jueves, marzo 28, 2024

CONCATENACIONES: Violencia, por inacción

Fernando Irala

El actual sexenio se ha convertido en el más violento del que se tenga memoria en las actuales generaciones.

Apenas se han cumplido treinta y seis meses pero ya se han acumulado más de 106 mil homicidios dolosos.

Para ponerlo en dimensión, esa cifra es dos veces y media la acumulada por Felipe Calderón en el mismo periodo y casi el doble de la que se tuvo en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

A Calderón se le acusa de haber desatado un “baño de sangre”, pero los números no sostienen esa tesis. Siempre comparando los primeros tres años, la cifra en el gobierno de Vicente Fox es ligeramente mayor, y la de Ernesto Zedillo todavía más alta.

La idea de que a la violencia no se le combate con violencia está muy bien como principio filosófico y humano, pero si no se actúa con firmeza contra los criminales, resulta evidente que el resultado es que crezcan en sus actividades, en la saña que aplican y en la impunidad que los cubre.

La inacción en el inicio del gobierno de Peña Nieto les dio margen a los delincuentes, y el resultado fue el crecimiento desmedido del derramamiento de sangre.

En la actualidad, la estrategia declarada de “abrazos y no balazos” ha tenido el único efecto posible: mayor criminalidad, mayor control territorial de los cárteles, más asesinatos e intimidación.

La diferencia es que ahora no se advierte ninguna intención de rectificar el camino.

Además no hay con qué: la Guardia Nacional se integra con bisoños y su función es sólo patrullar como primitiva táctica de disuasión; además, un buen número de sus elementos se dedica a contener migrantes en el sur del país.

Las Fuerzas Armadas, aunque quisieran y tuvieran órdenes de combatir el narcotráfico, están distraídas en múltiples tareas: construyendo un aeropuerto y vías ferroviarias, acompañando jornadas de vacunación, limpiando sargazo, administrando aduanas e instituciones médicas, más lo que se acumule esta semana.

Así que la predicción es tan simple como lamentable: la violencia criminal no disminuirá, es tan estable que ya se ha normalizado a un ritmo de cien muertos diarios, ritmo que a veces como el chorrito, se hace grandote o se hace chiquito, pero en la media no cambia.

No esperemos otra cosa en el futuro.

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