viernes, marzo 29, 2024

CONCATENACIONES: Trump, abuso y trampa

Fernando Irala

El ensañamiento con niños de padres indocumentados, digno de los más emblemáticos regímenes totalitarios, es un abuso de Donald Trump que resultó inadmisible para los propios norteamericanos, del cual tuvo que recular luego de la rebelión de las mujeres de su propia familia.

El desistimiento ha sido insuficiente para detener las muestras de repudio en las calles y centros de reunión en ciudades de ese país, pese a que la deportación de inmigrantes fue bandera trumpista desde su campaña electoral y fuente de una buena parte de los votos que obtuvo.

Pero las imágenes de los niños enjaulados, sus voces de angustia y sus llantos, movieron raíces y se impusieron sobre el frío discurso de odio racial o el interés económico.

Cancelada por lo pronto la estrategia de separación de padres e hijos, la trampa subsiste, porque lo que no se ha revocado es la política antiinmigrante, que atropella los derechos de quienes buscan, tal vez ya no el viejo sueño americano, sino apenas la posibilidad de conseguir un ingreso suficiente, una vida digna, o la seguridad que en sus naciones de origen no existe. Como se sabe, la mayor parte del flujo de indocumentados hace años dejó de llegar de México, ahora provienen de los países de América Central y del Caribe.

El presidente estadounidense simplemente se dio cuenta de que había ido demasiado lejos, y ha aparentado dar un paso atrás. Pero en medio de la tormenta, insiste por ejemplo en que los migrantes detenidos sean expulsados de inmediato, sin la posibilidad de un juicio como lo prevén las propias leyes norteamericanas. Y recurrentemente vuelve sobre el tema del muro en la frontera con México, e intenta obtener del Congreso los recursos necesarios para su construcción, y para dar soporte a otras estrategias de cierre y blindaje de su territorio.

Esta vez, Trump rebasó un límite y retrocedió. Pero la barbarie, la de él y de quienes le siguen, persiste.

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