miércoles, diciembre 11, 2024

La bóveda del fin del mundo: el búnker que podría salvar a la humanidad

Después de atravesar por una pandemia como la del COVID-19, queda claro que la humanidad nunca sabrá cómo o cuándo podría suceder algo así nuevamente; ni mucho menos si un desastre natural azotará al planeta, poniendo en peligro a la raza humana completa.

Por tal motivo, el Ministerio Noruego de Agricultura y Alimentos se anticipó y en 2008 creó “La Bóveda del Fin del Mundo“, situada en el corazón del Ártico, en el archipiélago de Svalbard, Noruega.

Este edificio apocalíptico funciona como un enorme depósito en el que se guardan más de un millón de muestras de semillas. Actualmente, las reservas totales alcanzan 1.125.000 semillas, con casi 5500 especies y 89 bancos de genes, de acuerdo a los datos oficiales de la organización que administra este búnker.

El “Arca de Noé” vegetal es administrado por la organización internacional Crop Trust, junto con el Centro Nórdico de Recursos Genéticos y el Gobierno de Noruega.

El mayor número de semillas almacenadas son variedades de cultivos de arroz, trigo y cebada y no se guardan semillas creadas de forma artificial, como las que patentan y venden las grandes compañías, sino que todas son naturales.

El objetivo es mantener la variación genética dentro de las plantas alimenticias del mundo, asegurando de esta manera que las cosechas agrícolas e industriales no sean erradicadas en catástrofes globales como una guerra, una pandemia o desastres naturales.

“El hecho de que la reserva de semillas destruida en Siria durante la guerra civil ahora se esté reconstruyendo sistemáticamente utilizando semillas recuperadas de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard es una prueba de que la bóveda sirve como seguro para el suministro de alimentos actual y futuro y la seguridad alimentaria local”, ha asegurado la ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, Anne Beathe Tvinnereim.

¿Cómo es la bóveda?

Fue construida en el interior de una montaña del Ártico, a 130 metros sobre el nivel del mar para asegurar que el suelo esté seco. Sus diseñadores lo construyeron así para evitar cualquier catástrofe y mantener a salvo las semillas que se encuentran a una temperatura media de -18 grados.

Además, se trata de uno de los territorios con menos actividad sísmica del mundo y a la vez el frío extremo permite conservar las plantas incluso sin electricidad.

Bóveda del fin del mundo

La bóveda de Svalbard tiene capacidad para 4.5 millones de tipos diferentes de semillas, por lo tanto puede almacenar los duplicados de todos los tipos únicos de semillas encontrados hoy en los bancos de genes de todo el mundo, así como para los nuevos tipos de semillas en el futuro.

Con el fin de reducir al mínimo la exposición de los bancos de semillas al mundo exterior, el gran depósito apocalíptico solo abre unas pocas veces al año.

La función primaria de esta lugar es asegurar la diversidad genética del sector agrícola, por lo que las muestras están disponibles para agricultores, investigadores y procesadores.

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La SEDEMA y la alcaldía Iztapalapa desarrollan el Programa de Manejo del Bosque Urbano Tepepolco, reforzando la conservación de flora y fauna endémica. Acciones conjuntas incluyen prevención de incendios y colaboración comunitaria, garantizando un medio ambiente sano.

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