Carlos Galguera Roiz
Siento una vaga melancolía, cierta tristeza, también un atisbo de esperanza…, serie de sentimientos entrelazados, ante los vertiginosos acontecimientos políticos que acaban de suceder en España; superado el momento más agudo de esta catarsis, he podido pensar, parte del intento está aquí.
Un breve panorama ideológico personal, quizás sería oportuno traerlo a colación; para empezar, no me considero de Derechas ni de Izquierdas, calificaciones al uso, para mí, hoy absolutamente superadas, aunque los “usufructuarios” de estos estandartes, proclamen ardorosamente su vigencia, conllevan buenas dosis de irracionalidad…
Las Sociedades Humanas tienen hoy problemas esencialmente diferentes, instrumentos de reacción radicalmente distintos, complicaciones exponenciales…, respecto a lo que ocurría en épocas de clásicos enfrentamientos derechas – izquierdas, siglo pasado y parte del XIX…
Hoy nuestras Sociedades tienen que enfrentar otros problemas de fondo; cambio de modelo laboral, ante la brutal invasión tecnológica; profundas consecuencias, quizás incontrolables, del inmenso desarrollo, ecuación con trillones de variables; carencia extendida de referentes morales; olvido destacado de dimensiones trascendentes, que aporten sentido a nuestras vidas; relaciones interpersonales, abrumadoramente numerosas, mayoritariamente vacías…; la Felicidad en suma, tiene hoy infinitos disfraces, frecuentemente falsos…
Pues bien, aterricemos en las realidades españolas del momento; la marcha del Sr. Rajoy de la Presidencia del Gobierno en España – al final lo hizo con buen estilo, debemos reconocerlo – era necesaria, saludable; los malos manejos habidos, bajo las siglas del partido en el Poder, aunque fueran del pasado, representan un daño moral demasiado importante, el cual no se lava con parámetros económicos muy bien manejados…
A partir de aquí, además de la aparición de nuevos protagonistas en las cercanías del Poder, el nuevo Presidente de España genera dudas razonables sobre su futuro desempeño, Pedro Sánchez arranca con escasa potencia parlamentaria y abundantes apoyos, quizás cuestionables…
Pues bien, en medio de estos escenarios, la ciudadanía española tiene que construir, escalando, su futuro; deberíamos hacerlo todos, cada uno frente a su montaña particular, abrir cauces para seguir adelante es imprescindible y urgente, así la situación se poblaría de componentes potencialmente positivos, lo ideal para iniciar recorridos de éxito…
No, no deberíamos preocuparnos en exceso, por la irrupción, en los puestos de mando, de nuevos actores en el escenario político español, pueden generar inquietudes iniciales; por el contrario la entrada en el Poder de estas nuevas figuras y partidos, incluso podría generar trazas de importante utilidad; si los satanizamos para empezar, les regalamos potencial destructivo, alejando al mismo tiempo posibilidades constructivas, que se podrían aprovechar…
Hay que superar prejuicios, sin ingenuidad, con inteligencia, montar en un artefacto sin marcha atrás, no será pan comido para nadie, menos con populistas como colaboradores, repletos, en sus andanzas previas al Poder, de soflamas sin contrastar, análisis simplificados, vísceras y odios como arcabuces; una vez puesto en marcha este posible, inquietante status, la diligencia tienen difícil marcha atrás…; o esos posibles cambios de ruta, tendrían costos inasumibles…
Estas son mis impresiones, a vuela pluma, extrapolables en México y en muchos otros países, con los debidos ajustes, veremos cómo discurre todo después de la polvareda…