Por Mouris Salloum George*
El pasado 12 de febrero, abajo del título Pasos en la azotea sobre el palacio de La Moncloa, planteamos la inminente crisis del gobierno del socialista Pedro Sánchez, forzado por las circunstancias a la eventual convocatoria a elecciones.
Si bien hicimos alusión a la declaratoria de Sánchez de reconocimiento a la presidencia espuria de Venezuela que detenta Juan Guaidós, subrayamos la ofensiva del Partido Popular y sus aliados contra su gestión.
Dos días después, agotadas las tentativas de aprobación de los Presupuestos Generales, Sánchez disolvió la Cortes y convocó a elecciones para el 28 de abril, en las que apostará por su primera reelección.
Duque presta su territorio a la invasión armada
Los sucesos políticos madrileños coincidieron con la exacerbación de la situación de Venezuela desde la Casa Blanca, donde el incendiario anaranjado Donald Trump ultima a la Unión Europea a dar su fíat al golpista venezolano.
A echarle gasolina al fuego contra el gobierno bolivariano contribuye el presidente colombiano Iván Duque Márquez, quien le hace el juego sucio al inquilino del Salón Oval.
Con un doble discurso, Duque finge hacer diplomacia, pero sonsaca a los gobiernos inscritos en el Grupo de Lima a preparar a sus fuerzas militares para el asalto armado a Venezuela, desdeñando los oficios de amable componedor de Uruguay y México.
Hace unas horas, Duque insistió en la opción militar para la que el Comando Sur de El Pentágono hace los aprestos de invasión.
Precisamente en Colombia, el Presidente autorizó el aterrizaje de tres aviones militares C-17 del Ejército estadunidense, camuflados de ayuda humanitaria para Venezuela, cuyo ingreso al país ha sido impedido por Nicolás Maduro.
La gusanera de Miami envía a sus combatientes por la libertad
Instalada la cabeza de playa, en Cúcuta, Colombia, han hecho pie los congresistas estadunidenses por el Partido Republicano Marco Rubio y Mario Díaz-Balart, de Florida, desde cuyo territorio despegaron las unidades citadas rumbo a la frontera Colombia-Venezuela la semana pasada.
Rubio y Díaz son reputados anticastristas, identificados con la gusanera de Miami.
Los legisladores republicanos pretenden “justificar” sus amenazas contra Venezuela, alegando que ya está ocupada, pero por fuerzas castristas. La demencia de Trump es contagiosa y auspiciosas de la conflagración latinoamericana.
Trump ha perdido, definitivamente, los estribos. En su pugna con El Capitolio, que la regatea fondos para la construcción del muro en la frontera con México, pasó del cierre parcial de su gobierno, a la declaración de emergencia nacional.
Esa acción ejecutiva, reservada para verdaderos riegos a la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, faculta al primate de cuello blanco a tomar recursos de otras partidas presupuestales a otros fines diferentes a los etiquetados.
94 Estados por la paz; 50 gobiernos por El Golpe
Dado el irracional comportamiento del inquilino de la Casa Blanca, a quien le vale la Constitución de su país, todo indica que la cuenta regresiva para Venezuela y el hemisferio en su conjunto ha comenzado.
Si bien la bancada demócrata, que tiene la presidencia del Comité de Asuntos Exteriores en la persona del legislador Eliot Engel, ha sostenido que una declaración de guerra ha de pasar por la aprobación del Congreso, en el Senado Trump cuenta con el aval de sus correligionarios de partido.
Estamos, pues, en pleno absurdo democrático: Todavía, el pasado 10 de enero, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al insistir en el diálogo para restablecer en Venezuela la paz y la estabilidad política, dijo contar con el consenso de 94 Estados miembros. Los golpistas blasonan el apoyo 50 gobiernos.
Todo se reduce a un solo voto: El del alienado de la Casa Blanca. Insistimos: La locura republicana lanza a la Humanidad toda al abismo bélico. Si alguien sabe rezar, que rece. El que no, pues no.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.