sábado, abril 20, 2024

DE MEMORIA: Las faldas bien fajadas…

Carlos Ferreyra

Dos mujeres ejemplares renunciaron a sus lucidores cargos dentro de la Transformación de Cuarta, pero con la delicadeza de damas que son, sin afectar a quien les dio tales responsabilidades.
Creo, y hablo de hecho sin saberlo, que Josefa González Blanco Ortiz Mena y Martha Bárcena, hicieron lo necesario para llevar a buen puerto sus responsabilidades. En distintos lapsos concluyeron, opino, que eran demasiados los intereses y los bloqueos al mandatario, al que no podrían dar cuentas a satisfacción.
Josefa es hija del ex gobernador chiapaneco, ex titular de Gobernación y senador, Patrocinio González Blanco, un político de enorme experiencia, con vasta cultura (habla varios idiomas) y probado cariño por su país y en especial por su patria chica.
Luego de graves desencuentros con el presidente Carlos Salinas de Gortari, abandonó la carrera política pero no olvidó ni su vocación de servicio ni su responsabilidad ante su pueblo.
Con sus ahorros creó una reserva natural la que dejó en manos de Josefa, profesional en el tema. El rescate del jaguar y el tucán, sin olvidar varios tipos de antropoides, dio empleo a decenas de personas como empleados y muchas más que se sumaron entusiastas al proyecto, que a pesar de agresiones y obstáculos burocráticos, sigue adelante.
Pero Josefa, apenas iniciado el sexenio, tomó conciencia de que uno de los principales planes del nuevo mandatario era el Tren que conectaría la Península de Yucatán y sitios de descanso de orden universal, a las cercanías de su rancho, en Palenque.
Familiares del presidente comenzaron a adquirir los terrenos aledaños al tren. Y a planear la erección de complejos turísticos. Hoy se sabe que la encargada principal de la maniobra inmobiliaria, es Felipa.
Josefa ante la impotencia para impedir tal atentado, aceptó retirarse. No era conveniente para la imagen del naciente gobierno una renuncia temprana. Se maniobró y la funcionaria aceptó un retraso de 40 minutos en un vuelo. Pecado mortal…
Inaceptable, proclamó la honradez valiente que aceptó el culpable retiro de la funcionaria, nuevamente dedicada en cuerpo y alma a la que definió hace mucho, como su vocación de vida.
Aclaro que siento enorme afecto por ambas señoras con las que no tengo el menor contacto. Pero las he seguido en sus actuaciones profesionales.
Especialmente a nuestra amada embajadora ante la Casa Blanca, Martha Bárcena, casada con uno de mis más queridos amigos, viejo compañero de redacciones y de oficina de Prensa en Relaciones Exteriores, bajo la tutela de Miguel López Azuara y el glorioso canciller don Jorge Castañeda, padre.
Mi referencia es al también embajador, jubilado, Agustín Gutiérrez Canet, por cierto tío de la más cercana relación de López Obrador, doña Beatriz Gutiérrez Müeller, su esposa.
De Martha es suficiente consultar su ficha biográfica en las redes para asumir que en 43 años de ejercicio diplomático, era sin lugar a la menor duda la opción superior para el cargo. Del nivel del piso, hasta la más destacada posición como embajadora, pasando por toda suerte de cargos y de cursos.
Si a los que conocemos la trayectoria de la diplomática, no nos cabe la menor duda sobre su valía, en el entorno del mandatario hay quien la desea fuera. Nada más por indicios lejanos, el principal es el jefe de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, un fallido funcionario en todos los cargos que ha tenido.
No podía ser diferente pero en este caso la presencia de nuestra representante diplomática ante el Gobierno gringo, mostró las deficiencias de nuestro manejo al norte y la riesgosa situación en que el país ha sido colocado por una falsa creencia en la amistad del imperio.
La situación, y sigo advirtiendo que son opiniones a distancia, debió convertirse en insostenible. Con el Ebrard frustrado, pretendiente al catre de Benito Juárez y buscando el respaldo público del presidente de Estados Unidos, bloqueando el acceso de la embajadora a Palacio Virreinal, la renuncia, antes que el juicio de la historia.
Llama la atención la parte final de la renuncia precisando que no hubo intervención o injerencia en la decisión:
“En consulta con el Presidente López Obrador he tomado la decisión de jubilarme de manera anticipada. Nadie más intervino ni tuvo opinión ni influencia sobre esta decisión personal. El proceso se concluirá en los próximos meses. En tanto, seguiré al frente de la Embajada”.
Mujeres ejemplares, perdidas para el país…

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