CIUDAD DE MÉXICO / SemMéxico.- Cinco de cada 10 cuerpos de personas en situación vulnerable o sin techo que han muerto al interior de albergues administrados por la Ciudad de México fueron utilizados en prácticas para estudiantes de medicina de la UNAM y el IPN en los últimos años.
Entre 2019 y 2022, nueve Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) reportaron, vía transparencia, el fallecimiento de 783 usuarios en sus instalaciones, de los cuales 427 fueron llevados a los anfiteatros universitarios al no ser reclamados por sus familiares.
Los albergues enviaron 265 cuerpos al Instituto Politécnico Nacional y 162 a la Universidad Nacional Autónoma de México; sin embargo, no en todos los casos los refugios revisaron que las personas no fueran buscadas por sus familiares, como señala el protocolo.
De esta omisión fue víctima Pedro Martín Bribiesca Almaguer, quien murió el 11 de agosto de 2020 en el albergue Plaza del Estudiante, a tres meses de haber ingresado a ese lugar, y su cuerpo fue enviado a la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, pese a tener una ficha activa de búsqueda desde diciembre de 2019.
Luego de las prácticas estudiantiles, los restos de Pedro terminaron en la fosa común del Panteón Civil de Dolores el 2 de mayo de 2022, casi dos años después de su muerte. Su familia supo de su paradero hasta 2023, tres años después de su desaparición.
La Secretaría de Bienestar e Igualdad Social (Sebien) informó a El Sol de México, vía transparencia, que hasta 2022 los CAIS llevaban directamente los cuerpos a las escuelas de medicina como material de práctica para los alumnos, pero esa actividad se detuvo el siguiente año a petición de las Comisiones de Búsqueda de Personas.
“Conforme al procedimiento a seguir en caso de defunción, el personal de los CAIS emite un informe médico donde se detallan las causas del deceso, da vista a la Fiscalía para las investigaciones pertinentes, y, en caso de que no se presenten familiares que reclamen el cuerpo, este se envía al Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses (Incifo) para las acciones correspondientes, conforme a la normativa aplicable”, explicó la Sebien en su respuesta a una solicitud de información.
“El personal que labora en los Centros de Asistencia e Integración Social sí verifica que las personas usuarias no cuenten con una ficha de búsqueda”, sostuvo.
Pese a que el albergue, ubicado en la alcaldía Iztacalco, tenía el nombre completo de Pedro y él tenía una ficha de búsqueda activa, sus deudos afirman que la institución no lo auxilió para hallar a su familia.
“Creímos que iríamos a un Semefo a reconocerlo, pero nos enseñaron fotos de su cuerpo, antes de que fuera sepultado en la fosa común. No lo reconocimos, nos negábamos a decir que sí era, sólo sus tatuajes nos confirmaron que era. Su cuerpo estaba muy delgado y maltratado, primero por haber vivido en la calle y después por todo lo que le hicieron los estudiantes”, dijo Viridiana, una de sus familiares.
Entre 2019 y 2024, las muertes totales dentro de los centros de asistencia capitalina suman mil 74. El albergue de Cuautepec, dedicado a adultos mayores, es el que más defunciones registró en ese periodo con 313 defunciones.
La Sebien proporcionó un listado de 92 causas de muerte, como infarto agudo al miocardio, infarto fulminante, abdomen agudo, constipación parasitosis intestinal, accidente vascular cerebral, amibiasis en intestino crónico, desequilibrio hidroelectrolítico, bradicardia crónica, paro respiratorio, bronconeumonía, y bronquitis aguda, entre otras.
Así reciben los cuerpos
La UNAM informó a través de una solicitud de transparencia realizada por este medio que durante el mismo periodo (2019 a 2022) recibió 171 cuerpos directamente de los CAIS, nueve cuerpos más que lo reportado por la Secretaría de Bienestar e Igualdad.
El año en que más restos recibieron de estos centros de atención para personas en situación de calle o vulnerable fue en 2018, con 93 cuerpos.
“Es importante aclarar que del año 2018 a 2022 se recibieron cuerpos de los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) pero no como donación, sino únicamente como depositarios de estos, hasta que en el año 2022 por indicaciones del Gobierno de la Ciudad de México y de las Comisiones de Búsqueda de Personas, se dejó de recibir cuerpos directamente de los CAIS”, detalló.
La máxima casa de estudios informó que desde 2002 existía un convenio con el gobierno de la Ciudad de México, en el que, a través de los centros de asistencia, los cuerpos de personas en situación de calle que alguna vez fueron remitidos a estos albergues podían ser utilizados con fines para la docencia e investigación.
“Todos los cuerpos provenientes de los CAIS llegaban directamente a nuestro anfiteatro, en donde se les daban métodos de conservación para poder ser utilizados para los fines establecidos”, explicó.
La universidad también dio a conocer que entre 2019 y 2020, previo a los nuevos lineamientos de las comisiones de búsqueda de personas, nueve familias acudieron a sus instalaciones para recuperar los cuerpos de sus seres queridos: cuatro en 2019 y cinco en 2020.
A partir de ese año la universidad no regresó más cuerpos directamente a las familias, sin antes tener una solicitud del Incifo, a través del Tribunal Superior de Justicia de la CdMx.
Para los cuerpos prestados, la UNAM estipula un tiempo de permanencia en sus anfiteatros de un año a partir del registro de la defunción.
“En cuanto al tiempo que permanecen los cuerpos provenientes de los CAIS en esta institución, depende del uso que se les dé a los mismos, sin embargo, de conformidad con lo establecido en el Reglamento del Registro Civil vigente en la Ciudad de México, el término para la autorización del acta extemporánea de defunción será de un año”, precisó la universidad.
También informó que una vez cumplido este plazo, la institución manda los cadáveres a la fosa común del Panteón Civil de Dolores, en la alcaldía Miguel Hidalgo, ubicado a 17 kilómetros de la facultad de medicina.
La UNAM reconoció que no era el órgano encargado de verificar la identidad de los cuerpos que llegaban a sus instalaciones, ya que previamente los centros de asistencia debían verificar que sus usuarios no cuenten con fichas de búsqueda.
“Los cuerpos ingresaban a esta institución con los datos proporcionados en los CAIS y era dicha dependencia quien se encargaba de verificar si existía alguna ficha de búsqueda cuando la persona aún se encontraba con vida”, reiteró.
El IPN, institución que recibió el cuerpo de Pedro, aplazó el tiempo para responder, vía transparencia, el número de cuerpos que los albergues remitieron directamente a sus instalaciones desde 2019 para realizar dichas prácticas.
De acuerdo con la Escuela Superior de Medicina del IPN, Pedro Martín Bribiesca Almaguer falleció por un infarto agudo al miocardio, producto de una anemia severa, en conjunto con una desnutrición grado III, detalla un reporte de la Comisión Nacional de Búsqueda, que en 2022 se involucró en el caso.
La Comisión halló una pista de su paradero, al comparar un listado de nombres de personas fallecidas inhumadas en la Fosa Común del Panteón Civil de Dolores contra el listado de nombres de personas reportadas como desaparecidas en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
Para recuperar el cuerpo de Pedro, los trabajadores del panteón le pidieron 40 mil pesos a su familia, cifra que no pudo pagar, por lo que su ser querido permanece en una tumba comunitaria con más de 100 cadáveres sin reclamar.
Sus seres queridos pusieron su nombre con un plumón en la placa de identificación de la fosa, a donde este 2 de noviembre le llevaron flores de cempasúchil y terciopelo, agua y le pusieron algunas de sus canciones preferidas: Murió la flor, de Los Ángeles Negros, y Sufrir me tocó, de Los Solitarios.
AM.MX/fm