Por José Antonio Chávez
La principal tarea que realizará la Presidencial, Xóchitl Gálvez en su campaña por la Presidencia de la República, es llamar a ganar el Congreso de la Unión para evitar que México siga siendo rehén d un solo hombre o partido.
La candidata de la oposición tiene más que claro que en el 2018, cuando llegó el Presidente López Obrador, en la Cámara de Diputados contaban, Morena y sus aliados con la mayoría calificada (dos tercios de los 500) que le permitía aprobar lo que le diera su gana.
Por ejemplo, las reformas Eléctrica, la Guardia Nacional y la Electoral que le frenaron los opositores al Presidente que quería impulsar a como diera lugar. Hoy las va repetir, y le adelanto que tampoco prosperarán.
El propio coordinador de los diputados del PRI, en San Lázaro, Rubén Moreira le restregó al Presidente que esas reformas sabe perfectamente que no pasaran, pero lo hace como una estrategia totalmente mediática.
Lamentablemente para Morena y López Obrador, en el Senado, que hoy preside la morenista, Ana Lilia Rivera, no contaban con la misma suerte y por ello se frenaron las reformas de corte constitucional.
Naturalmente qué, si Morena hubiera logrado, tanto en Cámara de Diputados como el Senado de la República tener la mayoría calificada con los dos tercios, sin duda les hubiera dado para reformar la Constitución y armar la reelección Presidencial que tanto ambicionaba el actual Presidente.
De hecho, esa fue la tirada de Morena, aprovechar la caída del PRI y del PAN para ganar terreno en el Congreso con esa mayoría calificada, pues son las cifras que se necesitan para aprobar cualquier reforma sin los votos de la oposición.
En San Lázaro lo lograron, ahí operó esa legislatura del 2018 al 2012 su actual líder del partido, Mario Delgado.
Pero en el Senado les faltaron votos, por ello las tareas se le dificultaron a Ricardo Monreal que lideró la bancada de Morena.
Con esos resultados, el Presidente optó por echar atrás sus aspiraciones de reelección, pues simplemente sabía que no lo lograría de convencer a los priistas o panistas para que le cedieran esos votos que le faltaban para completar los dos tercios, en caso que se mandará esa reforma.
La derrota del PRI en 2018 fue por los yerros del saliente Presidente Peña Nieto que dejó en manos de sus colaboradores más cercanos, Luis Videgaray y Aurelio Nuño, manejaran la política y los amarres con los partidos opositores.
Manejaron el PRI a su antojo e impusieron las candidaturas lo que provocó una ruptura al interior. Miles de priistas bajaron la guardia y no operaron para el partido.
En 2021, con la llegada de Alejandro Moreno, “Alito”, como líder del PRI, tejió las alianzas con el PAN de Marko Cortés y el PRD de Jesús Zambrano.
Esas alianzas le permitieron ser más competitivos y levantarse de la derrota que les propino AMLO en 2018 con más de 30 millones de votos. El desgaste de López Obrador en tres años y del mal gobierno de Claudia Sheinbaum en la CDMX, ayudó para que los opositores remontaran las votaciones intermedias y recuperaran 50 diputados federales para quitarle la mayoría calificada a los morenos.
También ayudó para qué, en la Ciudad de México, el PI, PAN y PRD le arrebataran 9 de las 16 alcaldías a Sheinbaum y muy cerca de otras tres con números muy parejos.
Hoy los gritos de Xóchitl y la estrategia d ellos lideres opositores es ganar terreno para arrebatarles la Cámara de Diputados que hoy preside la priista, Marcela Guerra y el Senado de la República.
La pelea también será por las nueve gubernaturas y los opositores hoy por hoy les favorecen en 6 de ellas, anote a Yucatán, Morelos, Jalisco (de MC), Guanajuato, Veracruz y la Ciudad de México. Para Morena, anote Tabasco, Chiapas y Puebla. Los números, hoy no están tan disparejos como en el 2018.