cada 30, 28 ó 31 días se arrancaba para dar paso a otra, igual de onírica.

Muchas veces soñaba con estar en esa imagen playera o montañosa, mientras intentaba dormirme… o cuando recién despertaba me transportaba mentalmente a esos lugares algunos ignotos.

Pero también había otras fotos más lúdicas. Recuerdo por ejemplo la de cuatro mariachis que, en fila india, cruzaban una calle, recordando la famosa imagen de The Beatles en Abbey Road.

Mi amigo Peter Klees (un alemán de Colonia, la región más latina de Alemania) se jubiló en 2018, por lo que el calendario de 2019 fue el último de la cosecha de Bayer, por lo menos para mí. No sé si lo sigan imprimiendo. Lo único real es que ya no me lo envían.

En esos 30 años, la globalización y el neoliberalismo fueron la constante en la economía mexicana y, desde luego, mi amigo (como muchos alemanes de su época) era promotor de ese modelo económico.

Peter se enamoró de México y de una mexicana y según lo que sé ahora vive en la capital y disfruta su jubilación aprovechando, cada vez que puede, las vacaciones en lugares nacionales, como los que se mostraban en su calendario anual.

Sé, porque así me lo han hecho saber, que los alemanes valoran especialmente los calendarios. Así aprendí yo también a valuar el que cada año me enviaba Bayer.

Pero, al igual que muchas cosas del neoliberalismo, el calendario de Bayer se acabó para mí. Y el que lo sustituyó es igual de bello y enfocado a la mexicanidad, con enormes añoranzas de lo que fue la época de oro de los almanaques nacionales.

Durante esos 30 años, nuestro país vivió una especie de fiebre por lo extranjero, que se manifestó incluso en las comidas cotidianas, en muchas de las cuales se aprecia la exquisita trivialidad que combate contra la burda realidad.

La modernidad y el neoliberalismo (en el cual por los bajos salarios todos los miembros de una familia tenían –o más bien dicho tienen- que trabajar para alcanzar un ingreso digno) ocasionaron que la liturgia familiar de la comida común prácticamente desapareciera.

El ritual de sentarse a la mesa con todos los parientes (padres, hijos, hermanos y a veces tíos, abuelos o hasta bisabuelos) murió de inanición y en su lugar quedaron los vicios de la llamada comida rápida, con ínfulas fastuosas, pero que no pasa de ser simplemente “fast food”.

Hamburguesas, pizzas, tacos mal hechos, quesadillas (a veces insípidas y en otras ocasiones hipergrasosas), chop sueis, gorditas, sushis, sopas ramen (o Maruchan, como se les dice genéricamente), hotdogs, sándwiches con obleas de jamón, burritos y muchos otros platillos sustituyeron el gusto de las familias tradicionales mexicanas.

Confieso que en esos 30 años, al mirar el calendario pensaba: “hoy voy a comer una hamburguesa”, “pidamos una pizza” o simplemente le preguntaba a mi esposa, para ahorrar tiempo “¿Y si hoy vamos por comida china del restaurante de aquí a la vuelta?”.

En el mejor de los casos, preveía una reunión con amigos a comer carnes argentinas, comida francesa en un restaurante de lujo, alguna pasta en un lugar italiano, mariscos en un sitio de moda o (lo más parecido a la liturgia familiar) algún platillo mexicano, español o yucateco, en restaurantes nunca logran sustituir el ambiente familiar.

A veces, hasta llegué a apuntar en el calendario de Bayer (era tan grande que me permitía hacer anotaciones) letreros como “Hoy es día de comida hindú”.

Claro que en esos seis lustros de los que hablo también hubo muchos platillos mexicanos que se convirtieron en moda, sobre todo como “fast food”. Quizá el caso más sobresaliente es el de los tacos de mariscos estilo Sonora y Sinaloa, o el de los tacos al pastor, cuya importancia hace 50 años era mínima.

En contraste, muchos guisos que hace décadas eran parte de la liturgia de la mesa familiar han pasado al olvido, los han degradado, satanizado o estigmatizado, aunque algunos de ellos se repente se convierten en moda en algún restaurante de lujo, como “cocina gourmet”.

Incluso algunas comidas cotidianas de hace lustros hacen sentir, a muchos neomexicanos, degradados al ingerirlas (como si al comerlas se descienda en la escala social de la clase media), aunque se trate de exquisiteces que se vuelven “delicia gourmet” en sitios de moda.

Recuerdo que hace ya casi seis décadas cuando en la familia escaseaba el dinero mi madre preparaba milanesas de ubre, criadillas en salsa verde o riñones a la mexicana, aprovechando sus bajos precios. Hoy muchos alimentos como la ubre, los riñones, las criadillas, el corazón, la médula, la lengua y otras vísceras son despreciadas por muchos, aunque se trate de delicias culinarias.

 

La cola de res de Juanita… en adobo

 

Este año, y luego de que finalmente mi amigo Peter Klees dejara de enviarme el de Bayer, otro calendario alegra mis mañanas: el de “Viceras Juanita” (así, con todo y su falta de orografía) y me ha permitido reencontrarme con muchas comidas que fueron parte de la liturgia gastronómica cotidiana de mi infancia, hace sesenta años.

Escribo esta columna después de degustar la exquisitez llamada “Cola de Res en adobo”, preparada por el talento culinario de mi esposa. Con su carne magra, su carne no tan magra y con la consistencia gelatinosa de cartílago, su regusto de comino y su cebolla fresca. Me chupé los huesos y el sabor quedó en mis dedos.

Desde luego que compramos la cola de res en Vísceras Juanita, un expendio ubicado casi en medio del mercado de la colonia Roma (mercado Medellín) en el local 275, como lo anuncia el calendario, en el cual se lee: “una vez más deseándoles a nuestros clientes y amigos que este año sea de éxito y prosperidad”.

El ejemplar también es para colgar y recuerda la más antigua tradición de los calendarios mexicanos. Con una sola imagen para todo el año y las hojas de los meses desprendibles (en este ejemplar cada dos meses). La grafica principal es un collage de playas, volcanes, cascadas, pirámides, iglesias, mariposas, aves, una guitarra y, desde luego, un águila descendiendo hasta posarse en el nopal.

A diferencia del calendario de Bayer, éste cuenta con santoral y tiene marcados los días de fiesta, los feriados oficiales de nuestro país y hasta los que se celebran en Estados Unidos, seguramente porque la propietaria del expendio de vísceras ha pasado largas temporadas en el vecino país del norte para ver a sus familiares y descendientes que han emigrado allende la frontera.

Si antes veía el calendario y apuntaba que comería una hamburguesa, ahora me saboreó de antemano un hígado encebollado, unas criadillas en mantequilla, una pancita frita con aceite de oliva y perejil (como la hacía mi padre), una lengua a la veracruzana, una sopa de médula, una chanfaina de vaca a la chiapaneca, un mole de cadera, una milanesa de ubre, unas manitas en pibil, unos bisteces de corazón. O simplemente (como en este momento que miró el almanaque, mientras escribo) sigo degustando una cola de res en adobo.

¿Cuántos de mis contemporáneos saboreamos de niños este tipo de guisos en el ritual familiar de la comida? ¿Cuántos, por la invasión de comida rápida, desprecian hoy estas delicias? ¿Cuántos estigmatizan las vísceras como si fueran comida de segunda categoría?

Este nuevo calendario marca el inicio de un cambio. Un regreso al origen. No solo porque tuve que modificar mis despertares al pasar de Bayer a Vísceras Juanita (es decir de una empresa transnacional a una auténtica microempresa mexicana), sino porque todo el país, después de vivir la borrachera de modelos extranjeros, quizá ahora (que se ha declarado muerto el neoliberalismo) tendrá que acostumbrarse a la redención de muchas cosas nacionales, como los almanaques del mercado.

El cambio de calendario, es también un cambio de México. Hoy es otro día, en el que tal vez regresemos a la comida que despreció el neoliberalismo. Es decir el retorno a lo real. Dice el filósofo del metro: lo auténtico es lujo, lo demás es embrujo.

 

Tianguis

 

Interesante que el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) otorgó el primer crédito para desarrollo petrolero a Grupo Diarqco. Se trata de financiamiento (de siete millones 100 mil dólares) para un proyecto de desarrollo en el Campo Mayacaste.  Con este apoyo, el grupo privado 100 por ciento mexicano, perforará un nuevo pozo (con expectativas de producción de 600 barriles) y reparará otro que ya está en operación para obtener mil 600 barriles. El campo Mayacaste le fue asignado a Grupo Diarqco en la ronda 1.3, de diciembre de 2015 por la Comisión Nacional de Hidrocarburos. El campo Mayacaste se encuentra en el municipio de Comalcalco, Tabasco, muy cerca de la nueva refinería de Dos Bocas. Ahí se han logrado explotar los 20.9 millones de barriles de petróleo crudo equivalentes y con el nuevo financiamiento se podrá apoyar un plan general para producir más crudo en años venideros. Mayacaste Oil & Gas es una empresa mexicana fundada como resultado del campo otorgado a Grupo Diarqco… De acuerdo con información de la casa de Bolsa Intercam, al cierre de 2019, la cartera de crédito vigente otorgada por la banca comercial al sector privado alcanzó un saldo de cuatro billones 672 mil millones de pesos, con un aumento nominal de 4.9 por ciento, respecto a diciembre de 2018. Según los analistas, “a pesar de que hay un incremento en el crédito otorgado, el ritmo del mismo es preocupante, ya que existe una desaceleración pronunciada y ésta ha sido constante desde finales del 2016. Adicionalmente, en diciembre hubo una caída secuencial, pero esto fue en parte porque en noviembre se tuvo el efecto del Buen Fin”. Lo que llama la atención es que el crédito crece a un ritmo de menos de cinco por ciento al año, pero las utilidades (por lo menos de los bancos que han reportado a la Bolsa de Valores), se sitúan arriba de ocho por ciento… El viernes pasado se dio a conocer que durante 2019 el gasto de la Oficina de la Presidencia de la República disminuyó casi 81 por ciento respecto del ejercido un año atrás, pues se dejaron de erogar recursos destinados para seguridad, asesoría y difusión de las actividades de Andrés Manuel López Obrador. En 2019, la Oficina de la Presidencia sólo gastó 712.7 millones de peso, mientras que en el último año de Enrique Peña Nieto la erogación llegó a tres mil 578.4 millones de pesos… El INEGI dio a conocer que el índice de volumen físico de la Producción Minerometalúrgica del se redujo 0.2 por ciento en el penúltimo mes de 2019 frente al mes inmediato anterior. En su comparación anual, el índice observó una caída de 0.9 por ciento en noviembre del año pasado respecto al mismo mes de 2018… Otro indicador del INEGI, el de las maquiladoras de exportación, indica que el personal ocupado en los establecimientos descendió 0.4 por ciento en noviembre respecto a octubre del año pasado, A tasa anual el personal ocupado se aumentó 0.8 por ciento, las remuneraciones medias reales subieron 4.1 por ciento y las horas trabajadas 0.3 por ciento durante noviembre de 2019., comparadas con el mismo mes del año anterior… Hace unos días le comentaba en este espacio, los fracasos de Napoleón Gómez Urrutia en la Suprema Corte de Justicia, al intentar limitar la libertad de expresión de periodistas en los casos de César Castruita y Alberto Barranco en 2017. Ahora, la Corte dio otro golpe al senador, quien intentaba controlar la totalidad de los sindicatos mineros en el país. De hecho, el máximo tribunal del Poder Judicial dejó sin efecto un recurso de reclamación presentado por el senador Napoleón Gómez Urrutia para que se desconociera la existencia del Sindicato Nacional Democrático Minero, que agrupa a 14 mil trabajadores… Una buena noticia para diseñadores es que, hasta el 16 de febrero, Papelerías Lumen tendrá en preventa exclusiva, la tableta digitalizadora Wacom “One”, que incluye la más moderna tecnología para la digitalización de diseños en lápiz. Concretamente convierte los bosquejos en papel, directamente en archivos digitales, mientras se dibuja. Papelerías Lumen es una empresa 100 por ciento mexicana que busca traer los más modernos artilugios para ingenieros, constructores, arquitectos y diseñadores.

filosofodelmetro@yahoo.com.mx

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