miércoles, abril 24, 2024

CONCATENACIONES: El engañoso crecimiento

Fernando Irala

Luego de la debacle económica que en el mundo entero produjo la pandemia del COVID, este año las expectativas parecen ser más favorables.
A diferencia de 2020, en que casi todas las economías del planeta, salvo la china, tuvieron un decremento notable, este año se predice un modesto crecimiento de la producción y una cierta recuperación del empleo.

Para quien no es especialista en la materia, las estadísticas siempre pueden resultar engañosas. Pero en una época como la que estamos viviendo, la trampa salta a la vista.

El caso de la economía mexicana refleja muy bien el fenómeno. Luego de la caída de más de ocho puntos en el producto durante 2020, la expectativa de crecer hasta el cinco por ciento parece un gran logro. No lo es. Se trata de un efecto que tiene un nombre muy gráfico: se trata de un rebote.

Si hacemos las más simples operaciones de resta y adición tendremos que después de un menos ocho, sumarle cinco nos seguirá dejando en un menos tres, que en el mejor de los casos llegará al punto cero en el siguiente año, si todo va bien.

Esto quiere decir que tardaremos dos años en regresar al punto en que la economía tuvo su desplome, porque la caída en realidad había empezado en 2019, sin que en ello tuviera que ver el todavía inexistente coronavirus.

Dicho de otra manera, hacia el fin de 2022 estaremos en los niveles productivos de 2018. Cuatro años perdidos, y falta ver cómo le va a la recuperación del empleo.

Sabido es que en las crisis muy fácilmente se pierden muchos trabajos bien remunerados, y que al subir de nuevo las cifras, los nuevos puestos laborales son de menores ingresos, de más baja calidad.

Por otro lado, la población habrá crecido en esos años perdidos, lo que a su vez significa que la misma riqueza debe distribuirse entre más personas, y que nos toca de a menos, habrá más pobres, y los ricos habrán concentrado más sus caudales.

En ese proceso estamos y la conclusión es obvia: la pandemia no nos cayó como anillo al dedo, sino como un verdadero tsunami que nos ha dejado muertos, lesionados y sobrevivientes muy maltratados.

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