Por SandraRedmond
La Esquina del Blues y otras músicas
CIUDADA DE MÉXICO, 27 de mayo (AlmomentoMX).- Dentro de la pianística cubana hay nombres muy destacados. Desde Ignacio Cervantes, Manuel Saumell, autor de “La Tedezco” e impulsor de la contradanza, Antonio María Romeau de quien se dice fue el primero en hacer solos de piano en la charanga. Aunque José Urfé fue clarinetista, incorporó hacia 1910 en el primer danzón, “El Bombín de Barreto”, el montuno y el tumbao cubano en el piano.
En este instrumento también destacan el gran Bebo Valdés, padre de Chucho Valdés, quien además de ser un puente entre las generaciones de pianistas, se presentará este sábado 25 de mayo a las 19 horas en el Palacio de Bellas Artes con su trabajo “Jazz Batá 2”. Sobresalen también Alfredo Domínguez, Pedro Juste, “Peruchín”, Lilí Martínez, Alfredo Rodríguez, Frank Emilio, Paquito Echavarría que trabajó con Gloria Estefan, Pepe Reyes e Hilario Durán.
Por otro lado está Emiliano Salvador, que marca el punto de partida hacia la nueva pianística cubana y de quien derivan otros como Gonzalo Rubalcaba, el más destacado de su dinastía, Hernán López Nusa, Omar Sosa, Osmany Paredes y Gabriel Hernández, por mencionar algunos, ya que generaciones todavía más jóvenes también están inundando el medio musical con su proyectos y su talento.
De todos ellos, casi pasa desapercibido Rubén González, sin embargo, su trabajo, junto con otros músicos fue clave en el resurgimiento de la música cubana. Entre las décadas de los años 40 y 50 del siglo pasado, el “ciego maravilloso”, Arsenio Rodríguez, conforma el conjunto cubano, integrado por tumbadora, tres cubano y piano, en donde participaba Rubén González.
Este músico colaboró posteriormente con Enrique Jorrín, el creador del chachachá y más tarde se alejó de los escenarios. Sin embargo, de manera inesperada, a mediados de la década de los 90 fue convocado a participar en la grabación del disco Buena Vista Social Club, que en la primera semana de su lanzamiento vendió más de 500 mil copias en Nueva York y que obtuvo el Grammy. Al disco le sucedió la película de Win Wenders y una gira mundial que reivindicó la música cubana. Después de ellos, salió a la luz su disco debut “Introducing Rubén González”.
Para honrar la memoria de este músico nacido el 26 de mayo de 1919 en Santa Clara, Cuba y que falleció en La Habana el 8 de diciembre de 2003, que cambió la práctica de la medicina por la música y que con su talento ha contribuido a la fama mundial de la música cubana, el viernes 31 de mayo a partir de las 8 de la noche, se realizará un homenaje festivo para celebrar su centenario en el Salón Los Ángeles ubicado en la calle de Lerdo número 206, colonia Guerrero, en la Ciudad de México.
En este evento, organizado por la Revista Bembé, se ofrecerá un concierto a dos pianos con la participación de Irving Lara y Rubén González Jr, y se contará con la actuación de las orquestas La Nueva Nostalgia y Pregoneros del Recuerdo. Los boletos están disponibles en la taquilla del salón o vía telefónica al 24 6463 5042, 55 8083 2201, 5597 8847 y 5597 5181.
El acompañamiento
Este viernes 24 de mayo a las 18 horas, se presentará la primera función de la obra “El acompañamiento”, de Carlos Goroztiza. Esta adaptación gira en torno a un hombre a punto de jubilarse y que abandona lo que hasta entonces ha constituido su vida, trabajo, familia, amigos, para cumplir su sueño y convertirse en un cantante de ópera. En un desesperado intento por dar forma a sus quimeras, es capaz de soñar y desasirse de cualquier atadura en preparación para el triunfo imposible.
Se trata de una pieza teatral enmarcada dentro de lo que se ha denominado el “Nuevo Realismo Argentino”, que tuvo su origen en la década de los cuarenta del siglo pasado y en ella participan Marco Vinicio Estrella, Jorge Cervantes y José Luis Velázquez. La dirección está a cargo de Enrique González L., la escenografía, vestuario e iluminación son de Cora Patricia Aspiros Heras.
La adaptación es de Jorge Cervantes Monroy, la asistente de dirección es Pilar Vaneli Ruiz, la asesoría vocal es de Amelia Sierra, la asesoría operística de Francisco Méndez Padilla y el diseño de imagen de Sergio Rangel.
La cita es en el Dispensario Médico Del Valle “Mártires de Narvarte”, ubicado en Nicolás San Juan 615, entre Luz Saviñón y Torres Adalid, colonia del Valle de la Ciudad de México.
