lunes, julio 21, 2025

CONCATENACIONES: Ahora, la guerra de los aviones

Fernando Irala

Con las recientes represalias del gobierno norteamericano a la aviación mexicana,se abre un nuevo frente que se suma a los múltiples diferendos con el gobierno de nuestro país.
La medida se presenta como una tardía respuesta al traslado obligado del tráfico aéreo de carga, del aeropuerto de la ciudad de México al aeropuerto internacional Felipe Ángeles, el AIFA.
El decretó con el que se ordenó enviar a todos los vuelos y compañías de carga fuera de la capital de la República tuvo lugar hace un par de años. Y con ello se ha convertido al AIFA, de menos que mediocres resultados en el transporte de pasajeros, en la primera terminal aérea de carga en México.
Ahora, la administración de Trump encuentra y alega que con ello se viola el Acuerdo de Transporte Aéreo entre ambas naciones, y que las compañías norteamericanas han tenido pérdidas millonarias por la muy mala conectividad terrestre, una vez que las mercancías desembarcan en Santa Lucía y se enfrentan al trasiego siguiente.
Como ya nos ha acostumbrado el señor Donald Trump, no hay aviso ni diálogo previos. En las dependencias de Washington se analiza y dictamina, aplican las medidas que consideran pertinentes y con ello el primer golpe está dado. Luego vendrán las respuestas, argumentos de defensa, aplazamientos y negociaciones. Pero eso será después.
Por lo pronto, los protocolos de trato a las aerolíneas mexicanas se han endurecido, e incluso Aeroméxico deberá deshacer parcialmente la operación coordinada de vuelos y tarifas con su socio estadounidense, Delta, como parte de las nuevas disposiciones.
Este frente, decíamos, no es el único. Previamente están los aranceles que a cada rato se anuncian desde Estados Unidos a diversas exportaciones de nuestro país, el veto a la ganadería nacional por los brotes del gusano barrenador, y como gran fondo, las acusaciones de que el gobierno mexicano está cercado por el narcotráfico, y que no se advierte ni la voluntad ni la capacidad de combatirlo a fondo.
Así que nuestro gobierno no la tiene fácil en esta compleja, muy movida e inescapable relación con la Casa Blanca. Cabe decir que ya no siente lo duro sino lo tupido.
Hasta ahora, la carta jugada reiteradamente es la de la paciencia; serenidad y paciencia, se ha repetido la frase socarrona que recuerda a Kalimán, la figura mexicana de un cómic de hace más de medio siglo.
Tal vez sea bueno empezar a considerar que además de la ya demostrada serenidad y paciencia, se requiere valor e inteligencia.

 

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