Francisco Medina
A tres días de las declaraciones del pejemesías López Obrador que perdonará a Carlos Salinas de Gortari y a Pena Nieto porque no odia y es todo amor, el silencio de los corderos es más que evidente.
Cuántas veces no hemos visto en las redes sociales a los defensores del mesías arremeter con todo contra aquellos que no están de acuerdo con su líder espiritual, al grado de incitar a eliminar de la tierra a todo aquel que no piense como ellos y les de la razón por muy equivocados que estén.
Cuántas veces no vimos arremeter al pejemesías contra el “innombrable” Salinas y contra Pena Nieto. Cuántas veces no oímos que lo que merecían era estar en la cárcel por ladrones. Cuántas veces no oímos decir que Salinas era el “padrino” de la “mafia del poder” y que Pena era uno de sus achichincles.
Pero ahora, después de todo, ha decidido otorgarles el perdón. Y como el mismo mesías, seguramente declarará como está escrito en Mateo 5: 43 “Habéis oído que se dijo: “AMARAS A TU PROJIMO y odiarás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles? 48 Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
Y más claro ni el agua cuando en entrevista con don Miguel Cantón dijo: “No es mi fuerte la venganza. Lo que importa es sacar adelante a México, eso es lo más importante y pensar hacia adelante, no odio, no podría vivir con odios, soy muy feliz. Yo no odio a nadie y vamos a poder entendernos con todos”.
Y a todo esto hay que agregar las adhesiones de cuestionables personajes a su proyecto como el yerno y nieto de Elba Esther Gordillo a quien también durante mucho tiempo criticó.
En fin, el silencio de los corderos es evidente pues todo parece indicar que lo que diga su pejemesías es ley y calladitos se ven más bonitos…