Francisco Gómez Maza
- ¿Venimos a odiarnos por la pasión política?
- No vamos a elegir patrones sino empleados
Esta hermosa reflexión la hallé, y digo la hallé porque no la estaba buscando, y me vino como anillo al dedo en estos momentos de odio, de confrontación, de miedo, de pavor, debido a que la sociedad está partida en muchos retazos, como un rompecabezas que no cuadra, aparentemente irreconciliables, trozos que son producto de la fragmentación de amores, de amistades, de familiaridades, ante el parteaguas del cambio de estafeta, en lo que debería ser la estructura de servicio al pueblo y en realidad es la cúspide de quienes se adueñan de todo, del poder político administrativo, del Erario, de la economía, de la cultura, de la vida de los ciudadanos, como producto de algo que llaman democracia, una palabra inexistente, fantasiosa, que sólo sirve a los adultos que tienen derecho a votar para elegir a los que los van a explotar, robar, manipular, hacer añicos, humillar, despreciar, herir, durante otro periodo de seis años. Y no les van a rendir cuentas, porque nadie los obliga a hacerlo.
La reflexión es la siguiente. “Y de pronto, la vida te detiene, te “sienta” porque quiere hablar contigo y no le has hecho caso. Y te habla, te platica. Te recuerda cosas que tal vez habías olvidado. Y te abraza. Y en ese abrazo te recuerda que tan sólo has venido a vivir. No a luchar. No a salvar. No a pagar ninguna deuda. Sólo a vivir.” Interesante, ¿no? Se la debo a una internauta que firma con los nombres de “Psic Alicia D de P” y @DoctoraDescanso, que quizá muchos, sobre todo mujeres, deben de conocer pues es un personaje público que tiene un programa radial, en no sé qué estación.
Pues muy cierto. Estamos gastando la vida en infiernitos. Y eso ocurre cada seis años y entre una y otra nos olvidamos hasta de nosotros mismos y volvemos a ser los agachados de siempre, que decimos sí a todo lo que ordena el gobierno, como ha ocurrido con el gobierno de Peña, que ha hecho todo lo que se le antoja con el país, en su propio beneficio, de él, no del país, y menos de los mexicanos, y los mexicanos ni sudan ni se acongojan. Sólo se quejan. Y nos acusan a los periodistas de falta de objetividad. Ni siquiera nos damos cuenta de que vivimos y que venimos a este mundo a vivir. Pero nosotros vamos como animalitos por la vida, sin darnos cuenta de nada, simplemente peleando con nosotros mismos, y mentándole la madre al de al lado o al de enfrente porque nos miro feo.
Lo lamentable es que así será esta historia toda la vida que nos queda hasta que, como país, no toquemos fondo; hasta que no nos sepulte el Popocatépetl, o el Volcán de Colima, o el Tacaná, como está sepultando a mis paisanos de Guatemala el Volcán de Fuego. Lo bueno es que se dieron cuenta a tiempo y empezaron a meter en la cárcel a los ladrones elegidos como gobernantes. Nosotros llevamos muchos años, desde Guadalupe Victoria, eligiendo a los ladrones para que nos gobiernen, no para que nos sirvan, sino para que nosotros les sirvamos a ellos, contradiciendo al gran cura y generalísimo José María Morelos y Pavón.
Los ciudadanos que elegimos para presidente, para diputados, para senadores, para gobernadores, para alcaldes no son nuestros gobernantes. Son nuestros empleados. Y eso nunca lo hemos entendido. Agachamos la cabeza ante el presidente cuando es él quien debe hacernos reverencia. Olvidamos que venimos a vivir. No a pagar ninguna deuda…
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