Jorge Meléndez Preciado
Antes de presentar un libro del que no se acordaba su nombre (se titula: El México que merecemos, con prólogo de Luis Rubio), José Antonio Meade acusó a Nestora Salgado, la candidata de Morena al Senado por el estado de Guerrero, de secuestradora. Ella dijo que lo demandaría. Y el candidato hoy echado en manos del PRI y sus publicistas reiteró sus señalamientos y afirmó que él defendía a las víctimas de la sociedad.
Para reforzar a este suspirante, aparecieron dos viejos conocidos que supuestamente también ayudan a los atacados por delincuentes: Isabel Miranda de Wallace, quien le hace pastelitos a Peña Nieto en sus cumpleaños, y Alejandro Martí, el cual pronunció hace años una frase rotunda contra los burócratas que aparentemente combaten la delincuencia: “Si no pueden, renuncien”, sus dichos se los llevó el viento.
El día que apareció el texto de Meade, llegó a la ciudad de México: La caravana de la realidad del norte, marcha que venía de Ciudad Juárez y demanda justicia para los 43 de Ayotzinapa y personas afectadas por acciones criminales, sobre todo secuestradas. Meade no dijo nada. También, esa jornada, supimos que en los primeros cuatro meses de 2017 se registró la cifra récord de ocho mil homicidios dolosos. Meade no hizo ningún comentario.
Hace poco se reactivó el expediente contra Josefina Vázquez Mota, que recibió mil millones de pesos de la SRE- cuando estuvo Pepe al mando- y él volteó para otro lado. También están pendientes: Odebrecht y #Laestafamaestra, y el entonces secretario de Hacienda Meade lo ha ignorado. En todos los casos hubo damnificados y el funcionario estelar de Calderón y Peña Nieto guarda silencio.
En Monterrey asesinaron a Alicia Díaz, corresponsal de El Financiero. Es el quinto homicidio de periodistas en lo que va del año. Ni ahora ni antes- van cerca de cincuenta ultimados en el sexenio actual- Meade ha expresado recriminación alguna.
El caso de Nestora, es un ardid político para enlodar a quien ha sido exonerada y mellar la candidatura de López Obrador (ya lo confesó Meade). Tan claro, que el TSJ reabrió a los cuatro días del berrinche de José Antonio, varias causas en contra de la luchadora social.
El miércoles 17 en un restaurante del sur de la ciudad desayunaban muy cordialmente Ricardo Alemán y Eduardo del Río, del círculo íntimo de Meade. A los pocos días, el periodista volvió a canal 11. La televisora dijo que por no haber violado las normas en ese organismo público y debido a que el defensor de la audiencia así lo determinó. Esto último no es función de dicho cuidador de los televidentes, según Gabriel Sosa Plata (Radio Educación, 25 de mayo). Usted saque las conclusiones del caso.