Por Mouris Salloum George*
Si el río está muy turbulento, las dos condiciones básicas para cumplir con aquella advertencia, es que halla caballo pero, sobre todo, que tenga jinete.
Al cuarto para las doce, se dispuso la defenestración de Enrique Ochoa Reza como presidente del PRI. Ocupa su lugar el guerrerense René Juárez Cisneros, un operador político y electoral de la vieja escuela.
Juárez Cisneros estuvo en el establo del ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, desplazado en sus aspiraciones a la candidatura presidencial tricolor para 2018.
Ochoa Reza, como dirigente nacional del PRI, tuvo una sola misión: Armar el montaje para que la Asamblea Nacional de agosto reformara los estatutos para dar espacio a la designación de un candidato externo.
La maniobra dejó ardida a una buena porción de la militancia priista, pero la decisión fue irreversible cuando en noviembre el canciller Luis Videgaray dio golpe de timón al destapar a José Antonio Meade Kuribreña.
Al arrancar la etapa formal de la campaña presidencial, el ex secretario de Hacienda ha insistido en ser reconocido como candidato ciudadano. Advirtió que, de llegar a formar gobierno, lo hará sólo con gente decente: Una pedrada sobre el tejado tricolor.
Meade brega por quitarse de los hombros el peso muerto
En sus actos públicos, Meade ha empleado una decoración en cuyo logo queda diluido el emblema del PRI y su dirigencia formal ha sido excluida de los templetes.
Por lo que toca a Ochoa Reza, su suerte estuvo definida cuando no pudo apaciguar a la caballada a la hora de que se asignaron las candidaturas al Congreso de la Unión a finales de febrero pasado. Quedó atrapado en El Rubicón.
Una vez que el dirigente aseguró una candidatura federal, no se le podía localizar ni con radar. El coordinador de la campaña, Aurelio Nuño se había quedado con todos los mandos, la mayoría pintada de azul.
Dentro de diez días empieza la temporada de huracanes, anuncia el Observatorio: Ochoa Reza ha resultado damnificado anticipadamente. Llega René Juárez con la consigna: De lo perdido, lo que aparezca. Otro dicho campirano: No te arriendo las ganancias.
La cuestión que queda en el aire, es la siguiente: En consultas sobre una eventual declinación de candidato presidencial planteadas ante el INE, el cambalache sacrificó al PRI.
¿Quién festina? Ricardo Anaya Cortés declaró ipso facto que el cambio tricolor es señal de que el frente que abandera a Meade va en picada. Lo dice el segundo que encabeza la intención de voto para julio.
En el llano, donde algunos desesperados empiezan a buscar el voto útil, otro es el veredicto. Abriremos el sobre lacrado el 1 de julio.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.