Norma L. Vázquez Alanís
Los futurólogos vaticinaron hace tiempo que la tercera guerra mundial sería por el agua y los ambientalistas advirtieron desde las últimas dos décadas del siglo pasado que ese recurso natural se estaba agotando… Ahora, el ‘día cero’ está muy cerca. En mayo de este año Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, se quedará sin suministro total de agua.
Será la primera urbe del planeta en estar sin el líquido ¿cuántas le seguirán? Nadie lo sabe aún, pero ya es una certeza. A ello han contribuido el cambio climático -que provoca sequías y desertificación en amplias zonas del orbe-, así como el irracional desperdicio de agua que hemos hecho los humanos día tras día durante siglos.
Los expertos aseguraron que las represas que surten de agua a Ciudad del Cabo estaban al 26 por ciento de su capacidad en enero pasado, y se esperaba que llegaran al 13.5 por ciento en marzo si no se reducía el consumo actual de mil 200 millones, a 500 millones de litros al día.
Por ello el gobierno local limitó el gasto de agua a 87 litros por persona y día, a partir del uno de enero de 2018; en febrero la cantidad se acortó a sólo 50 litros y estaba previsto cortar el suministro del líquido a las casas y negocios, de manera que los cuatro millones de residentes de esa urbe deberían hacer fila para recibir las raciones de agua que se repartirían en 200 puntos.
El abastecimiento quedaría limitado a hospitales, escuelas y otras instituciones vitales para la metrópoli, entre ellas los hoteles, pues Ciudad del Cabo es un núcleo turístico fundamental de Sudáfrica, que en 2017 recibió a 1.3 millones de visitantes extranjeros en sus playas con pingüinos y olas para practicar surf, sus viñedos de fama mundial y su majestuosa Montaña de la Mesa, una de las siete maravillas del mundo, que custodia el perfil de la urbe.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT), el 30.85 por ciento de los 25 mil 637 millones de dólares que la región ingresó a través del sector turístico fue vía Sudáfrica, específicamente Ciudad del Cabo; por su parte, el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC, organismo creado en 1991 con el propósito de que se reconociera la contribución de esta industria a la economía) informó que el turismo representó el nueve por ciento de la producción de ese país en 2017.
Y lo que menos se esperaba, el pasado 7 de febrero el vicealcalde de la capital legislativa de Sudáfrica, Ian Neilson, informó que el denominado ‘día cero´ fue aplazado de abril para mayo, luego de que las autoridades llegaron a un acuerdo con los agricultores para reducirles el suministro hídrico del 30 al 15 por ciento en marzo y al diez por ciento en abril.
Kevin Winter, especialista del Instituto de Agua a Futuro de la Universidad de Ciudad del Cabo, señala que durante los dos primeros años de la sequía el gobierno no impuso límites a la dotación del recurso para la agricultura, incluida la industria vinícola y eso empeoró el problema, ya de por sí grave por el bajo nivel de lluvias de los dos años previos al agostamiento que azota la zona.
Prácticamente toda el agua que surte a la metrópoli proviene de seis represas que dependen del agua pluvial, una situación muy riesgosa en una región tan árida que enfrenta un clima cambiante. En 2014 las represas estaban al tope después de varios años de lluvias.
Además, dijo Winter, el año pasado en lugar de enfocarse a buscar posibles soluciones como aprovechar los acuíferos locales, el gobierno se dedicó a la construcción de unidades temporales de desalinización, muy costosas y cuya edificación se lleva demasiado tiempo.
Los problemas hídricos que enfrenta Ciudad del Cabo representan uno de los mayores peligros que supone el cambio climático: el riesgo cada vez mayor de sequías poderosas y recurrentes. África es un continente muy vulnerable a los efectos del cambio climático y la situación en la urbe sudafricana es una advertencia para los gobiernos de todo el planeta.
Cambio climático y desperdicio,
principales factores de la escasez
Según las proyecciones de ambientalistas respaldados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), la demanda de agua potable en el mundo sobrepasará el suministro en un 40 por ciento para el año 2030, como consecuencia de una combinación de factores como el cambio climático, la acción humana y el crecimiento demográfico.
Lo que sucede en Ciudad del Cabo, señala el ambientalista colombiano Néstor Ocampo, es una manifestación de la realidad del cambio climático -aunque lo nieguen gobernantes como Donald Trump-, que está vinculado al calentamiento global y es provocado por factores naturales, así como por las actividades humanas que alteran la composición de la atmosfera planetaria y que se suman a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparables.
El clima será más irregular en el futuro, pero las modificaciones sufridas provocan ya afectaciones en el ciclo del agua con un aumento en la variabilidad de las lluvias y, por ende, alteraciones en la humedad del suelo, el escurrimiento, la evaporación, el vapor atmosférico y la temperatura del agua cuyo efecto pone en riesgo la seguridad del orbe, apunta el especialista.
Pero al cambio climático se suman otros agentes que agravan la escasez de agua: el crecimiento de la población mundial, el consumo excesivo de productos y servicios, la falta de políticas eficaces para la conservación del líquido, así como la contaminación de este provocada principalmente por la industria, el uso de fertilizantes agrícolas y las heces animales en la agricultura.
También son fuente de contaminación para el agua los humos que emanan las industrias y los vehículos automotores, pues suben a las nubes donde se quedan hasta el momento en que llueve, de forma que la lluvia cae ácida sobre ríos, lagos y mares cambiando su PH natural, lo cual causa la muerte de animales y plantas acuáticas.
El Banco Mundial prevé que, si continúan los actuales patrones de gasto de agua, dos tercios de la población global tendrán escasez absoluta del recurso hídrico.
Si bien más del 70 por ciento del planeta está cubierto por agua, sólo el 2.5 por ciento de ella es apta para el consumo humano; y de esa pequeña cantidad, únicamente el uno por ciento es accesible, ya que la demás está almacenada en forma de glaciares o campos de hielo, de acuerdo con datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
En cada continente, importantes centros urbanos enfrentan carencia de agua y viven en una carrera contra el tiempo para encontrar una solución; son 11 las ciudades con mayor probabilidad de quedarse sin agua en un futuro próximo, y a las cuales Ciudad del Cabo lleva la delantera: Sao Paulo (Brasil), Bangalore (India), Pekín (China), El Cairo (Egipto), Yakarta (Indonesia), Moscú (Rusia), Estambul (Turquía), Ciudad de México (México), Londres (Inglaterra), Tokio (Japón) y Miami (Estados Unidos).