Francisco Gómez Maza
Sin rumbo ni destino, va
¿Capitalismo, socialismo?
¿Flor de un día? ¿… Flor al viento?, como dice de Chiapas el poeta Cansino? ¿Alegrón de burro, como dice el vulgo?
Flor de un sexenio, flor deshecha por el viento… En esto puede convertirse el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), si sus miembros, si sus dirigentes, si su fundador, no toman conciencia de clase. Si no deciden cambiar en serio. Tirar al cesto de la basura su priismo, su panismo, su perredismo, sus inclinaciones obscenas hacia la transa.
Hoy por hoy, ese partido, que entusiasmó, que embelesó, a millones de personas, en el proceso electoral de 2018, no tiene rumbo ni destino. Y es hazmerreír de por lo menos los filósofos de la aventura, los críticos de pie de banco, los payasos de la mediocridad televisiva, los “media cuchara” de la política. Esos que se dicen revolucionarios, intelectuales de izquierda, guerrilleros de pólvora mojada, y que no pasan de ser como el rábano… Piel roja y corazón de malvavisco.
Los dirigentes de Morena llegaron a… Dicen que, a cambiar al país, a acabar con la corrupción; ah… púchales, a… y la verdad es que únicamente cambiaron de piel como las culebras. Llegaron sin ideas claras de qué cambio quieren. ¿Capitalismo de Estado? ¿Socialdemocracia? ¿Nacionalismo Revolucionario? ¿Renovación Moral? ¿Revolución y Justicia Social? No. Nada.
Llegaron con el vetusto discurso priista de aquellos que, como López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría Álvarez, se mostraron como los profetas salvadores de la Patria. Y gracias a que salvaron la patria, salieron multimillonarios. No tienen filosofía de cambio verdadero, como el que proclama su caudillo. O filosofía, como la que me enseñaron en las aulas, esa de Marco Tulio Cicerón, que ya es más que suficiente para batallar por rehacer una enredada sociedad como la mexicana y ni siquiera imaginando cambiar radicalmente las relaciones de producción. Simplemente, en busca de un mínimo de justicia, que la injusticia es el delito; es la madre de todos los delitos.
Podría ofenderles lo que digo, pero, en verdad, no tienen principios, ni doctrina, ni delicadeza (cómo la Guardia Nacional reprimió, con saña, a los migrantes centroamericanos). No tienen una justa deontología. Son inmorales (ojalá fueran amorales), pues. No tienen cuadros congruentes con la realidad indecente de este país. No tienen líderes con conciencia de clase. Ni menos, líderes capaces de inventar un gobierno diferente a los gobiernos de la corrupción, la impunidad, la simulación y el cinismo. Su discurso es una caricatura del anti discurso.
Y los de Morena ya tienen encima nuevas oportunidades electorales de demostrarle a los mexicanos que su remedo de propuesta es infinitamente mejor que la de los panistas y priistas. Andrés Manuel tiene en los lomos una carga monumental. Rehacer su partido porque si no lo reconstruye, no tiene ningún futuro. Y si Morena no tiene futuro, que harán los genios de la ideología. Los profetas de la incomunicación. Qué harán los emisarios del pasado con este país. Entonces sí. México se derretirá en las manos de nadie. Le habrá pasado encima otra locomotora cargada de infortunios. Mas riquezas para los ricos. Más pobreza para los pobres. Y más pobres y miserables.