jueves, marzo 28, 2024

CONCATENACIONES: Margarita, reacomodos y movimientos

Fernando Irala

Anunciada desde hace semanas, la renuncia de Margarita Zavala a la candidatura presidencial que con ahínco buscó desde su salida del Partido Acción Nacional, es el primero de los movimientos y ajustes en el escenario político, a escaso mes y medio de la elección.

Su abandono, que no por previsible deja de tener impacto, junto con el desarrollo del segundo debate entre los candidatos, recortado en su duración en una de las decisiones más chatas de las tomadas por el Instituto Nacional Electoral, derivará en una modificación de las tendencias de voto, aunque es muy pronto para precisar los detalles, y es imposible establecer si será suficiente para alterar el desenlace previsto.

Pese a la gran ventaja que desde el inicio de la contienda ha mantenido Andrés Manuel López Obrador, la apuesta de sus contrincantes es que a fuerza de golpearlo podrán debilitarlo y eventualmente rebasarlo.

No lo han logrado hasta el momento, por lo menos no de manera evidente. Pero en política todo puede variar de un momento a otro, y en esa mudanza y en las tendencias que desencadene, Ricardo Anaya y José Antonio Meade serán los indudables beneficiarios de los reacomodos y del lento decantarse de los ciudadanos indecisos.

Volviendo a Margarita, al dejar ésta en libertad a sus seguidores de votar ahora por la figura de sus preferencias, los demás contendientes se han apresurado a la pesca de ese electorado que, siendo muy minoritario, puede sin embargo significar la diferencia en el resultado de la elección.

Meade puede ser quien más adhesiones reciba entre quienes pensaban votar por la única candidata mujer. Su perfil los hace por supuesto muy lejanos a Morena, y todo el sentido del movimiento de Margarita fue por el maltrato y los obstáculos que encontró en Anaya, ya engolosinado con su propia candidatura; votar ahora por el abanderado del Frente sería como una doble derrota. Y ni modo que voten por el Bronco.

Lo que ya se puede adelantar desde ahora, es que la votación resultará mucho más ajustada de lo que una visión superficial podría vaticinar en el actual momento, y que además de la decisión por la Presidencia, la composición del Congreso acusará una notable fragmentación como producto de esta lucha cerrada.

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