Carlos Galguera Roiz
La Esquizofrenia, enfermedad mental, versión sociopolítica, alta virulencia…, se ha instalado en una franja de España, con repercusiones malignas para sus entornos vinculados, vinculantes…
Hablamos de Cataluña que, después de un periodo largo, inmersa en profundo y eficaz acondicionamiento, plantea su independencia de España, con respaldo en torno al 50% de su ciudadanía, pero con un aguerrido, tenaz, calculador… grupo de dirigentes, que aseguran cumplir el mandato indeclinable de los catalanes, que ellos mismos les han insuflado…
El juego ha ido demasiado lejos; un territorio de 32.000 kms2 y 7.5 millones de habitantes, reclama la separación de un País con 505.000 kms2 y 46.7 millones de habitantes. El 6.3% y el 16%, respectivamente, de las cifras españolas…
De locos. ¿Por qué este divorcio?; más de 30 años enseñando a sucesivas generaciones de catalanes que no son españoles, son “otra cosa”, tienen “otra pasta”, que España les ha robado sus riquezas y su trabajo…; en el fondo fascismo puro y duro, eso sí, perfectamente disfrazado y con 2beneficiarios” perfectamente evaporados…
La realidad constatable, puesta encima de la mesa, es que Cataluña, de siempre, ha tenido un trato privilegiado por parte de los sucesivos gobiernos españoles, cualquier color, si bien es verdad que un hecho distintivo de los catalanes, dentro de lo peligrosas y ambiguas que resultan estas calificaciones, ha sido su laboriosidad y capacidad creativa, hay que reconocerlo en alguna medida, pero sin pasarse…
Ahora mismo, el conflicto catalán ha traspasado todos los límites, las negociaciones razonables, dentro del marco legal, sin el cual todo queda contaminado, parecen misión imposible, no hay racionalidad en las mesas, los contendientes secesionistas, quieren solo una cosa, un referéndum separatista para ratificar la independencia de Cataluña; ni siquiera se plantean la posibilidad de que esa consulta les saliera negativa…
De locos, el aparato secesionista está en marcha, parece imparable; pleno siglo XXI quieren crear una república nueva, insignificante, niveles territorial y poblacional, que tendría una viabilidad, objetivamente demostrable, muy cuestionable…
Esquizofrenia pura, pero es igual. Ya nadie pone argumentos encima de las mesas, es una cuestión, por parte de los secesionistas, de supervivencia emocional… y todo, todo este círculo incandescente quiere conseguir su objetivo independentista, como no lo ha hecho nunca nadie en la Historia, sin recurrir a la violencia, es el “argumento” supremo que esgrimen…
Pero si, es precisamente la violencia, el ingrediente que campea en multitud de foros, reuniones, concentraciones, parlamentos, entrevistas, declaraciones, debates…que se relacionan con el tema e invaden espacios públicos españoles, para claro hartazgo de su ciudadanía común…
No, Cataluña no es un pueblo sojuzgado, oprimido, ocupado, ni muchísimo menos, si es algo, ha sido siempre, es preciso insistir una y otra vez, una franja de España con claros privilegios comparativos, respecto al resto de la nación, pero lo que si tienen los catalanes es una casta política preponderante, insaciable voracidad, maniobrabilidad imparable y maestra en sibilinas estrategias…
Los límites del dibujo han sido claramente sobrepasados; pero los grupúsculos dirigentes secesionistas, con un respaldo ciudadano en torno al 50%, apuestan a su logro, teñidos de patriotismo catalanista, incrementado por el apoyo, más o menos directo, que perciben, sorprendentemente, de otras fuerzas políticas de ámbito nacional…
Estas se empeñan en negociar este conflicto imposible, echando la culpa del peligroso presente a ¡¡ otros !! , en una exhibición de desbarajuste intelectual, verdaderamente preocupante…
En esas estamos, la cirugía parece imponerse, pero la duración de la operación no puede ser larga, si queremos que el paciente sobreviva…
Ver, veremos…