martes, marzo 19, 2024

DEL ABSURDO COTIDIANO: 2 de octubre no se olvida. José Revueltas y el Movimiento Estudiantil del 68

Francisco Medina

José Revueltas fue sin duda el ideólogo del movimiento estudiantil de 1968, su labor intelectual desde el interior de Ciudad Universitaria fue vital para darle vida a un programa político inexistente en nuestros días, la autogestión política sustentada en una democracia cognoscitiva.

La democracia cognoscitiva que propuso José Revueltas, se sustenta en la necesidad de crear comités democráticos de lucha que incidieran en la clase obrera y campesina del país durante las jornadas de movilizaciones en 1968. Dichos comités estudiantiles se encargarían de gestionar las demandas laborales mediante la conformación de asambleas populares donde dichas demandas se discutirían libremente. Revueltas, estableció además, un mecanismo democrático de acatamiento de las voluntades minoritarias a la voz de las mayorías, electividad democrática de los dirigentes de cada comité de lucha, asambleas popular regionales y apertura absoluta de las puertas de la Universidad para la clase trabajadora y la sociedad en general, tal como se realizó en mayo de ese mismo año de 1968 en la Sorbona de París y otras Universidades de Francia, donde estudiantes y trabajadores tomaron las calles para tomar el destino de su país en sus manos, desafortunadamente el lado obscuro del Estado, su monopolio organizado e institucionalizado de la violencia, reprimiría violentamente el levantamiento estudiantil también en el país galo.

Asimismo, el ideólogo del movimiento estudiantil, apostó por la derogación de la obligación que tienen los partidos políticos de participar electoralmente en los procesos político-electorales, sin que medie de por medio, su pérdida de registro político o su extinción.

Revueltas no titubeó en respaldar al movimiento estudiantil desde su génesis: estaba convencido de que él mismo era una respuesta de los jóvenes frente al autoritarismo asfixiante del régimen, el cual llegó a su máxima expresión durante el sexenio del presidente Gustavo Díaz Ordaz, el cual se caracterizó por reprimir brutalmente todos aquellos movimientos sociales —como el de los médicos— que exigían el mejoramiento de sus condiciones de vida y la democratización del país. Diez años atrás, en 1958, durante la gestión del Presidente Adolfo López Mateos, el gobierno había reprimido inmisericordemente al movimiento ferrocarrilero, encarcelando a sus principales dirigentes, entre quienes se encontraban Demetrio Vallejo y Valentín Campa.

El movimiento estudiantil de 1968 —sostuvo Revueltas, frente a dichas versiones— revestía una enorme importancia para la transformación política del país. “Yo creo —le señaló a la periodista Renata Sevilla— que la experiencia de 1968 es altamente positiva y que va a acarrear enormes beneficios, a condición de que sepamos teorizar el fenómeno… Yo parto de la siguiente premisa: el Movimiento de 1968 no es un proceso aislado históricamente, sino que tiene sus raíces en la falta de independencia de la clase obrera y en la represión del 58, de diez años antes, contra la huelga ferrocarrilera. Esto terminó por mediatizar en absoluto a la clase obrera y por invalidarla. Pero, como la historia se venga siempre de las contrariedades que sufre, caminó, digamos, por debajo de los acontecimientos hasta hacer estallar este sentido de independencia en el seno de la pequeña burguesía intelectual, que son los estudiantes. Fueron los estudiantes quienes representaban a esta corriente proletaria que había sido postergada por la represión….”.

Revueltas pensaba que en los hechos el movimiento estudiantil había venido a sustituir al movimiento obrero en cuanto se refiere a la tarea de encabezar la transformación democrática y revolucionaria de México. Sin embargo, Revueltas estaba muy lejos de pensar que el estudiantado, como tal, podía convertirse en una clase revolucionaria. En ese sentido, nunca estuvo de acuerdo con aquellas versiones —como la que enarboló en su momento el filósofo Herbert Marcuse— que planteaban que, ante la desaparición del proletariado como principal sujeto de la Revolución, este papel pasaba a ser asumido por sectores sociales como los estudiantes, las minorías raciales y otros grupos marginados.

Durante las acciones suscitadas entre los meses de agosto y octubre de 1968, José Revueltas elaboró un diario donde detalló los pormenores de aquellos instantes, los cuales fueron reunidos por su hija Andrea Revueltas después de la muerte de Revueltas en “México 68: juventud y revolución”, donde encontramos estas líneas que se quedaron para la posteridad:

“No quieren que seamos habitantes.

Somos sospechosos de ser intrusos en el planeta. Nos persiguen por eso; por ir, por amar, por desplazarnos sin órdenes ni cadenas. Quieren capturar nuestras voces, que no quede nada de nuestras manos, de los besos, de todo aquello que nuestro cuerpo ama. Está prohibido que nos vean. Ellos persiguen toda dicha. Ellos están muertos y nos matan. Nos matan los muertos. Por eso viviremos.”

(Referencias: Blastingnews)

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