Fernando Irala
Corren los primeros días de un año en que los deseos de que nos vaya mejor no es, como en otros, un mero formulismo.
En el año que concluyó nos fue mal, a todos los seres humanos en el planeta pero en particular a los mexicanos, aunque el discurso oficial nos diga lo contrario.
Este ciclo no pinta bien de inicio, pues heredamos todos los males del anterior sin que haya una certidumbre de que se superarán pronto.
En lo inmediato, la epidemia de covid está nuevamente en ascenso, en la que se ha denominado cuarta ola, que claramente empeorará en las primeras semanas del año, con un impacto que aún no es posible medir.
La estrategia gubernamental intenta un arranque de año con señales de normalidad, entre ellas un regreso presencial a las escuelas en todos los niveles. Pero ya por lo pronto una cuarta parte de las entidades federativas ha preferido aplazar el retorno hasta que se sepa bien a bien que pasa con la nueva cepa del coronavirus.
La economía, por su parte, está paralizada, y enfrenta un escenario complejo y contradictorio. Mientras la producción no crece en los recientes meses y tenemos un nivel inferior no sólo a la pandemia, sino al momento de inicio del sexenio, la inflación sigue escalando y alcanza ya cifras por encima de los siete puntos anualizados. De prolongarse esta anómala situación estaremos ante el fenómeno conocido como “estanflación”, un estancamiento con subida constante de precios, el peor de los escenarios económicos.
La violencia ha dejado de crecer, se presume en las cifras oficiales, pero el hecho es que los asesinatos, uno de sus principales indicadores, bajan apenas en muy escasos puntos porcentuales, y hay zonas y entidades donde la criminalidad crece de manera incontrolable.
En el ámbito político, hay evidentes síntomas de pleitos e incluso rompimientos internos en los principales partidos, el que está en el poder y los más importantes de la oposición. El escenario de la vida pública puede cambiar a gran velocidad en los próximos meses, para bien o para mal.
A todo ello nos referiremos a detalle en próximas entregas. Pero por lo pronto sólo resta desear al lector de todo corazón un feliz año nuevo. Ojalá que sea posible.