CIUDAD DE MÉXICO.- En medio de intercambio de expresiones procaces y ofensivas entre integrantes de la Cámara de Diputados –mujeres y hombres—de los diferentes partidos políticos, fue aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2022 “sin quitarle una coma”, para satisfacción del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Al día siguiente (martes 16) se reunieron en Palacio Nacional para celebrar el acontecimiento, con la asistencia de legisladores de Morena, PT y Verde ‘Ecologista’, aliados del gobierno. Por tal motivo, el Jefe del Ejecutivo expresó que “ya podrá dormir tranquilo”.
El presupuesto aprobado para 2022, es austero. Asciende a 7 billones 88 mil millones de pesos. Contempla aumentos a los rubros prioritarios del Presidente López Obrador, como fuertes inversiones para “Dos Bocas”, Tren Maya y aeropuerto de Santa Lucía, así como apoyo decidido a programas sociales: “Sembrando Vida”, Adultos Mayores y “Jóvenes Construyendo el Futuro”.
Y recortes a actividades no prioritarias, como puede ser una disminución de 20 por ciento al Instituto Nacional Electoral, INE, lo que pone en riesgo la “consulta” de Revocación de Mandato del Presidente, consciente de que se haga o no, él seguirá en la Presidencia de México hasta 2024. Sin embargo, el presidente no tiene la mínima intención de apoyar la producción de alimentos del campo.
Este año, si no hubiera sido porque el periodo de lluvias estuvo por arriba de los promedios anuales desde hace más de diez años, habríamos tenido una catástrofe en la agricultura. Si así, se importan alimentos por el orden de 45 por ciento –por arriba de lo que recomienda la FAO, de comprar al extranjero sólo el 25 por ciento de las necesidades nacionales—porque el agro no produce lo suficiente para cancelar esa deficiencia en la nutrición de los mexicanos.
Apenas descendió del avión que lo regresó de Nueva York, donde presidió la sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, López Obrador inició trámites para viajar a Washington, con el propósito de participar en la “Cumbre de Líderes de América del Norte”, junto con el Presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, y el Primer Ministro de Canadá, Dustin Trudeau.
Los mexicanos de este lado de la frontera y los que migraron y viven y trabajan del otro lado del Bravo, esperamos “con los dedos cruzados” que López Obrador no se confunda de auditorio y crea que se trata de una conferencia “mañanera”, donde habla, dice y vocifera con el que se le pone enfrente.
Es obvio que los temas de la agenda que han preparado los equipos asesores de los tres gobiernos de América del Norte, son amplios y complicados. Sin duda, lo que reviste importancia capital, es el Tratado de Libre Comercio, ahora denominado “T-MEC” y es casi seguro que intercambien impresiones sobre la Integración Energética, sin dejar de lado lo relacionado con la migración mexicana hacia los países del norte, principalmente a EU y relativamente poco con Canadá.
Otros de los temas que no pueden pasar desapercibidos, están relacionados con los migrantes de los países del Caribe, centroamericanos y de naciones de América del Sur que, en los últimos años, muestran un extraordinario incremento, debido al vuelco autoritario de gobiernos populistas que se da en países como Cuba, Nicaragua, Perú y Venezuela, entre otros.
Consideramos que, lo que no se debe perder de vista en estas deliberaciones entre los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos, es la defensa de los intereses mexicanos –aunque parezca necio de nuestra parte—pero es necesario afirmar que las relaciones comerciales, de inversiones –ahora sí, de países ricos como EU y Canadá—hacia el nuestro, no en calidad de pedigüeños, como ocurrió en Nueva York “para favorecer a los pobres del mundo” en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, sino para reactivar una economía mexicana azotada por la pandemia.
Para cualquier país sería una catástrofe que alrededor de la mitad de su población sufriera por desnutrición, y que hiciera poco para combatirla, menos para México. Instituciones como Coneval (Consejo Nacional para la Evaluación de los Programas Sociales del Gobierno) y el INEGI, han dado fe de que unos 55 millones de mexicanos van a la cama diariamente, con el estómago vacío.
Sobre el mismo problema, la Organización de las Naciones Unidas sabe que, en el mundo, ocurre esta misma situación con más de 800 millones de personas, y no sólo eso, sino que este problema es progresivo.
AM.MX/fm