Pese al aumento absoluto en el número de fallecimientos, la tasa de suicidios por cada 100 mil habitantes bajó ligeramente de 7.0 a 6.9, lo que refleja una relativa estabilidad en la tendencia nacional.
La falta de agua en el organismo puede producir lipólisis, que consiste en la descomposición de triglicéridos (grasa almacenada) para generar energía, toda vez que en condiciones de deshidratación, el cuerpo encuentra más dificultad para acceder a su reserva lipídica y tiende a utilizar carbohidratos como fuente principal, lo que limita la quema de grasa.
El 89.6 % de las muertes se debieron a enfermedades y problemas de salud, mientras que el 10.4 % correspondió a causas externas como accidentes, homicidios y suicidios. Los hombres representaron el 55.9 % de los fallecimientos y las mujeres el 44 %.