lunes, marzo 10, 2025

Baba Yaga, la bruja que fascina a los rusos

Luis Alberto García / Moscú

*Leyenda eslava de una anciana cuya fealdad es incomparable.

*Figura tradicional inspiradora, aparece hasta en internet.

*La imagen de la persecución de Vasilisa la Hermosa.

*Casi siempre, sus atributos físicos son perturbadores y constantes.

*Para Andrea Johns, es la personificación de la Madre del folklore ruso.

*Sus fanáticos la reconocen como un ícono feminista.

Baba Yaga es un terrorífico personaje del folklore ruso que, no lejos de Moscú, vive en una cabaña con patas de gallina, y su fascinación es tal que, en años recientes, se ha convertido en figura tradicional inspiradora hasta en internet, haciéndola perder su encanto y misterio envueltos en un enigma, como todo lo que pasa en una nación con una historia como pocas en el mundo.

A veces pude convertirse en una criatura horripilante y arrugada que adopta la pose oscura de un sapo, con brazos largos como ramas de árbol sosteniendo un enorme pistilo y una escoba raída con ayuda de sus garras sucias color marrón.

O sobresaliendo de un mortero de madera, la anciana, sin perder su condición de figura humana permanece agazapada, sus labios delgados están tan caídos como sus ojos oscuros, mechones de cabello rebelde revolotean por su espalda, y a su alrededor se extienden hongos rojos y abultados que contrastan con su piel opaca y reseca.

La inclinación de su vehículo nada tradicional y su expresión apurada indican que está en medio de una persecución, y en esta imagen está persiguiendo a una mujer llamada Vasilisa la Hermosa, en un episodio que muestra la fealdad enfrentada a la belleza, y eso es parte del misterio y el juego de los contrarios.

Y es que, según la leyenda eslava, Baba Yaga es una anciana cuya fealdad no tiene comparación, un ser sobrenatural que vive en las profundidades del bosque ruso, en una casa asentada sobre patas de gallina y rodeada de árboles y cráneos brillantes.

Las historias de sus hazañas varían; pero es típico de ella ayudar a los visitantes jóvenes que se encuentran con ella durante sus viajes o bien, actúa de manera más tajante al intentar comérselos.

A lo largo de la tradición rusa y en las historias individuales, Baba Yaga pasa de ser una auxiliadora materna a un villano caníbal, bruja famosa y temible, manifestación antigua y compleja de los mitos originarios y la ansiedad cultural que está en constante cambio, y en el relato de Vasilisa la Hermosa, por mucho la historia más famosa donde participa Baba Yaga, la bruja toma varios y conflictivos papeles.

La hermosa Vasilisa vive con su cruel madrastra y dos hermanastras malas, quienes conspiran contra ella para matarla; pero después de varios intentos fallidos, por fin envían a Vasilisa directamente al hogar de Baba Yaga, sabiendo que la anciana come humanos “como una persona come pollos”.

Sin embargo, en lugar de devorar a la joven, Baba Yaga la obliga a realizar una serie de tareas domésticas al parecer imposibles, como separar granos de arroz de granos de trigo antes del amanecer.

Cuando Vasilisa lo consigue, se gana una de las calaveras convertidas en linternas que adornan la casa de Baba; pero cuando está por regresar a su casa, la linterna envuelve a su horrible familia en llamas, liberándola de su tiranía, aunque eventualmente, la hermosa Vasilisa termina casándose con el zar de Rusia.

Aquí, Baba actúa como embustera, villana y salvadora cuando ayuda a Vasilisa a deshacerse de su familia, aunque lo hace a través de medios violentos e indirectos, y a diferencia de la figura de la madrina, la bruja está más allá de los límites de la moralidad y a menudo su ayuda se manifiesta en formas amenazantes.

La ambigüedad de Baba, según la folklorista Joanna Hubbs, está directamente relacionada con su feminidad y ésta a su vez con el mundo natural, y como Andrea Johns, autor de varios libros seminales sobre la anciana, incluyendo “Baba Yaga: The Mother of the Russian Folklore” -Baba Yaga: La Madre del Folklore Ruso-, escribe:

“Hubbs discute a Baba Yaga como un aspecto de grandeza de una diosa madre, cuya naturaleza dual como generadora y caníbal se refleja como ‘la paradoja fundamental de la naturaleza'”; pero en ciertas formas, ella es una figura “de la Madre Tierra”, y en otras se le asocia claramente con la muerte.

La historia del príncipe Danila-Govorila encierra esta dualidad muy bien. En este caso, una princesa llamada Katerina se hace amiga de la hija de Baba, quien la encuentra en la cabaña de la anciana después de escapar de los acosos incestuosos de su hermano.

Eventualmente las dos escapan de la malvada anciana, quien en repetidas ocasiones trata de meter a Katerina en el ardiente horno. Mientras Katerina y su nueva compañera escapan, arrojan tras ellas un peine, un cepillo y una toalla para intentar detener a Baba y el peine se transforma en una cordillera, el cepillo en un bosque espeso y la toalla en un vasto lago.

Esta “escena de persecusión”, como Sergey Levchin la llama en su introducción para Russian Folktales from the Collection of A. Afanasyev [Historias Folclóricas Rusas de la Colección de A. Afanasyev] es un motivo recurrente en las historias de Baba.

Es un motivo que Vladímir Propp, renombrado y controvertido folklorista, vio según Levchin, como un “eco del antiguo mito del dador del fuego (una figura previa a Prometeo), cuyo vuelo desde la morada de los dioses”—o su cabaña con patas de gallina, en este caso—”se convierte en el acto de la creación de nuestro propio mundo.

Lo hace erigiendo montañas y bosques, asentando ríos y mares”, y al intentar comerse a su presa humana, Baba Yaga engendra la creación de un nuevo mundo para ellas

En las infinitas representaciones folklóricas de ella, los atributos físicos de Baba Yaga, casi siempre perturbadores, son constantes, y por lo regular, se dice que tiene nariz larga y dientes de hierro, pasa la mayor parte del tiempo volando en su mortero con pistilo; pero en diferentes contextos exacerban o hacen énfasis en ciertas cualidades y fenómenos asociados con ella.

En algunos relatos es una manifestación del invierno o de las tormentas y en otros, una diosa parecida a Perséfone, y de acuerdo con Johns, las complejidades y contradicciones de Baba la convierten en una figura única dentro del folklore.

“La mayoría de los personajes folclóricos en las tradiciones europea se comportan de manera predecible y lineal en relación con el héroe o heroína: ayudan u obstaculizan”, escribe, y añade que “dos roles importantes en el folklore son el del villano, quien lastima o busca dañar al protagonista; y el dador, quien ayuda y otorga algún agente mágico al héroe o heroína”.

Baba Yaga es desconcertante, porque adquiere ambos papeles y a veces incluso dentro de la misma historia; pero las inconsistencias del personaje de Baba Yaga son sorprendentes, porque existe en un género que típicamente lucha contra las paradojas en sus formas y contenidos.

Es raro ver una figura tan voluble —que no se presta para moralejas sencillas— en cualquier tradición folclórica: “Esa imagen de una anciana viviendo en el bosque, haciendo lo que quiere todo el día, sigue siendo un sueño para mí”.

Levchin reconoce que Baba Yaga genera más preguntas que respuestas: “¿Por qué quiere arrojar a sus invitados a la estufa? ¿Es un demonio del inframundo, encargada de asar las almas de los pecadores? O, ¿será el eco distante de un motivo aún más antiguo sobre alguna iniciación con fuego?”

Mientras que los personajes mitológicos se trasladan de región en región, Baba Yaga es relativamente oscura afuera de Rusia, pero tiende a atraer una fuerte admiración por parte de quienes la descubren.

En años recientes, ha acumulado un séquito devoto conformado por brujas y mortales por igual: alguien conocido como Starlight Witch escribió para Patheos el relato de un sueño sobre la escurridiza anciana eslava recurrente en su infancia y cómo es que llegó a pensar en ella como una figura materna.

En el grupo de Facebook Wiccan Unite, existen varias divisiones devotas a su poder y eterno legado; en la serie de Netflix The OA, aparece como personaje principal en visiones. La icónica escoba de Baba, la cual usa para borrar las huellas de su mortero volador, fue mencionado hace poco en un artículo de Vogue.

Y a principios de 2013, el sitio web feminista The Hairpin publicó una columna entera -que más tarde se convirtió en un libro- sobre consejos desde el punto de vista de Baba, titulado acertadamente “Ask Baba Yaga” -Pregúntale a Baba Yaga-. Incluso más reciente aún, la anciana fue elegida ganadora del Next Top Beauty Creature de la revista Jezebel.

Muchos fanáticos de Baba Yaga la reconocen a manera de juego como un ícono feminista, y Taisia Kitaiskaia, la mente detrás de Ask Baba Yaga, le dijo a Broadly que para ella Baba Yaga es una figura inspiradora, “una anciana viviendo en el bosque, haciendo lo que quiere todo el día, sigue siendo un sueño para mí”, afirma.

Desde la antigua Rusia hasta sus fanáticos cibernautas actuales, es la habilidad de Baba Yaga para vivir física y moralmente fuera de las ataduras de la sociedad y dentro de los confines de la paradoja, lo que la convierte en una figura tan atractiva y poderosa.

Según Johns, los análisis feministas del folklore a menudo clasifican estas historias como productos de una sociedad patriarcal, consecuencia de una mirada masculina, y es que, en cierto sentido, la naturaleza paradójica de Baba refuta y confirma esta lectura.

Es voluble y peligrosa, características que podrían observarse como el reflejo del miedo masculino hacia el poder sexual femenino; pero también es consecuencia del poder impresionante de la Madre Naturaleza, una figura complicada celebrada por negarse a ser sometida.

Como otras brujas, la casi diosa Baba es un agente de la transformación, quien, según Taisia Kitaiskaia, existe “afuera de las cosas que constriñen a la sociedad humana, como el tiempo y la moral”.

Quizá es tan atractiva para las mujeres de hoy, por su rechazo a las normas sociales y el poder que ello conlleva: es un caso atípico con un poder que no deriva de su belleza o de su relación con los demás, un poder que proviene de su interior, interno como la tierra, la cabaña y la estufa.

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