Jorge Meléndez Preciado
La cita de los que marcharon el 5 de septiembre contra el porrismo y para evitar que las autoridades continúen siendo omisas a ese y otros problemas, fue multitudinaria. El viernes 7 el auditorio de la Facultad de Economía fue insuficiente para todos quienes llegaron, por lo que se fueron a uno más amplio y varios no pudieron entrar. Lo que muestra, claramente, que hay una efervescencia como nunca antes por reformar en serio la educación superior.
Asistieron muchachos de escuelas privadas. Y además, organizaciones como la CNTE, familiares de alumnos asesinados en la UNAM, sindicalistas de San Quintín, participantes del movimiento del 68, luchadores de Atenco y otros contingentes más. De varios países hubo apoyo y solidaridad: tres muchachas del Sindicato de Estudiantes del Estado Español y una asamblea de universitarios.
Así pues, el movimiento crece y puede ser un éxito, aunque también desviarse de sus objetivos y convertirse en un grupo que intente abarcar mucho y a fin de cuentas resuelva poco o nada. Los actuales dirigentes, entre ellos los del CCH Azcapotzalco y de la FCPS deberían fijar claramente sus metas. Algunos de los profesores de dicha Facultad, encabezados por Leonardo Figueiras, llamaron a erradicar a los porros, exigir atención clara y firme de las autoridades y hasta recuperar el auditorio Justo Sierra- Che Guevara tomado desde hace 18 años por grupos minoritarios y agresivos.
Que las autoridades de varias administraciones universitarias han sido permisivas con los porristas, coinciden en ello: Jesús Ramírez Cuevas (en un texto publicado en La Jornada hace 18 años, y hoy actual coordinador de comunicación de López Obrador), Julio Hernández López, Enrique Galván Ochoa (ambos en La Jornada del 7 de septiembre) e Imanol Ordorica (funcionario de la UNAM).
Estamos ante una gran ola que puede traer cambios serios y de fondo en las universidades.
@jamelendez44