viernes, marzo 29, 2024

De Viena y el controvertido Penacho de Moctezuma

POR REBECA CASTRO VILLALOBOS

A propósito de las recientes ocurrencias de pedir (¿o reclamar?) al presidente de Austria el llamado Penacho de Moctezuma para que se pueda exponer en el país, entre otros muchos objetos dispersos por el mundo, en el 2021, con motivo del 700 aniversario de la fundación de México-Tenochtitlán, los 500 años de la invasión española y el bicentenario de la consumación Independencia, me remonto nuevamente a mi viaje por Europa en el 2017.

Durante éste, tuve la oportunidad de visitar esa maravillosa ciudad que es Viena, en Austria, y entre mis más deseados anhelos, como buena mexicana, era conocer el Penacho de Moctezuma, del cual siempre he escuchado y actualmente en exhibición en el Museo de Etnografía de esa ciudad.

La visita a dicho Museo era parte de nuestra agenda acordada, y también coincidió con la ruta del autobús turístico que tomamos para arribar a los principales y más importantes lugares que nos ofrece la capital austriaca para visitar, más aún tomando en cuenta que nuestra estancia sería corta.

Como si fuera ayer, recuerdo el primer sitio en que descendimos, extasiados desde que se contempla su gran fachada: La Ópera Nacional de Viena y para ingresar tuvimos que esperar una hora para adquirir los boletos, tiempo que vimos recompensado al entrar y conocer tan extraordinario lugar.

Aunque en remodelación, si bien estoy cierta sólo en algunas zonas, hicimos un recorrido, confirmando lo que desde joven escuché, ese teatro de Ópera, en alguna fecha del año se convierte en la más grande sala de baile de parejas debutantes, sueño de toda quinceañera y lo que en mi terruño se denomina “Cotillón”.

Posteriormente, en la misma línea de autobús, nos bajamos en la parada ubicada precisamente frente al Castillo de Hofburg, residencia por más de siete siglos de la Familia Imperial de Los Habsburgo, mismo en el que se encuentran Museos y la tan famosa Capilla gótica donde se escucha a los Niños Cantores de Viena.

Actualmente residencia oficial del Presidente, en Hofburg se localiza la Biblioteca Nacional de Austria, el Tesoro Imperial de Viena, el tan mencionado Museo Sisí, además de otros, y no menos asombrosas áreas que comprenden el Castillo, ubicado cabe mencionar en plano corazón del casco antiguo de la ciudad.

Ese día el tiempo no fue suficiente para descubrir más extraordinarios sitios, teniendo aún pendiente el asombrarme, en mi caso, al recinto donde suponíamos encontrar el Penacho de Moctezuma, por lo cual incluso se tomó le decisión y por el costo de estadía, cambiar de hospedaje.

Así pues, a la mañana siguiente, prestos nos disponíamos tomar nuevamente el turibus, teniendo en la mente arribar al lugar donde se encuentra ese tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro. No obstante previo a nuestra salida del hotel, al checar horarios y precios del Museo, nos damos cuenta que el tan asediado Penacho se encontraba en restauración por lo cual, de decidir ingresar, mi sueño no se podría convertirse en realidad.

Quizás la frustración –no tanto de Paco, quien dice haberlo conocido durante su viaje mochilero con su hijo años atrás–, pero también los últimos acontecimientos sobre esta invaluable pieza de la que aún no se sabe si es obra de los amentecas o mexicas ni si en efecto perteneció al emperador Moctezuma, me causó aún más curiosidad saber pormenores, de los que resulta que la pieza es sólo uno de los muchos penachos que utilizaban los sacerdotes mexicas y no se trata de una pieza irremplazable.

Aunque, ya adentrándome en el tema, se difunde que resultado de exhaustivas investigaciones se han logrado tener un atisbo sobre su procedencia. Así pues, en el 2012, cuando se terminó uno de los tantos mantenimientos que se le dan, entiendo que cada tres o cuatro años, se rebautizó a la indumentaria como el “Penacho de México Antiguo”, ya que aseguran los que saben, es poco probable que Moctezuma II lo haya usado.

Será el sereno, lo que sí es que ese Penacho continúa siendo motivo de cuestionamientos, pero más de asedio por parte de las autoridades, de obtenerlo, pues la polémica en torno a la propiedad del tocado data desde 1991, cuando se exigió la devolución de la pieza, para posteriormente en 2011, ofreciendo un intercambio temporal, a cambio de la carroza dorada del emperador Maximiliano de Habsburgo, que se exhibe en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.

Ante una posible devolución, según he documentado: “es tan frágil que no podría ser trasladado desde Austria a nuestro país, a menos que exista la tecnología que logre cero vibraciones de la pieza durante el viaje”.

Así pues, no queda de otra que retomar ese recorrido de hace tres años y en especial regresar a Austria, esperando que tan polémico Penacho pueda ser contemplado por mis ojos.

Artículos relacionados