viernes, abril 19, 2024

Conciencia cívica: fusiles vs. protección del jaguar

Luis Alberto García / Zamora Pico de Oro, Chiapas

*En 2015 se presentó en México una nueva iniciativa.
*Cuenta con un enfoque regional y otras posibilidades.
*Formas para fortalecer la cooperación internacional.
*Concientización sobre las iniciativas de protección de los felinos

Las alarmas se encendieron tiempo atrás al conocerse el número decreciente de esos felinos, especialmente en el Sureste del país, y a ello se deben propuestas que incluyen aquellas que mitigan el conflicto entre seres humanos y la fauna selvática, las que conectan y protegen los hábitats del felino y las que estimulan oportunidades de desarrollo sustentable.
Es el caso del ecoturismo de aventura, la observación de vida silvestre, el senderismo o el ciclismo de montaña, que apoyan el bienestar de las comunidades locales y pueblos indígenas que coexisten con él .
En definitiva se ha hecho realidad la aparición de una nueva generación con criterio y suficiente conciencia cívica que, sin duda, ya contempla a los cenotes, a las aves y a los senderos como una oportunidad de desarrollo y como la puerta a un futuro en el que tienen un ingreso seguro y pueden olvidarse del fusil y otros formas de acabar con la fauna nacional.
Y a propósito de ello justo aquí entra un gran protagonista que puede resultar más peligroso que las armas de fuego en escena: el llamado tren maya ideado, planificado y puesto en ejecución por el gobierno federal.
“La opinión oficial no solamente en el sureste es es que el Tren Maya va a beneficiar a numerosas comunidades, sobre todo porque ya tienen bases turísticas como los cenotes y que será un proyecto de desarrollo integral en donde los principales beneficiarios serán los pobladores de cinco estados del país”, asegura Pedro Canché, funcionario de la Secretaría de Turismo del gobierno de Campeche.
Admite que hay una preocupación latente por cómo va a afectar la vía férrea a un complejo de vegetación bien conservado; es decir, la idea de que se tumbará la selva y la idea de cómo impactará a especies como el jaguar.
“Hay mucho trabajo detrás…”, cuenta Eduardo Fernández Aguilar, biólogo de formación y uno de los supervisores del Tren maya en el tramo 1 Villa – El Triunfo – Escárcega, rematando con una sentencia total: “Es un trabajo faraónico en el que proyectos como la implementación obligada de pasos de fauna harán la gran diferencia”.
Durante tres años, Fernández ha estado en contacto con la sociedad de Tabasco y Campeche atendiendo la parte ambiental del proyecto por el que el gobierno mexicano apostará su resto.
Tras una década de trabajar en el área de Calakmul, Fernández Aguilar fue invitado por parte del gobierno federal a unirse al proyecto como un enlace ambiental, considerando que al ser originario de Champotón conocía las problemáticas principales por las que puede atravesar la región tras el paso del tren de la 4T.
“La idea es que nosotros como ciudadanos y usuarios de los recursos de la región, podemos decidir. Cualquier proyecto de infraestructura que se quiera implementar en la zona va a tener un impacto en el medio ambiente y nosotros queremos reducir al mínimo estos impactos”, continúa el biólogo poniendo el acento en uno de los pasos centrales: la creación del estudio
Ya se realizó la caracterización y ubicación de pasos de fauna realizadas por la Unión Nacional para la Conservación del Jaguar, un grupo liderado principalmente por investigadores de la UNAM que, en el lago de Mocu, tiene uno de los centros de conservación.
Usaron datos de movimientos de jaguar obtenidos con collares de radio o foto trampeo para ver qué especies frecuentan esta zona y así proponer la implementación de pasos específicos ya que lo que no queremos es que animales como el jaguar tengan una barrera o cortar su flujo natural de las corrientes de agua.
La otra propuesta de es que se implemente junto con las comunidades un enfoque o esquema ambiental que se llama Áreas Destinadas a la Conservación, en donde las comunidades pueden delimitar sus terrenos o ejidos, y decidir si el 10% de un ejido se dedicará a la producción forestal, otro 20% para conservación, y así reordenar sus territorios, en donde ellos podrán aprovechar o sacar ventajas forestales y de fauna de manera regulada.
Pobladores y especialistas mostraron los proyectos de un área de reserva que permite pensar en una esperanza para el jaguar mexicano y, por otro lado, establecen que el ecoturismo parece tener una gran lista de ventajas y una contraparte igual de desventajas, lo cierto es que el momento de dimensionar cada detalle y cada acto alrededor del jaguar permitirá que la historia de su extinción quede en una anécdota.
“En México lo que es más importante es trabajar con las comunidades. Es porque aquí, a diferencia de otros países, no tiene áreas naturales protegidas en donde no haya incursión humana”, añade Fernández, quien dice que en todas las zonas en donde hay jaguares, también hay personas.
“Tenemos que trabajar –afirma- para que lo respeten y no lo maten, para que exista una tolerancia. Tenemos que entender que la gente que vive en estas zonas marginadas, con niveles de pobreza y en otros casos peor, pues proyectos como el Tren Maya son oportunidades de trabajo que no podemos descuidar y las debemos de considerar”.
Y concluye: “Para nosotros que vivimos en ciudades, nos dicen “protejan la selva” y pensamos “cómo van a hacer estos proyectos, no es posible”, pero porque no nos afectan directamente, vivimos en una ciudad, tenemos nuestros trabajos y tenemos agua. Creo que todos los mexicanos amamos a los jaguares, pero por otro lado, es difícil generar esa empatía”.
A los habitantes de centros urbanos no les afecta directamente si se muere un jaguar; no pasa absolutamente nada. Hay esa desconexión y hay que dedicar muchos esfuerzos ya no tenemos tiempo que perder”, finaliza Eduardo Fernández Aguilar.

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