Francisco Rodríguez
¡Cierren las puertas, señores! Porque, como en el viejo chiste palenquero, dos gallos se enfrentan por la dirigencia del partido Morena.
Alejandro Rojas Díaz-Durán es el bueno.
Pero Mario Delgado Carrillo es el favorito de Palacio Nacional.
Rojas Díaz-Durán ha realizado una muy buena campaña de proselitismo que, además, ha puesto en evidencia a las ponedoras del gallinero: Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján en sus afanes prochavistas, excluyentes y antidemocráticos.
Como en los gallos, también, cada cual tiene su partido.
Rojas Díaz-Durán, va con los colores del monrealismo senatorial.
Delgado Carrillo, con los del ebrardorismo internacional.
Polevnsky, ya se dijo, con la bendición del Foro de São Paulo.
Luján, con las abiertas simpatías de la señora Beatriz Gutiérrez Müller.
Rojas Díaz-Durán es incansable. Anunció sus intenciones de encabezar Morena desde hace meses. Y también tiene meses recorriendo la geografía nacional, como en varias ocasiones lo hizo AMLO. Y va por más kilómetros de recorrido.
Delgado Carrillo se la ha llevado más leve. Avisó que quería ser hace apenas un par de semanas, y ya consiguió el apoyo de uno de los gobernadores morenistas, el de Tabasco, la tierra de AMLO. Y va por más apoyo de mandatarios.
Nada nuevo hay bajo el sol. La práctica del índice flamígero que señala al ganador que tantos “triunfos” le dio al ya casi desaparecido Revolucionario Institucional, está vigente en el prácticamente nuevo Morena.
“El dedo”, pues, ya ha señalado.
Y como “nuevo PRI”, Morena y sus escasos militantes –porque mantiene cerrados los procesos de afiliación, “para que no se les cuelen opositores y enemigos”– acatarán a pie juntillas lo que ese “dedo” señale.
Y mientras en la Cámara de Diputados…
La inminente designación –perdón, “elección”– de Mario Delgado como dirigente de Morena dejará sin coordinador a los diputados de esa bancada en la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
Y es ahí donde ahora mismo se está dando un golpeteo que no pasa desapercibido ni a los legos.
El presidente en turno de la Mesa Directiva, el también morenista Porfirio Muñoz Ledo, ha incrementado su activismo en materia de declaraciones públicas en aras de ser tomado en cuenta por quienes deben votar (AMLO) para convertirlo en líder de la facción parlamentaria, utilizando la declaracionitis reversa, es decir, poniendo puntos sobre las íes, pero también para atajar a la actual vicepresidenta, Dolores Padierna, con la que lleva más de un año de pugnas abiertas.
Padierna, por su parte, cree contar con el apoyo de los votantes (AMLO), sus compañeros diputados, debido al intenso trabajo que en prácticamente todos los procesos electorales lleva a cabo su esposo, René Bejarano, para favorecer las causas y los candidatos de la llamada Cuarta Transformación.
No se ve en el panorama de San Lázaro que Tatiana Clouthier o cualquier otro de quienes ayudaron a llevar a AMLO a Palacio Nacional quiera o pueda coordinar a los morenistas a quienes Mario Delgado dejará “huérfanos” para ir a presidir a su partido, Morena.
Aunque Rojas Díaz-Durán sea el bueno…
O, como en el viejo chiste palenquero, quizá por eso. Por ser el bueno. Delgado es el hijo de la…
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