jueves, marzo 28, 2024

Astaná, capital de Kazajistán, se llamará como el ex presidente

Luis Alberto García / Moscú

*Nursultán será el nuevo y extraño nombre a la capital kazaja.

*Éste, por supuesto, se impuso por unanimidad y “democráticamente”

*Corresponde a los beneficios que dio al país el ex mandatario Nazarbáyev.

*De un plumazo y sin trámites, la ciudad pasará a denominarse así en su honor.

*El caudillo político dimitió después de ostentar el poder durante tres décadas.

*También en otras ciudades hicieron lo mismo con grandes avenidas.

Como personaje relevante en el robustecimiento de las relaciones con la antigua Unión Soviética y hoy con la Federación Rusa, la imagen del caudillo político y ahora ex presidente Nursultán Nazarbáyev ocupa un lugar de honor en todos los espacios públicos de Kazajistán, el país que gobernó de manera unipersonal durante tres décadas, como lo comprueba el enorme retrato a la entrada del Museo Nacional.

Una huella dorada adorna el monumento del Árbol de la vida como si de una deidad se tratase -, muchos ciudadanos la tocan al pasar, se dice que da suerte-, con su nombre dado a numerosas escuelas, el principal aeropuerto y a varias a plazas que también lo llevan.

El 20 de marzo de 2019, un día después de que presentase su renuncia como presidente, Astaná, la capital de la mayor de las repúblicas de Asia Central, se rebautizó en su honor, y de esa fecha en adelante se llama Nursultán.

El trámite solo llevó unas horas, sin mayor trámite y de un plumazo: “Nuestra capital debe llevar el nombre de nuestro presidente y llamarse Nursultán. Seguirá siendo de por vida el único padre del pueblo por todos los beneficios que dio al país”, determinó Kassym-Jomart Tokáyev, antes de jurar el cargo como presidente interino de Kazajistán.

“Debemos inmortalizar su gran nombre”, recalcó Tokáyev, ex presidente de la Cámara Alta, quien fue el encargado de enviar la propuesta al Parlamento kazajo.

Todos, los 43 senadores y los 102 diputados, votaron a favor de la modificación, que deja impreso en los mapas –y en los libros de Geografía– algo que ya es una realidad en una ciudad y un país donde reina un enorme culto a la personalidad de quien ha sido el único presidente que ha tenido Kazajistán desde la desaparición de la Unión Soviética.

El gesto no quedó ahí, pues el presidente interino también sugirió instalar un monumento para representarle en la capital y nombrar las avenidas o las calles centrales de todas las ciudades como Nursultán Nazarbáyev.

Su propuesta, en un país de 18,7 millones de habitantes donde apenas hay oposición y la disidencia se ha reprimido con mano de hierro, generó una oleada de caricaturas en las redes sociales, donde también se ironizó con el devenir de Moscú o Minsk ante una supuesta partida de Vladímir Putin o Alexander Lukashenko.

En una competencia de rapidez para honrar al “abuelo de la nación”, la población meridional de-Nur Shymkent rebautizó doblemente su principal arteria como Avenida Nursultán-Astaná.

El cambio de nombre de la capital tiene un gran sentido para muchos kazajos, que ese día en la prensa y los canales locales se congratulaban de la modificación: Astaná fue designada capital por Nazarbáyev en 1997, en vez de Alma Ata, hasta ese momento era solo un remoto puesto de avanzada de la Unión Soviétiva.

Era on terreno conocido básicamente por albergar una de las prisiones o Gulags de Iósif Stalin; y de las peores, debido a su gélido clima, de ahí que también se llamase Akmola, tumba blanca; pero Nazarbáyev la rebautizó en 1998 como Astaná, que significa literalmente “la capital”, nombre que le ha durado poco.

La extrema ciudad, considerada la segunda capital más fría del mundo –con menos 40 grados en invierno– después de Ulán Bator, Mongolia,, es la creación del expresidente kazajo elegido cinco veces –gracias a maniobras legislativas para perpetuarse– con el 97% de los votos.

Nazarbáyev pensó que Kazajistán, rico en recursos minerales y petróleo, necesitaba una capital merecedora, y la medida de su sueño reclutó a arquitectos famosos, como el británico Norman Foster, quien también diseñó y proyectó el cancelado aeropuerto internacional de la ciudad de México.

Así, la capital kazaja -con 800.000 habitantes- se ha convertido en una aglomeración de acero, vidrio y oro que brota de manera quimérica en plena estepa de Asia Central, un lugar de naturaleza hostil que hoy es una de las ciudades más extravagantes del mundo, con sus rascacielos futuristas y su oferta de ocio bajo techo.

Es un importante centro de negocios y se la conoce como la “Dubai del Norte”, y reta a la capital de uno de los siete Emiratos Árabes en la excentricidad de sus construcciones; pero si la desértica Dubai tiene una pista de esquí cubierta, la capital kazaja cuenta con una playa artificial, con su arena natural y todo lo demás, en el piso superior de uno de sus enormes centros comerciales.

Nazarbáyev da un paso atrás, pero no se va, pues con su renuncia ha efectuado una maniobra que le dota de un poder inmenso con mucho menos riesgo para él y para su familia a la que deja bien colocada y pertrechada de una fortuna no calculada.

Además de permanecer en la presidencia del partido gobernante, el Nur Otan, ahora ha pasado a ser de manera vitalicia “líder de la nación”, a encabezar el influyente Consejo de Seguridad y a ser miembro del Consejo Constitucional.

Su hija mayor, Dariga Nazarbáyeva, ha ocupado el cargo de presidenta del Senado, el puesto de mayor relevancia tras la presidencia, pues la familia no ha estado acostumbrada a ver desde abajo, sino desde las alturas de la política, el poder y la megalomanía.

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